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Escenarios
Martes 08 octubre, 2024

Hastío pueblerino

**Sin diversiones aldeanas
**En el río la vida sabrosa

UNO. Hastío y aburrimiento

Hay muchos pueblos donde los chicos se aburren. Cero escenarios para distraerse y convivir y fortalecer la amistad, el cariño, el afecto y la confianza.
Cero discos. Cero antros. Ceros cines. Cero canchas deportivas.

Ni siquiera, para el deporte llanero.
Cero bibliotecas.
Vaya, ni siquiera un congal por ahí aunque sea “de mala muerte” para los muchachos.
Entonces, cada grupo amical inventa y reinventa alternativas, pues ni modo de pasar los días, pero, sobre todo, los fines de semana, en el hastío total y absoluto.

DOS. Un río por asalto

Una alternativa, por ejemplo, es juntarse todos en grupitos y “en bolitas” para tomar por asalto el río del pueblo.
Y en el río, ser de todo “y sin medida”.
A la orilla del río, el deporte. Futbol. Voleibol.
En el río, competencias de natación.
Y, claro, los mejores trapecistas tirándose a nadar en alguna poza.
Luego, en la tarde fresca y tibia que camina, la feroz competencia sana y respetuosa para entrar a las carnitas.
Cada uno llevando su despensa.
Quizá, quizá, quizá, habrá quienes lleven sus chelas. Y hasta una que otra botellita de licor.
Luego, a tocar la guitarra y a cantar todos, aunque sea de manera desafinada pues lo importante es la convivencia fraternal.

TRES. La noche caminando…

En el romance pleno. Caray, y como dicen los chicos, hasta “un rapidín”, como amiguitos, casi casi reproduciendo la cultura hippie del siglo pasado en Estados Unidos con los duetos al vapor y con los tríos, si las circunstancias lo permiten.
Y si alguien se pasa de tueste con las copitas, entonces, los más cercanos a cuidarlo. Sea hombre o mujer. Más, en el tiempo inmaculado y sacrosanto de la liberación femenina.

CUATRO. Tragarse la vida de un bocado

A veces, jóvenes al fin, llenos de energía positiva y emoción social y de enjundia y ganas de tragarse la vida de un bocado, el festín a la mitad de la semana.
El jueves, por ejemplo, porque “gracias a Dios” el siguiente día será viernes.
Una chica lo confiesa del siguiente modo:
“Si me daban las tres, cuatro de la mañana, en el río, y andaba con unas copitas, me iba a dormir a la casa de una amiga.
Y hacia las seis de la mañana me levantaba, me daba un baño y me ponía la misma ropa y a la chamba”.

CINCO. Domingos siete…

Los chicos (mujeres y hombres) cuidándose en la relación íntima para evitar “domingos siete”.
En el bolsillo del pantalón y en la bolsa de mano unos globitos.
Y si un muchacho machista, por ejemplo, se opone al uso del preservativo, ni modo, la posibilidad queda cancelada.
“Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa” repite la chica como filosofía de vida, evocando a Demián Alcázar y Joaquín Cosío en la película “El infierno” para separar las horas como narcos y las horas como ciudadanos comunes y sencillos.

SEIS. Despensa etílica

Cierto, en muchos pueblos hay cantinas. Y con frecuencia, un montón. Y hasta con sabrosa botana para atraer clientela.
Pero los chicos estudian y dependen de los padres en materia económica.
Entonces, nada como una cooperacha para la despensa etílica pues así sale más barato.
Y para comprar las carnitas y los cebollines y las tortillitas.
El río en el pueblo suele matar el aburrimiento y el hastío en la cabecera municipal.
Muchos chicos han terminado como parejas y en el altar. (lv)


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