Más jarochos deportados
**Desempleo en Veracruz
**Felicidad de una chamba
UNO. Lanzados de E.U.
67 (sesenta y siete) migrantes, paisanos de Veracruz, están de regreso de Estados Unidos. Ni modo, los deportaron. Eran ilegales. Y en la nación con la feroz cacería de indocumentados.
Todos, originarios de la montaña negra de Zongolica, Mariano Escobedo, La Perla y Zongolica.
La Federación de Migrantes Veracruzanos en EU (Gerardo Gallardo) los integra a los 3,500, aprox., migrantes antes lanzados del llamado “sueño americano”.
De aquí, partieron a EU en momento crucial. Desempleados. Subempleados. Con salarios pichurrientos.
Y el peor infierno: el gobierno del Estado en manifiesta incapacidad para animar y reanimar la creación de empleos en las regiones indígenas, campesinas, obreras, suburbanas y urbanas y arraigar a cada uno de los desempleados y subempleados en sus pueblos.
DOS. “El infierno tan temido”
Sin necesidad de una bolita de cristal, más paisanos serán repatriados.
Se ignora, y como han cacareado, si el Estado los habrá ya (¡vaya milagro!) reubicado en un trabajo.
Y de ser así, con salario digno, cubierto con justicia laboral y con las prestaciones económicas, sociales y médicas establecidas en la Ley Federal del Trabajo.
De aquí, el infierno, partieron a la búsqueda de la gloria y el paraíso. Un ratito conocieron vientos favorables. Ahora, lanzados.
Y de nuevo, al “infierno tan temido”.
TRES. Empleos dignos
Por encima del palabrerío oficial, la historia de siempre.
Un hombre, una mujer, una familia, únicamente son y serán dichosos y felices cuando el jefe del hogar acceda a un empleo digno, suficiente para garantizar la despensa, el itacate y la torta en casa.
Y suficiente para los uniformes y los útiles escolares de los niños.
Y para estar pendiente del destino personal de los abuelos.
Y cuando, además (un milagro utópico) se pueda vivir en Veracruz sin sobresaltos.
Sin secuestros. Sin desapariciones. Sin extorsiones. Sin feminicidios. Sin asesinatos. Sin fosas clandestinas.
CUATRO. Venta de esperanzas
La utopía, pues. El espejismo.
La famosa parábola del conejo soñando con la zanahoria.
El ser humano soñando con mundos imposibles.
Bastaría recordar el rincón más arrinconado del infierno con los sueldos de entre cinco y seis mil pesos mensuales a la mayoría de los trabajadores.
Y cada día, la señora de la casa exprimiendo los centavos para tener en la mesa del comedor la sopita caliente y los frijolitos calientes y quizá un cafecito negro de olla bien calientito.
La sentencia bíblica es endiablada. Pobre naces. Pobre vives. Pobre mueres.
CINCO. Privilegios inaccesibles
El más grande de los privilegios en Veracruz consiste en tener un trabajo donde cada persona se sienta y esté a gusto.
A gusto porque realiza la actividad deseada y soñada.
Y por ganar un salario a tono con la necesidad económica y social.
Y porque se puede crear antigüedad por una chamba estable.
Y con posibilidad de un ascenso para un salario superior.
Y ni se diga por el mejor ambiente laboral para mejorar la productividad.
Por desventura, un número insospechado, pero mucho se teme significativo, de trabajadores frustrados. (lv)

