de municipios.
Las primeras en ser descubiertas (cuarenta en total, por ahora) en Coatzacoalcos. Gobierno morenaco.
Las segundas, en Minatitlán. Gobierno morenaco.
Las terceras, en Poza Rica. Gobierno morenaco.
Las cuartas, en Tuxpan. Gobierno morenaco.

DOS. Narco/cámaras guinda y marrón

Las quintas, en Córdoba. Gobierno morenaco.
Las sextas, en Omealca. Gobierno morenaco. Una mujer al frente.
Las séptimas, en Veracruz. Gobierno panista.
Las octavas, en Boca del Río. Gobierno panista.
Las novenas, en Ozuluama. Gobierno morenaco.
De nueve municipios por lo pronto con focos rojos con las narco/cámaras, siete con alcaldes guinda y marrón. Y dos, con presidentes municipales azules.
La secretaría de la Defensa Nacional lleva el operativo y que también ha operado en Sonora y San Luis Potosí. Y con el mismo hallazgo espeluznante.
¡Hosanna, hosanna!
Ok. Pero atrás de cada municipio con narco/cámaras existen, primero, autores físicos.
Segundo, autores intelectuales.
Tercero, autores responsables como, por ejemplo, los presidentes municipales.
Cuarto, más autores corresponsables, como los policías municipales y estatales.
Quinto, más autores políticos como los secretarios de Seguridad Pública y General de Gobierno.
Sexto, la Policía Ministerial de la Fiscalía General.
Por tanto, cada parte tiene una parte de culpa.
Digamos, grave, gravísimo pecado de omisión.
El famoso principio francés de “dejar y dejar pasar”.

TRES. “¡Qué raro!”: Nahle

La gobernadora ya lo dijo (y también el sumo pontífice, Francisco Primero, y el jaranero de la iguana verde): “Raro que se permitieran las videovigilancias ilegales”.
Raro, cierto. Muy raro. Extraño.
Pero al mismo tiempo, indicativo y significativo: Atrás de cada narco/cámara instalada “una mano meció la cuna”.
Se ignora, por ejemplo, si en el montón de municipios donde la Sedena ha descubierto las narco/cámaras está el mismo cartel de la droga.
Y/o en todo caso, y dado que en Veracruz operan varios cárteles, varios cárteles las instalaron.
Digamos, cada uno cuidando y procurando su parcela de poder.

CUATRO. Ciudadanos espiados

En un principio, el trascendido de que las narco/cámaras eran, fueron, son, para vigilar a las policías locales, estatales y federales.
Pero… “veinte y las malas” también para dar seguimiento a los políticos.
A los líderes partidistas. A los actores políticos de cada demarcación municipal.
A los Colectivos, integrados con padres y madres con hijos secuestrados y desaparecidos.
Incluso, a los taxistas. Y a la comunidad sexual.
Ninguna duda habría de que la narco/vigilancia extendida a los ciudadanos de a pie y motorizados.
Por ejemplo, a los empresarios chicos, medianos y grandes.

CINCO. Muchos cómplices

La jefa del Poder Ejecutivo estatal se manifestó.
Y los gobernados esperaríamos que pronto, pronto, pronto, incluso, antes de que el gallito bíblico cantara tres veces, bien pudieran determinar los siguientes pasos:
Uno. La presunta fecha en que fueron instalados para, entre otras cosas y hechos, saber el nombre del gobernador en turno.
Dos. Y saber el nombre del alcalde en turno en cada municipio.
Tres. Y saber el nombre del comandante policiaco en funciones.
Cuatro. Y del delegado de Tránsito en funciones.
Cinco. Y del secretario de Seguridad Pública en turno.
Y seis. Y del secretario General de Gobierno.

SEIS. La burra completa apersogada

Entonces, “más que con los pelos de la burra en la mano, la burra completa”, simplemente, aplicar la ley.
Investigar, interrogar, llevar a la barandilla a cada uno.
Y proceder de acuerdo con el Estado de Derecho.
Si la SEDENA continúa detectando más narco/cámaras sin que nada pase, entonces, le estarán “haciendo al monje loco”.
Pecado mortal será, sería, que “nadie barriera para atrás”.
De por medio hay varios delitos penales que procesar.
Con todo y que los (presuntos) culpable sean Morenacos. (lv)