Y alardear de sus atributos deportivos en otros linderos geográficos.
Además, el góber asegurando que si TV Más carece de condiciones dignas para el trabajo la culpa es de su antecesor, Miguel Ángel Yunes Linares.
Y en respuesta, caray, los trabajadores de TV Más le reviraron que Cuitláhuac García tuvo seis años para invertir en el canal oficial.
Y nunca lo hizo.
A tono, claro, Cuitláhuac con los seis que está cumpliendo “lavándose las manos” y enalteciendo su integridad e inocencia pura porque los antecesores le heredaron un estercolero.
La señal, entonces, es categórica:
Uno. Todo indica, Víctor Cisneros y Enrique Ávila (los dos conflictuados entre sí) seguirán en el cargo público hasta el final del sexenio.
Ya la gobernadora electa decidirá su destino en el momento indicado.
Dos. Cisneros, ni tampoco Ávila, serán juzgado porque así lo ha decidido el góber.
Y allá los ángeles y querubines se emberrinchen.
Tres. Tampoco una auditoría al manejo del erario (más de cuatrocientos millones de pesos que han operado Cisneros y Ávila) será aplicada con “honestidad valiente y purificación moral”.
De antemano, están absueltos de cualquier acusación bajo sospecha.
En todo caso, el sistema político protegiéndose y blindándose a sí mismo.
Más, mucho más luego de que TV Más se arrodilló ante el hermano de Cuitláhuac Geje, el cineasta Tonatiuh Geje.
Cuatro. Y es que de renunciar a Víctor Cisneros significaría tirar más lodo a Éric Cisneros, el tío que lo impusiera en el cargo.
De igual modo como renunciar a Enrique Ávila significa cuestionar la decisión de Cuitláhuac y quien lo impusiera aun cuando otros aseguran que fue Eleazar Guerrero, el ex subsecretario de Finanzas y Planeación, y primo hermano del góber jaranero.
Así, la primera manifestación callejera en contra de un director de TV Más desde su fundación en el siglo pasado con el góber Rafael Hernández Ochoa ha hecho al titular en funciones “lo que el viento a Benito Juárez”.

II (“Dejando hacer y dejando pasar”)

Digamos, un Cuitláhuac Geje decente.
Por ejemplo: Si Víctor Cisneros y Enrique Avila dieron todo “y sin medida” al cineasta Tonatiuh manifestó en el palenque público que “donde manda capitán nunca gobiernan los marineros”.
Sin embargo, y ante la protesta colectiva de los trabajadores, el góber de la llamada Gran Cuarta Transformación “tiró su espada en prenda” como si les retribuyera el favor.
Pero al mismo tiempo, evidenciando la razón de peso y con peso de los burócratas de TV Más.
Digamos, como cuando el 7 de enero de 1907, Porfirio Díaz Mori envió a los soldados en contra de los trabajadores textiles de Río Blanco asesinando a trescientos, todos en huelga contra un compadrito extranjero del dictador.
Y el góber Teodoro A. Dehesa (diecinueve años en la silla embrujada del palacio) guardó silencio “dejando hacer y dejando pasar”.
Son los últimos coletazos del góber en funciones.
Hacia mediados del mes de diciembre del año 2018, cuando tomó posesión, en los límites de Isla y Rodríguez Clara fue emboscada y asesinada una migrante originaria de Guatemala.
Entonces, Éric Cisneros, “rápido y furioso” declaró a la prensa que los asesinos eran policías municipales de Isla.
Y el alcalde de Isla le reviró asegurando que los homicidas eran “los polleros”.
Y Cisneros Burgos prefirió guardar silencio y quedar callado porque, además, casi seis años después, nunca el crimen fue esclarecido ni menos, mucho menos, sospechosos detenidos.
Cuitláhuac Geje, terminando el sexenio como lo empezó.
En la impunidad.