La mayoría de votos, para el panismo.
Entonces, el Rey Gau se puso de pie, solicitó el micrófono y exclamó: “¡Paren esta masacre!”!
La masacre, pues, rediviva en el proceso partidista de MORENA para elegir a un cuarteto de aspirantes a la coordinación estatal del partido obradorista.

PASAMANOS: Rocío Nahle García:124 votos.
Claudia Tello: 58 votos.
Zenyazen Escobar: 95 votos.
Manuel Huerta: 20 votos.
Sergio Gutiérrez Luna: un voto.
Mónica Robles Barajas: un voto.
Tirios y troyanos, amigos y enemigos, fans y adversarios asegurarán que el mapacheo alcanzó dimensión estelar.
Los priistas, panistas y perredistas, anexos y conexos, felices y dichosos de tanta cañería electoral bajo el puente.
Pero con todo y “los golpes de pecho”, la masacre quedó manifiesta.
¡Te queremos, Rey Gau, te queremos!

CORREDORES: Un manotazo de MORENA y la Gran Cuarta Transformación del país duro y rudo, tupido y recio.
Caray, un sufragio para la exdiputada local, Mónica Robles Barajas.
Digamos, el voto suyo.
Insólito, un solo voto para Sergio Gutiérrez Luna.
Ahora sí, y como dijera aquel, “¡al diablo las instituciones!”.
Al diablo, pues, la democracia, el formalismo democrático, la transparencia, la nitidez.
Manuel Huerta solo veinte sufragios cuando el día anterior alardeaba de trescientas mil firmas a su favor porque en sus giritas los ciudadanos de a pie le rogaban fuera gobernador.
Inverosímil, pero cierto: Tantos espectaculares y murales y festivales y “flores más bellas del ejido” y “Rodadas” hipiosas, únicamente sirvieron a Éric Cisneros para obtener sesenta y ocho votos.
Menos, mucho menos, que los 95 (noventa y cinco) votos del maestro Zen.
Quizá, claro, porque a Cisneros le faltó desnudarse como strippero en el palenque público.

BALCONES: Peor si se considera que por “un pelito”, la diputada federal, Claudia Tello casi casi rebasa con sus 58 (cincuenta y ocho) votos a Éric Cisneros con sus 68 (sesenta y ocho).
Y eso que la legisladora federal apareció por ahí “al cuarto para las doce” y cero campaña en la entidad jarocha y cero proselitismo en el palenque público.
Los mal querientes dirán que la torta electoral quedó manifiesta así.
Pero, bueno, los optimistas y los ciudadanos de buena fe y con buena fe estarán de acuerdo que la democracia suele expresarse de tal manera pues se pierde o gana… por un voto.

PASILLOS: Podrán Sergio Gutiérrez y Manuel Huerta (¡Ay, los pasos de López, los pasos de Manuel Huerta!) interponer denuncias electorales.
Pataleos, berrinches, molestias, corajes, tipo Marcelo Ebrard Casaubon, de nada o poco servirán.
Por lo pronto, queda claro, todo está consumado.
El manotazo obradorista es nítido y transparente.

VENTANAS: Las tres palabras bíblicas del Rey Gau son y serán lección de vida, digamos, para los idealistas que todavía creen en las reglas democráticas.
“¡Paren esta masacre!”
Desde ahora, el número uno… el número de mala suerte para Gutiérrez Luna, Mónica Robles Barajas y Manuel Huerta.
Más, porque el relato bíblico demuestra aquí y en el centro del infierno que “El Uno” es “El Uno en política.
Y “El Uno” se llama Andrés Manuel López Obrador.
Emitiera Mr. García (Cuitláhuac) la orden de la masacre, digamos, como hipótesis única.