Digamos, como cuando el 7 de enero de 1907, los obreros textiles de Río Blanco seguían con la huelga en contra de una empresa propiedad de un norteamericano amigo de Porfirio Díaz Mori.
Entonces, el dictador envió al Ejército y mató a los 300 (trescientos) obreros textiles.
Luego, los soldados, cumpliendo órdenes, treparon los cadáveres a los vagones de carga del Ferrocarril Mexicano y fueron trasladados al castillo de San Juan de Ulúa, los amarraron a piedras y tiraron al Golfo de México.