El último reporte de la Comisión Estatal de Búsqueda, seis desaparecidos.
Dos mujeres y cuatro hombres.
El centro del infierno en los siguientes municipios:
San Juan Evangelista. Córdoba. Xalapa. Tantoyuca. Coatzacoalcos. Y Veracruz.
Ámbar Nayeli, entre tantas otras, cumple diez años desaparecida.
Estudiaba en la Facultad de Odontología de la Universidad Veracruzana.
Y trabajaba en el Seguro Social en la ciudad jarocha.
Entonces, un hombre fue detenido.
Pero, caray, después liberado.
La mamá de Ámbar Nayeli falleció en la espera desesperante y angustiosa y angustiante.
En la Plaza de la Soberanía, protesta de la familia, amigos, vecinos y conocidos y compañeros.
¡Vaya legado histórico del obradorismo y la 4T en Veracruz!
Campeonatos nacionales en feminicidios.
Secuestros.
Extorsiones.
Fosas clandestinas.
E impunidad, el punto de partida de tanta tanta tanta inseguridad, incertidumbre y zozobra.
Por eso, por más y más Jarochódromos en Coatepec con mil veintitrés bailarines vestidos de jarochos...
Y por más y más homenajes a Gabilondo Soler, el grillito cantor, en Orizaba...
Digamos, que para hacer olvidar las penas, los dolores y los sufrimientos...
El Veracruz sórdido y siniestro...
Lleno de saña y barbarie...
Y alevosía, ventaja y premeditación...
Sigue dominando de norte a sur y de este a oeste de la entidad.
Y, claro, la imagen del obradorismo y la 4T en Veracruz hacia el resto del país.
Y al mundo cuando el caso de los desaparecidos ha llegado a la ONU.
Y al Vaticano con el Sumo Pontífice.
Con Javier Duarte, Veracruz, “el peor lugar del mundo para el gremio reporteril”.
Con Mr. García, el peor lugar del infierno para las mujeres con los feminicidios y los ciudadanos en general con tantos desaparecidos.
Un tsunami de secuestrados y desaparecidos.
Más niños huérfanos.
Y parejas viudas.

II (Fracaso de la 4T en Veracruz)
Los desaparecidos es una cultura y una práctica heredada, en el tiempo más reciente, por la Guerra Sucia del gobierno priista contra los opositores.
También, cuando los gobiernos militares en América Latina y quienes solían trepar a helicópteros a los enemigos y adversarios y los tiraban en un océano infectado de tiburones y amarrados a una piedra para que nunca salieran.
Fue el tiempo sórdido y siniestro de la Guerra de Independencia cuando los Realistas secuestraban y desaparecían a los seguidores de Miguel Hidalgo y José María Morelos y los colgaban de árboles a orillas de los caminos de terracería como estrategia para sembrar el caos.
Fue práctica habitual con Javier Duarte, tiempo cuando diecinueve trabajadores de la información fueron secuestrados, desaparecidos y convertidos en cadáveres y sepultados en fosas clandestinas.
La mancha “más negra” del obradorismo en Veracruz.
Y más negra porque la izquierda de AMLO, el presidente, y fans y seguidores y besa-manos alardean devoción inalterable por los derechos humanos.
El derecho a la vida.
El derecho a vivir en tranquilidad y en paz.
El derecho a estar cada día y noche sin sobresaltos.
Y sin miedo y pánico a un secuestro, una desaparición, un crimen, una fosa clandestina.
Así chocholee y halague el presidente AMLO a su góber jarocho, los hechos son los hechos.
Y los hechos son los siguientes:
Preseas en los últimos cuatro años y diez meses, once que ya caminan:
Un Veracruz sórdido y siniestro.
Huracanado.
Y lleno de torrenciales en cada nuevo amanecer.
Un Estado ensangrentado.
Sangre femenina y masculina escurriendo en la mesa de los sacrificios.
El fracaso social de la 4T en Veracruz.