En MORENA no hay pillos
ni ladrones ni corruptos ni corruptazos
1 (Y por decreto obradorista)
Por decreto del presidente Andrés Manuel López Obrador, con MORENA en el poder, los pillos, ladrones, corruptos y corruptazos (como llamaba a los antecesores), los malandros arañando el presupuesto volaron al cielo como Remedios, la bella, en la novelística de Gabriel García Márquez.
Más cuando él mismo se declaró honesto.
Y más cuando asegurara: “Si el presidente es honrado… todos los demás lo imitarán”.
Nunca, por ejemplo, el mecenas priista de AMLO, Ignacio Ovalle Fernández, el primero en conferirle cargos públicos, director general del Sistema Alimentario, fue declarado culpable con todo y la estafa maestra de quince millones de pesos en su dependencia.
Es más, López Obrador lo beatificó en el altar de la patria denunciando a una runfla de priistas a quienes diera la oportunidad y “ordeñaron la vaca” a sus espaldas.
Tampoco jamás ha sido condenado Adán Augusto López Hernández, exsecretario de Gobernación, quien nombró secretario de Seguridad Pública a “El Comandante H”, creador de un grupo delictivo, cuando fue ungido gobernador de Tabasco por AMLO.
Ni menos, mucho menos, ha sido satanizado ni condenado Cuitláhuac García Jiménez, el góber precioso de la salsa en Veracruz, cuando en el último ramalazo la Auditoría Superior de la Federación y el ORFIS (Órgano de Fiscalización Superior) detectaron irregularidades por más de dos mil millones de pesos en la secretaría de Salud y en su último año, 2024.
Vaya, insólito, pero hasta la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo “tiró espada en prenda” por Cuitláhuac enalteciendo sus méritos como un político honesto.
Incluso, pero la fraseología bíblica de AMLO también purificó a Juan Javier Gómez Cazarín, el delegado federal del Bienestar en Veracruz, cuando el jesuita y zapatista y jefe máximo del Congreso local, Esteban Bautista, le jalara las cobijas y descubriera trastupijes en su cuenta pública.
Entonces, bastó el manotazo de la gobernadora para bendecir a Gómez Cazarín.
Y de paso, poner un alto a Bautista quien olvidara, entre otras cositas, la Ley Nahle cabildeada por Gómez Cazarín como diputado local.
El mismo fenómeno de renovación moral y honestidad valiente se ha reproducido en otras entidades federativas con gobernadores con malas amistades y desvíos millonarios.
Es más, y por más y más exhibidas en el palenque público de Manuel Bartlett, el ex titular de la Comisión Federal de Electricidad, CFE, nunca fue “tocado ni con el pétalo de una rosa”.
Para terminar pronto, dos de los hijos mayores de AMLO de igual modo fueron idealizados en el altar guinda y marrón, pues, ya se sabe, “los hijos no se tocan”.
Prohibido, entonces, “sacar los trapitos al sol” de los Morenos en los poderes sexenales porque de antemano son, han sido y serán declarados tan puros como los ángeles y los querubines.
Sobre todo, luego de los más de setenta años de priismo cuando la república fuera encumbrada en el primer lugar mundial de la corrupción y la impunidad.
Y la impunidad, pues está claro aquellos tricolores eran enemigos, opositores y adversarios a muerte de las tribus políticas en turno en el palacio federal.
Por eso ahora somos gobernados por una generación de gigantes ferozmente honestos y honrados.
Y con la más grande humildad y en donde radica la grandeza humana.
Y sin luchas sanguinarias entre los egos y los súper egos.
La soberbia y la vanidad.
Democráticos en vez de autocráticos.
Incapaces de Dedazos para los familiares, los amigos, los socios, los aliados, los cómplices y los vecinos.
Incapaces, además, de crear empresas fantasmas ni tampoco de traficar influencias para lograr obra pública por asignación, es decir, por Dedazo puro.
Incapaces de inflar presupuestos.
Incapaces de poner el dinero del erario a sudar en el mundo bursátil mientras pasa el tiempo sin aplicar el presupuesto asignado para los servicios públicos.
Incapaces de mover relaciones y contactos para heredar el cargo público a los hijos, a la esposa, a un compadre leal y hasta a la barbie en turno y quien tan fiel es.
Todo, en conjunto, como parte de “la honestidad valiente”.
Ya se sabe y porfis, nadie lo olvide: “Si el presidente es honesto todos los demás lo imitan”.
¡Hosanna, hosanna!
¡Te queremos, Amlito, te queremos!
2 (“Una palabra tuya basta para sanar mi alma”)
Queda claro, entonces: Los pillos, los ladrones, los corruptos y los corruptazos… están en los otros partidos.
Los Morenos… “no son iguales” a los priistas, panistas, emecistas y anexos y conexos.
Y si un ciudadano pensara y sintiera “gato por liebre”, en el infierno se achicharrará.
Más ahora con tanto fervor religioso por la Santita Muerte y con procesiones en su nombre en Coatepec y en el Centro Histórico de la ciudad jarocha.
En su tiempo, Juan Maldonado Pereda, cuatro veces diputado federal, lo cavilaba del siguiente modo:
“Si digo que soy honesto… nadie me creerá.
Y si acepto que ‘metí las manos al cajón’ dirán que soy un ratero”.
Y de ser así, “que lo demuestren”.
Hoy, hoy, hoy, basta y sobra la palabra mágica de la jefa máxima para quedar purificado como el caso de Cuitláhuac García con la presidenta Claudia Sheinbaum. (lv)

