La Ley Compadre querido. Para favorecer a los compadritos con cargos públicos. En el primer peldaño de la escalera del poder. O en el penúltimo y con bajo perfil para, entre otros hechos y cositas, pasar inadvertidos.
Como cuando Lázaro Cárdenas del Río gobernador de Michoacán encumbró a parte de la familia en carguitos por ahí.

PASAMANOS: La Ley Dedazo. La famosa Ley Dedazo. Aquella otorgando facultades metaconstitucionales a los jefes políticos encumbrados para imponer a familiares en el poder público. La esposa. Los hijos. Los tíos. Los primos. Los amiguitos. Los vecinos. Los socios. Los aliados. Los cómplices.
Vaya, hasta otorgar curules locales a los hijos de los secretarios de Estado.
Y barbies.
La Ley Suerte. Regida por un axioma bíblico. “Golpe que no mata, fortalece”.
Más cuando el político queda en medio de una intriga, un complot de los adversarios y hasta de los opositores del mismo partido político.

CORREDORES: La Ley Calumnia. Probado y comprobado está la siguiente realidad. La repetían los priistas en el siglo pasado. “Tú calumnia que algo queda”.
Y aun cuando después bien pudieran aclararse los hechos y las cosas y ubicar a cada quien en su lugar, el nombre, el crédito, el prestigio, la buena imagen del político calumniado queda manchada.
Claro, claro, claro, lo escribió el poeta Salvador Díaz Mirón: “Hay plumajes que cruzan el pantano y se no manchan”.

BALCONES: La Ley Carroñera. Se inspira y sustenta en la nueva filosofía política. Los opositores, los adversarios, los enemigos y los críticos y los anexos y conexos “son unos carroñeros y unos miserables”.
Todo, porque suelen diseccionar la vida pública de los personajes políticos.
Y como a la mayoría de las tribus políticas irrita y encorajina la disidencia, entonces, “amor con amor y se paga” y en vez de poner la mejilla izquierda reviran con los guantes puestos en el ring público.
Tú me calumnias y yo también. Tú me difamas y yo de igual modo. Tú me respetas y desde aquí igual, igualito.
La Ley Carroñera inspirada, además, por el principio universal. “El que se lleva… se aguanta”.

PASILLOS: Por lo pronto, vigente dos leyes. El Código de Ética y el Código de Conducta de la Fiscalía General.
Por ejemplo, prohibiendo a los burócratas relaciones amatorias (desde novios hasta amantes) entre sí.
Más, cuando todos ellos pasan juntos más de ocho horas diarias. Chambeando. Conviviendo. Mirándose. Platicando. Y agitando el corazón y el deseo. Y la atracción. Atracción fatal.
Y si por ahí el par de códigos son desobedecidos, entonces, serán despedidos.
Las leyes… para acatarse. (lv)