Ganó Héctor.
Y en las urnas fue derrotado por su primo hermano, Miguel Ángel Yunes Linares.
En el año 2018, otra vez Pepe y Héctor sostuvieron un duelo en sus aspiraciones por la silla embrujada del palacio de gobierno de Xalapa.
Ganó Pepe.
Y fue derrotado en las urnas por el candidato de Andrés Manuel López Obrador, Cuitláhuac García.
Ahora, 2023, de nuevo en duelo partidista.
Claro, en el lado panista, el senador de la república, Julen Rementería del Puerto, anuncia estar en la contienda interna listo para.
De hecho y derecho, bien quizá pudiera sentirse, creerse, percibirse que únicamente quedarían trío de aspirantes y suspirantes en el Frente Opositor.
Pepe y Héctor Yunes y Julen Rementería.
Y aun cuando las campanas suenan y resuenan, en tanto ningún candidato sea oficializado la cardiaca espera.
Pepe y Héctor ya fueron candidatos.
Julen sería la primera ocasión en su vida luego de su paso como director de comercio municipal, alcalde, diputado local, coordinador de las delegaciones de la secretaría de Comunicaciones y Transportes, secretario de Infraestructura y Obra Pública en la yunicidad y senador de la república.
Entre Pepe y Héctor, digamos, caminos paralelos.
Los dos, diputados locales. Los dos, diputados federales. Los dos, senadores. Los dos, presidentes del CDE del PRI.
Pepe, alcalde de su pueblo, Perote.
Julen y Héctor, broncudos y bragados, echados pa’lante en su temperamento, carácter, idiosincrasia, identidad, estilo personal de ejercer el poder.
Pepe, mesurado, sereno, paciente y tolerante.
Julen y Héctor, intensos.
Pepe, prudente.
Pepe nació en tierra fría. Perote. La frialdad social y política como brújula y eje rector.
Héctor y Julen son hijos de tierra caliente. Encendida. Volcánica, así Julen naciera en el puerto jarocho de cara al Golfo de México y con la brisa marina para apaciguar y serenar los ánimos.
Pepe, sin lanzarse a la yugular del góber obradorista, aun cuando lo evidencia muy a su estilo ecuánime.
Julen y Héctor, sonando y resonando los tambores de guerra contra Mr. García (Cuitláhuac).
Pepe, buscando, digamos, el consenso por la vía diplomática.
Héctor y Julen, con los guantes puestos.
Pepe y Héctor abrazando la carrera política desde siempre.
Julen, aterrizando en la vida pública luego de su paso como comerciante en las avenidas Independencia y Primero de Mayo en la ciudad jarocha.
Héctor y Pepe, toda su vida, priistas.
Julen, panista.
Pepe, diputado federal por segunda ocasión.
Julen, Senador.
Ambos, con una trinchera en el palenque político y público.
Héctor, luego de ser considerado el patriarca de los diputados federales, en la RENATA, por ahora. La Reserva Nacional del Talento.
El trío, jugando (una vez más) en las grandes ligas.
La gubernatura.
La jefatura del Poder Ejecutivo estatal. El comandante en jefes de las fuerzas armadas. El dueño del presupuesto. El jefe máximo de parte de los Poderes Legislativo y Judicial. El jefe nato de sus partidos políticos. El jefe de la obra de infraestructura. El patrón de parte singular de los presidentes municipales.
Los tres, y en caso de salir elegidos candidatos, enfrentarán una Elección de Estado operado por MORENA y la 4T.
Elección de Estado, igual, igualita como en los mejores tiempos priistas y panistas.

II (Lucha contra el aparato gubernamental)
Se ignora si en el año 2016 cuando Héctor fue candidato priista a gobernador, José Yunes estuviera a su lado en el tiempo de la campaña electoral.
Y/o en todo caso, operando la elección.
Y se ignora si en el año 2018 cuando Pepe fue nominado por el PRI a la jefatura del Poder Ejecutivo estatal, Héctor se le habría unido.
Pero mientras los hechos pudieran conocerse y precisarse, primero, únicamente con el Frente Opositor la posibilidad de la victoria electoral estaría latiendo.
Y siempre cuando, dicen los expertos, la población electoral saliera a votar en las urnas a mediados del año entrante.
Y segundo, quien sea el candidato y ante una elección de Estado, mucho bien tendría, vientos favorables, si los aspirantes y suspirantes del PAN, PRI y PRD a la candidatura fueran grandes activistas.
De lo contrario, ninguna duda de que MORENA, la 4T y el obradorismo se impondrían.
Y más considerando, entre otras cositas, el aparato gubernamental de Veracruz a las órdenes del favorito (a) del partido guinda y marrón.
Más cuando el PRI en Veracruz ha perdido ya par de elecciones de gobernador.
Con un panista, expriista.
Y con un obradorista.
Por lo pronto, la expectativa y la apuesta.