Estilo de gobernar
**“Golpes de pecho”
**Veracruz sangriento
ESCALERAS: La tarde del jueves 22 de agosto fue demoledora para la política de seguridad de la 4T. De hecho y derecho, el obradorismo jarocho, aquel de los derechos humanos, noqueado en el centro del cuadrilátero. El llamado Estado de Derecho en el centro del infierno.
En el libramiento a Omealca de la carretera federal Córdoba-La Tinaja aparecieron dos cadáveres.
Uno, asesinados. Dos, descuartizados. Tres, envueltos en una cobija en el interior de una camioneta. Y, cuatro, en estado de putrefacción.
PASAMANOS: Al día siguiente, la familia identificó a uno de ellos.
A, empresario. Y, B, político.
Dueño de una ferretería también había sido candidato del Movimiento Ciudadano de Dante Alfonso Delgado Rannauro a la presidencia municipal de Zongolica. Y candidato suplente a diputado federal por el distrito 18.
Se llamaba Joaquín Parral. 46 años de edad.
Iba acompañado de su cuñado, Uriel Sánchez, de 27 años.
Ambos, ejecutados y descuartizados.
Saña. Barbarie. Alevosía. Ventaja. Premeditación.
Todas las agravantes de la ley en contra de un empresario y un político.
El martes veinte de agosto desaparecieron. Viajaban a la ciudad de Córdoba. Comprarían materiales de construcción al mayoreo.
La unidad móvil donde se trasladaban fue abandonada. Apareció a un costado de la carretera federal.
Una víctima más del Veracruz ensangrentado que hemos vivido y padecido con la llamada Cuarta Transformación.
El Veracruz sangriento que ha dejado y seguirá heredando el góber de AMLO, el expresidente, y quien en varias ocasiones lo vitoreó alzándole la mano en “La mañanera” y citándolo como modelo y ejemplo de “la honestidad valiente y la purificación moral” en el Golfo de México.
Ta’gueno.
CORREDORES: La política del Edén de “abracitos y besitos para los malos porque también son seres humanos” en el rotundo fracaso.
La rara y extraña defensa obradorista de un cartel de la droga bajo sospecha.
Los carteles y cartelitos, adueñados de la vida diurna y nocturna en Veracruz y en los cuatro puntos cardinales.
Los vecinos integrados en comités de vigilancia para atrapar a ladrones y rateros de casas.
En Veracruz, como nunca, cadáveres flotando en los ríos y lagunas. Y colgados de puentes. Y cabezas decapitadas abandonadas en el centro de un antro y sobre las mesas.
Políticos asesinados. Líderes partidistas ejecutados. Ex ediles acribillados. Policías asesinados. Taxistas ejecutados. Mujeres secuestradas, desaparecidas y feminizadas.
Simplemente, Veracruz en el sexenio de la 4T.
El único, el único, el único logro del señor don Cuitláhuac G. J.
BALCONES: Caray, demasiada barbarie con el último político asesinado.
Los malosos, recrudecidos. Y el gobierno del Estado inculpando a los medios “de presentar situaciones inexistentes” y de tantos secuestros.
El camino más fácil para lavarse las manos manchadas de sangre.
Los pinches medios… culpables.
PASILLOS: Desde el mes de diciembre del año 2018 cuando Cuitláhuac tomara posesión, el primer aviso de lo que sería el sexenio.
Primero, cuando el góber anunciara que en dos años pacificaría Veracruz.
Y vamos en el sexto.
Y el segundo, cuando a mitad del mes decembrino, una mujer migrante, originaria de Guatemala, fue emboscada y asesinada en los límites de Isla y Rodríguez Clara.
Y nunca en seis años el crimen fue aclarado. Ni mucho menos, seguido por oficio hasta ubicar a los homicidas.
Así Cuitláhuac ha ejercido el poder. Siempre “dándose golpes de pecho” para mostrarse inocente. Y vendiendo esperanzas baratas y ramplonas.
Veracruz, un gigantesco tiradero de cadáveres. (lv)