Por ejemplo, el caso de la directora general de las llamadas Universidades para el Bienestar, Benito Juárez García, Raquel Sosa Elizaga.

PASAMANOS: En Xalapa, en donde soltó los siguientes epítetos en contra de las universidades que, como la Universidad Veracruzana suele reprobar a más de veinte mil jóvenes y como la UNAM a más de doscientos mil en cada ciclo escolar:
Uno, las pruebas que aplican “son chafas” para admitir a los estudiantes del nuevo ciclo.
Dos, las pruebas se aplican de “forma chafa”.
Tres, los promedios con que los nuevos alumnos son admitidos “son más chafas”.
Cuatro, aun cuando los chicos reprobados son considerados “tontos y retrasados” según ella misma asegurara… no lo son, dice.
Y cinco, las mejores universidades, institutos y colegios hoy, hoy, hoy (en el último año del sexenio guinda y marrón, la purificación moral y la honestidad valiente) son las Universidades AMLO.

CORREDORES: Ninguna necesidad (ni necedad) de un lenguaje tan rijoso.
Más, por ejemplo, cuando el obradorismo va de salida.
Y aun cuando si Claudia Sheinbaum Pardo ganara en las urnas, su arribo a Palacio Federal implicaría la orden superior para lanzar nueva elite académica con las universidades Sheinbaum creadas, dice, cuando fuera jefa de Gobierno en la Ciudad de México.
De hecho y derecho, “cada profe con su librito”.

BALCONES: Además, nada gana Sosa Elizaga (más acaso quedar bien con AMLO y la secretaría de Educación Pública) apretando el botón nuclear en contra de las universidades públicas, entre ellas, la máxima casa de estudios del país, la Universidad Nacional Autónoma de México.
Quizá la funcionaria apretó la Magnum en contra de la UNAM por la andada obradorista en su contra a partir del polémico caso de la ministra de la Suprema Corte de Justicia que copiara la esencia de su tesis.

PASILLOS: Más todavía cuando está por verse el destino de las universidades AMLO.
Caray, evidenciar los exámenes de admisión en los colegios de educación superior.
Y llamarle “chafas”.
Simplemente, ella olvida que la población juvenil sigue creciendo y buscando mejores posibilidades educativas.
Y aun cuando un chico obtuviera, digamos, ocho de calificación en el examen, pero miles merecieran un promedio de nueve y diez, en la justa y feroz competencia queda fuera.
Y hasta donde se sabe si bien se sabe a ningún muchacho han llamado “tonto o retrasado”.
La imaginación encendida de la funcionaria para congraciarse con AMLO, el presidente, y la secretaria de Educación Pública, suena desbordante.
Cero mesura. Cero prudencia. Cero seriedad. Cero tolerancia.
Ta’cañón desconocer el beneficio social de la UNAM y del resto de universidades públicas de la nación.

VENTANAS: Raquel Sosa predica su “verdad histórica” desde el púlpito religioso, social y político de la 4T.
Pero pronto, hacia el penúltimo mes del año, el obradorismo llegará a su final y sea quien gane el Palacio Federal el 2 de junio otro tiempo sexenal advendrá.
Nueva huésped, la primera de la nación, una mujer.
Nuevo estilo personal de ejercer el poder y la tarea de gobernar.
Nuevos vientos.
Raquel Sosa quedará estigmatizada con su ardor guinda y marrón.