Pero encendidas las pasiones y la tentación cardiaca y dada la pandemia en que la mitad del mundo y la otra mitad casi se volvió ermitaña, las striperas solían desnudarse en el entarimado.
Y durante unos segundos así quedaban, mostrándose y exhibiéndose.
Luego, y antes de que, por ejemplo, un loquito frustrado avisara a la policía, las muchachas se retiraban en tanto las luces se apagaban dejando a la imaginación lo que deseara sentir y pensar y desear.

DOS. Streap-tease a domicilio

Más todavía: En aquel tiempo y daba la reducida clientela, los dueños de unos antros ofrecían strep-tease a los clientes tradicionales y conocidos a domicilio.
En una casa. Un departamento. Incluso, un motel y con alberca para el gozo y el deleite corporal.
Y, bueno, el COVID dejó las anteriores prácticas, hábitos y costumbres deliciosas que mucho tiempo después, las muchachas siguen quedando desnudas en el streap-tease en el antro y de igual modo, el servicio a domicilio.

TRES. ¡Ay, el Kamasutra!

De hecho y derecho, está probado y comprobado que se trata de una cultura sexual tan vieja como el Kamasutra.
Por ejemplo, las llamadas daifas VIP, las mujeres bonitas, guapas, finas, elegantes, casadas, divorciadas, viudas, que suelen cotizarse en cantidades millonarias a cambio de streap-tease y servicio a domicilio.
Incluso, hasta laborando en discretas casas de asignación con una Madame a cargo y en una casa, una mansión, un departamento de lujo, digamos como para pasar confundidas y sin despertar sospechas vecinales.
Más aún: mesalinas VIP que se alquilan por un fin de semana y/o entresemana y se van de damas de compañía de unos galanes, por lo general, riquillos en condiciones de pagar el alto costo.

CUATRO. Vidas insólitas

Inverosímil, pero cierto: De aquel tiempo, unas chicas de alquiler terminaron casadas con sus clientes.
Y dos, tres años después viven una relación extraordinaria.
Una escort, por ejemplo, hasta como maestra de un colegio se desempeña.
Y con su pareja planean el primer hijo.
Casi casi como cuando María Magdalena, con su pasado turbulento en un congal en las goteras de Jerusalem, fue elegida como la apóstol número trece de Jesús.
Y en aquel reino de hombres. Todos pescadores.

CINCO. Princesas nocturnas

El COVID generó, además, el éxodo de barbies de unos países a otros continentes, vistos como un paraíso terrenal.
En la frontera norte de México, por ejemplo, centros nocturnos donde unas mil reinis extranjeras prestan sus servicios.
Todas, unas princesitas de la noche, menores de 30 años de edad.
Y aplicadas en los streap-tease y los desnudos como en el filme cinematográfico “Nueve semanas y media” donde Kim Basinger ofrece al cinéfilo mundial el baile stripero y el desnudo más sabroso del mundo.
De hecho, una Venus de Milo… terrenal.

SEIS. Mucha plata de por medio

Pero contra lo que puede pensarse, muchas, muchísimas de aquellas chicas striperas en ningún momento son trabajadoras sexuales. Ni menos, mucho menos, callejeras.
Son chicas que prefieren ganarse la vida hasta con sus desnudos porque en una semana les puede ir bien, muy bien, y ganarse la plata de un par de meses en una oficina pública y privada.
Y en todos los casos, sin nunca incidir en la relación sexual.
Digamos, como aquel zar ruso, casado, y enamorado de la bellísima esposa (Natalia) del escritor ruso Alexander Pushkim, a la que propuso únicamente tocarse en las partes íntimas para evitar caer en pecado mortal con una infidelidad. (lv)