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Expediente 2025
Jueves 09 octubre, 2025

Pesadilla económica

1 (Aumento en productos básicos)

Peor, mucho peor que una pandemia, la dura y ruda pesadilla económica. En el trascendido, el aumento en los precios de los productos básicos de la despensa.
El incremento en los precios de las carnes de res, pollo, cerdo y mariscos.
El aumento en el precio de los huevos, vaya alimento indispensable para desayunar todas las mañanas.

Por eso, y entre otras señales económicas, los precios “por las nubes” en algunos restaurantes. Y hasta fondas en los mercados. Y, claro, en los puestos callejeros de fritangas.
Un lecherito, 95 pesos.
Un café americano, 74 pesos.
Una canillita, 69 pesos.
Una botella de agua, 105 pesos.
Una malteada de vainilla, 139 pesos.
Incluso, en unos restaurantes hasta cobrando en dólares, quizá, quizá, quizá, porque se creen y sienten de cinco estrellas.
VIP.
Nada pega más duro como el aumento en los precios.
Con todo y que el gobierno federal ha decidido incrementar los impuestos a los cigarros, el alcohol y la cerveza “asegún” como estrategia (inequívoca) para disminuir el consumo.
Además de la feroz campaña en contra de la comidita chatarra cuando desde antes de Cristo, las gordas y picadas, los tacos, las tortas y las tostadas, los chetos y las palomitas edulcoradas, han significado el alimento número uno, inevitable consumo, de la mayoría poblacional.
Más, mucho más, porque además de baratitos, llenadores para tranquilizar las plegarias de las tripas y lombrices.
A primera vista, el aumento en los productos básicos de la despensa puede considerarse normal pues cada año se repite en varias ocasiones.
Más cuando por ejemplo suele concitarse un raquítico y deficiente incremento salarial.
Pero sea la inefectividad de la Procuraduría de la Defensa del Consumidor, Profeco…
Sea la famosa ley de la oferta y la demanda…
Sea el abuso y exceso de los comerciantes…
Sea el aumento en la gasolina y que tantos estragos origina en el resto de la economía…
Sea la escasez de los productos…
Sean, incluso, los aranceles del presidente de Estados Unidos, Donald Trump…
El caso es que “madrazo dado… ni Dios lo quita”.
Y para una familia, un jefe del hogar, nada pega de forma canija en la vida económica como los aumentos.
Más todavía: Nada en la vida cotidiana es tan importante como garantizar una economía sana sin los abusos oficiales y extraoficiales en los precios.
Allá las tribus políticas disputando las parcelas del poder…
Allá los partidos políticos dirimiendo por la presidencia de la república, las gubernaturas, las alcaldías y las curules locales y federales…
Allá la rebatinga del poder por el manejo del presupuesto público y de por medio “ordeñando la vaca y metiendo las manos al cajón”…
Lo prioritario es vivir en un país sin los incrementos en los productos.
Caray, insólito, inverosímil, que un lecherito esté costando, por ahora, 95 (noventa y cinco) pesitos en los restaurantes cuando, y en contraparte, un lecherito en una fonda del mercado cuesta veinte, treinta pesos.

2 (Lo más importante para la gente)

Para el grueso de la población resulta mucho más importante que la lámpara de la calle y de la esquina estén alumbrando la noche.
Y que lo más pronto posible la autoridad tape el bache de la calle y que cada vez tiende a parecerse un cráter lunar.
Y que en los barrios disminuya, mejor dicho, pudieran (ajá) desaparecer los robos en los domicilios particulares y los comercios.
Y que el agua llegue a las casas limpia, limpiecita, sin residuos de lodo y tierra.
Y que los niños tengan profesores en la escuela primaria.
Y que en los hospitales públicos esté bien surtido el abasto de medicinas.
Y por supuesto, el control en los precios de los productos básicos.
Basta y sobra con tales satisfactores para que los ciudadanos de a pie y motorizados estén contentos y satisfechos con la autoridad. (lv)


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