Políticas en el ring
I (Cara a cara Namiko y Verónica)
La batalla política y social se centra en par de mujeres.
Políticas las dos.
Una mujer contra una mujer.
Una política contra otra política.
Bien se lo dijo la madre a su hijo Fidel Herrera Beltrán cuando salió de Nopaltepec en la aventura política: “No tengo herencia que darte, pero te daré un consejo:
Luis Velázquez
nunca pelees con una mujer porque es como pelear con doscientos hombres al mismo tiempo”.
Namiko Matzumoto contra Verónica Hernández.
De por medio, las treinta recomendaciones de Derechos Humanos a la Fiscalía General.
Un delito: Tortura física.
Otro delito: Tortura sexual.
Otro delito: Privación ilegal de la libertad.
Actores políticos y sociales bajo sospecha y evidencia:
Uno: Policías.
Dos: La Fuerza Civil.
Un caso, por ejemplo: Un hombre detenido en Coatzacoalcos.
Secuestrado.
Desaparecido
Golpeado.
Torturado.
Los polis le metieron agua a la boca por la fuerza.
Pero tapada la boca con un trapo.
Un trapo impidiendo la respiración.
La denuncia y la recomendación de Derechos Humanos a la Fiscalía documentada, al detalle, paso a paso, pian pianito.
Sin embargo, la Fiscalía General en el desdén y el menosprecio y el desprecio.
A tono con la frase memorable, citable y bíblica: “Aquí mando yo”.
La ex flor más bella del ejido… imponiendo su ley.
Punto.
En total, treinta recomendaciones de Derechos Humanos rechazadas por la Fiscal General.
¡Vaya justicia!
¡Vaya ejercicio cotidiano de los derechos humanos!
Como si una dependencia y otra fueran los peores enemigos de la vida.
El bien y el mal.
Yahvé y Luzbel.
Caín y Abel.
Jesucristo y los fenicios.
Plutarco Elías Calles y Álvaro Obregón ante Pancho Villa y Emiliano Zapata.
Benito Juárez García ante Porfirio Díaz Mori.
¡Ay, los derechos humanos!
¡Ay, la justicia!
¡Si Benito Juárez no hubiera muerto de una angina de pecho todavía estaría aquí, entre nosotros!
II (“Aquí mando yo”)
Mujer contra mujer.
Los únicos agraviados, los ciudadanos de a pie y motorizados.
El legítimo reclamo social de justicia concreto y específico, en la mesa de los sacrificios.
Inverosímil: Par de políticas mirando la realidad real con unos lentes, una lupa, diferente, encontradas.
A menos, claro, que ambas sean daltónicas y una mire la película en blanco y negro y la otra a color.
Como, por ejemplo, los hijos de la ideología efervescente.
Namiko, del salón de clases en la Universidad Veracruzana, a la administración pública.
Hernández, encaramada en la vida pública en el Ayuntamiento de Xalapa cuando Reynaldo Escobar Pérez era presidente municipal.
El padrino de Namiko, Javier Duarte.
El padrino de Verónica, Éric Patrocinio Cisneros Burgos.
El caso es que las palabras son mayores con treinta recomendaciones rechazadas por la Fiscalía General a la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
Quizá, bien pudiera sentirse, que para la Fiscalía General, las recomendaciones carecen de sustento y argumentos, pruebas, hechos, testimonios.
Pero, al mismo tiempo, caray, con el rigor informativo de Namiko en el aula universitaria sería inadmisible.
Más bien, Kramer contra Kramer.
“Aquí mando yo”.