Los días felices
**Horas luminosas
**El corazón inflamado
EMBARCADERO: De pronto, ¡zas!, cuando se ha caminado tanto tiempo sobre cruces, espinas, cardos y abrojos, suelen aparecer razones de peso y con peso para seguir empujando la carreta aunque la carrete esté destartalada... Pero de algo, y mucho, sirve... Entonces, por añadidura, llegan las alegrías, las risas y las sonrisas, la frescura del mundo, la luz imprevista, los asombros y hasta las ansiedades... Por ejemplo, cuando una persona generosa avisa que la persona fue contratada para un empleo
Luis Velázquez
ROMPEOLAS: Y cuando el jefe máximo anuncia un incremento salarial… Incluso, hasta un ascenso en la tarifa escalonaria… Es más, cuando hasta un cargo público o gerencial en la empresa, la fábrica, la industria, el comercio… Y, claro, claro, claro, cuando en la vida se camina en la soledad y la gran bendición superior es la llegada de un nuevo deseo, una nueva pasión, un nuevo amor… Mucha, muchísima alegría cuando un hijo termina, y bien, la carrera universitaria… Pero todavía más, cuando el hijo encuentra un empleo digno y pagado con justicia laboral… Y más, cuando el hijo inicia un negocito por ahí y le va bien… Muy bien…
ARRECIFES: Entonces, se “cae con entusiasmo en la felicidad”… Y los días, aunque sean huracanados y torrenciales, alumbran las horas del día y la noche… Simplemente, se tiene una razón más poderosa para vivir dichoso en cada nuevo amanecer y anochecer… Y ni se diga, cuando por ejemplo, se trata del regreso de un viejo amor al que nunca se ha olvidado… Y se le extraña y quiere y ama demasiado… Bastaría referir que la mayor parte de novelas, cuentos, poemas y canciones están inspirados en la relación de una pareja en las buenas y las malas… Juntos y separados… Un banquetazo la reconciliación, pues…
ESCOLLERAS: De todas las circunstancias, vivencias y experiencias de la vida quizá las relaciones con el corazón son las más intensas y volcánicas… La ruptura con una pareja bien puede convertirse en la tercera guerra mundial… La persona quedar devastada… En la lona… En el centro del cuadrilátero bien noqueada… Sin ganas de levantarse y seguir tirada ahí y sin espera una sola ayuda… Digamos, una especie de muerte en vida… Pero la vida es tan generosa que cuando menos se espera alguien toca a la puerta y el corazón se incendia e inflama… Y se descubren motivos superiores para seguir pateando el balón y remando la canoa…
PLAZOLETA: La escritora Simone De Beauvoir lo confiesa en el libro biográfico, “La fuerza de las cosas”… Los altibajos sufridos y padecidos con sus parejas, con todo y que tenía a Jean-Paul Sartre como la pareja estable… Y durante cincuenta años… Pero al mismo tiempo, los dos habituados a tríos y cuartetos… Tanto que los necesitaban para estar, ser, vivir y trascender… Y cuando Simone y otra pareja terminaban ella sentía zambullirse en el rincón más arrinconado del infierno… El desierto… El yermo… El páramo… Vivir como un robot… Por inercia… Sin el fuego para vivir con el acelerador metido hasta el fondo… Energía y vitalidad… Buen karma y mejor fario…
PALMERAS: Pero la vida es misteriosa y mágica… Y generosa… Y así como las alegrías y las risas se van, de igual modo, vuelven… Y con frecuencia, con razones más poderosas… Lo dice el adagio popular… “Una puerta se cierra y otra se abre”… Está bien, y como parte de la naturaleza humana, un ratito de soledad… Y en rara y extraña y fascinante conjunción, levantar la mirada y observar alrededor… Y con las neuronas y el corazón dispuestos a una aventura más…