Por ejemplo: En las semanas que caminan siete desaparecidos en el norte de Veracruz.
Dos mujeres y cinco hombres.
El epicentro en Papantla, Poza Rica y Tuxpan.
Desde hace (cuarenta y cinco) días desaparecida una activista.
En Zentla.
Mara Amparo Salinas.
38 (treinta y ocho) años de edad.
Días previos interpuso una denuncia en contra de la Nestlé y la empresa AMSA por contaminar el río Jamapa.
En Úrsulo Galván, el Colectivo Buscando a Nuestros Desaparecidos, documentando la existencia de mega fosas clandestinas en La Guapota.
Otra vez, el desdén oficial.
Por lo pronto, identificados 136 (ciento treinta y seis) restos óseos.
La ONG Data Cívica asestando golpe demoledor.
En Veracruz, ochenta y cinco municipios con fosas clandestinas.
Por eso, incluso, Veracruz campeón nacional en fosas.
Cerca de Rinconada, tirado el cadáver de una mujer.
Calcinado.
Sin identificar, por ahora.
Una más.
Y en un Veracruz feminicida.
Y de ñapa, caray, en los campus de la Universidad Veracruzana en Córdoba y Orizaba, diez denuncias por hostigamiento y acoso sexual y discriminación.
De acuerdo con la Vice/rectoría, los acusados ya fueron, incluso, suspendidos.
Pero el hecho ahí está.
Irreversible.
El sexo, zangoloteando a las instituciones.
La vida truculenta que se vive y padece.
El viento negro, sórdido y siniestro del Golfo de México.
Aquí, donde la autoridad estatal jurara y perjurara en el mes de diciembre del año 2018 cuando tomara posesión que en dos años pacificaría Veracruz.
Caray, Fernando Gutiérrez Barrios únicamente necesitó cuarenta días y cuarenta noches para acabar con los carteles de entonces conocidos como “La Sonora Matancera”.
El pendiente social número uno de Veracruz, la incertidumbre, la zozobra y la inseguridad.
El pendiente social dos, la impunidad.
Y el pendiente social número tres, el desempleo, el subempleo, los salarios pichurrientos y sin las prestaciones de ley y la migración de Veracruz a Estados Unidos, primer lugar nacional, por cierto, y que dice el INEGI.

II (Un gobierno en la balanza)

Un balance casi sexenal sería del siguiente modo:
Secretaría de Seguridad Pública. Veracruz ensangrentado.
Fiscalía General. La impunidad como reina de la belleza jarocha.
Secretaría de Desarrollo Económico. Veracruz, campeón nacional en migración a Estados Unidos y que dice el INEGI.
Secretaría de Desarrollo Económico. Veracruz, única entidad federativa incapaz de recuperar los miles de empleos perdidos en el COVID.
Secretaría de Salud. El menosprecio y desdén a niños con cáncer.
Y Veracruz, primer lugar nacional en embarazos de menores y en legrados.
Secretaría de Educación. Veracruz, quinto lugar nacional en rezado educativo.
Secretaría de Desarrollo Agropecuario. Tianguis de higos y mangos en Xalapa.
Secretaría de Desarrollo Social. Pavoneándose de que lograron sacar de la miseria y la pobreza a medio millón de paisanos que porque ya comen bien y los hijos estudian y habitan vivienda digna.
“Ta’gueno”.
ORFIS. Cientos de denuncias penales por ilícitos en el manejo de recursos oficiales interpuestas en la Fiscalía General, pero al mismo tiempo, archivadas, engavetadas, sin caminar.
Secretaría de Turismo. El sexenio con Pueblos Mágicos y fiestas pueblerinas y aldeanas.
Secretaría de Trabajo. Nepotismo, tráfico de influencias y carrera ascendente de Dorheny García.
Palacio Legislativo. Único logro, la Ley Nahle, la reforma a la Constitución Política de Veracruz con objetivo expreso.
Secretaría de Infraestructura y Obra Pública. Que pura obrita minúscula social.
Secretaría General de Gobierno. Debut, exhibida y despedida de un político arribista soñando con la grandeza política.
Secretaría de Protección Civil. Sabrá el chamán logros y resultados. Pero todo indica, las titulares olvidaron la enseñanza bíblica de que toda dependencia oficial por más modesta y sencilla sirve para convertirla en la más importante a partir de hechos concretos y específicos.
Y como escribió Watt Whitman, sin dejar que “el día termine sin haber crecido un poco” y que nunca fue el caso… por más desastres naturales como aquel de la inundación en un pueblo en donde el agua del río se dejara crecer en las calles durante cuatro días y noches seguiditas.
Y sin atenderse.
Un sexenio oscuro y grisáceo.
El fiasco.
Mejor dicho, el desencanto y la desesperanza en la tribu guinda y marrón.
El único dichoso y feliz, AMLO, el presidente chairo, naco y chinto… como se define.

III (Amar a Veracruz, ajá)

El gabinete estatal como simples administradores de una oficina.
Sin grandeza en la vocación social.
Sin mirar lejos.
Sin trascender.
Sin la calidad de Estadista.
Con la única aspiración del nombramiento para encuadrar y colgarse con orgullo en la sala de casa y/o en la biblioteca.
Así, tal cual, han amado y aman a Veracruz.