Utopía periodística
**Mejorar la vida
**¡Hosanna, hosanna!
UNO. Utopía periodística
Un teórico iluso y hasta loquito por ahí dice que el periodismo ha de servir para mejorar y enaltecer la vida y la calidad de vida de los lectores, de la población, de la gente, de las familias.
Luis Velázquez
Desde, por ejemplo, los indígenas y campesinos hasta los obreros y la clase media baja y media media.
Y, claro, excluyendo a “los ricardos” porque ellos son los dueños de la economía, el dinero, los recursos, los bienes materiales.
Por desventura, nunca ha sido así. Y ni será como está convencido el viejito del barrio.
DOS. Gran industria periodística
En ninguna parte del mundo, el periodismo ha servido para dignificar la vida cotidiana de un pueblo.
Caray, ni siquiera de una comunidad rural.
Y mucho se duda del mayor número de familias en un ranchito.
Si acaso, la industria periodística ha servido para que los dueños del medio informativo vivan “en la plenitud del pinche poder”.
Incluso, y en negociaciones con las tribus políticas y partidistas, hasta cargos públicos para el magnate periodístico y/o para los hijos.
Y en muchos casos, hasta para las esposas.
Insólito, hasta para la Barbie en turno.
TRES. Fracaso periodístico
Nunca la prensa critica pudo evitar que Benito Juárez García se reeligiera durante quince años consecutivos y más que el indito de Oaxaca deseaba, pero se le atravesó una angina de pecho y se lo llevó al panteón.
Tampoco pudo la prensa critica evitar los 34 (treinta y cuatro años) de la dictadura de Porfirio Díaz Mori.
Y que, bueno, tanto se padeció en Veracruz con el famoso telegrama de “¡Mátalos en caliente!” a su góber precioso, Luis Mier y Terán, en contra de los jarochos sublevados a una reelección más.
CUATRO. La FACICO del góber
Quizá el mayor logro fue para don Manuel Buendía cuando interviniera para localizar al hijo secuestrado en México de una guerrillera de América Latina y quien le solicitara auxilio.
Incluso, al niño le cambiaron de nombre y lo rebautizaron como Manuel.
Pero de allí pa’lante, mucho se duda que el periodismo haya sido decisivo para mejorar la vida colectiva.
Caray, Fernando López Arias gobernador de Veracruz construyó el primer edificio para la entonces Facultad de Periodismo de la Universidad Veracruzana en la calle Arista, esquina Zaragoza, en la ciudad jarocha.
Y la construyó a petición de su amigo, el digno periodista, don Alfonso Valencia Ríos.
CINCO. Informar, tarea básica
En el siglo pasado siempre se afirmaba que la tarea primordial del periodismo era informar.
Y desde luego, informar bien, apegados a los hechos como son y con toda “la cruda verdad”.
Pero los tiempos sociales se han recrudecido y quizá y hasta con la influencia tecnológica de las redes sociales, anexas y conexas, la esencia del periodismo se habría ampliado.
Digamos, y como dice aquel, “por el bien de todos”.
Por eso, y entre otros hechos, el montón de trabajadores de la información convertidos en activistas.
Y que, bueno, activistas fueron en el siglo pasado Francisco Zarco, Ignacio Ramírez El Nigromante, Ignacio Manuel Altamirano, Ricardo Flores Magón y Filomeno Mata, entre tantos otros varones periodísticos de la Reforma.
SEIS. Tarea social
Una: la tarea informativa del reportero.
Y dos: la tarea social del trabajador de la información.
Otra cosita, claro, que el periodista trafique influencias con las tribus políticas y partidistas para un cargo público para él y/o los suyos.
Nunca don Julio Scherer García, Vicente leñero, Francisco Maza y/o don Manuel Buendía apostaron a un cargo público.
Tampoco don Alfonso Valencia Ríos ni Bartolomé Padilla Zepeda.