Maldición bíblica
**Odio presidencial
**Todos satanizados
ESCALERAS: Hay en política una maldición. Por lo regular, los presidentes de la república terminan conflictuados. Incluso, odiándose.
En ningún momento, la razón de peso y con peso es por el bienestar social. Tampoco por estrategias para mejorar la calidad de vida de la población.
Luis Velázquez
Menos, mucho menos, por la calidad educativa y de salud y de seguridad y justicia y desarrollo humano.
Simplemente, las pasiones de la lucha tribal. Cada una, cada parte, cada generación, imponiendo su ley.
Caray, hasta acusándose de corruptos y corruptazos como se estila en el tiempo estelar de la 4T.
PASAMANOS: Digamos que la maldición bien pudo iniciar cuando Benito Juárez García y Porfirio Díaz Mori, ambos oaxaqueños.
Más indicativo, porque Juárez y Porfirio eran amigos y se respetaban y estimaban y apoyaban.
Pero la reelección de Juárez lo llevó a cometer el primer fraude electoral de la historia luchando contra Porfirio Díaz y Sebastián Lerdo de Tejada, y ni modo, la amistad se rompió y de manera violenta.
El pleito cazado entre Lázaro Cárdenas del Río y Plutarco Elías Calles, y a quien exilió a Los Angeles con todo y que lo impuso como presidente.
CORREDORES: Después, vendrían las peles tribales legendarias.
Entre otras, Gustavo Díaz Ordaz contra Luis Echeverría Álvarez.
Echeverría contra José López Portillo.
López Portillo contra Miguel de la Madrid, y quien, por cierto, encarcelara al amigo más entrañable de López Portillo, a saber, Jorge Díaz Serrano, Senador de la república y director de Pemex.
Ernesto Zedillo contra Carlos Salinas de Gortari, quien encarceló a su hermano Raúl con todo y que le heredó la presidencia de la república.
BALCONES: Felipe Calderón Hinojosa contra Vicente Fox Quesada porque Fox siempre quiso heredar la silla embrujada del palacio federal a Santiago Creel Miranda, su secretario de Gobernación.
Son excepcionales los presidentes de la república ecuánimes, serenos y prudentes y quienes, además, nunca intentaron “barrer para atrás”.
Lo pasado, pasado, cantaría José José.
Vaya, hasta Benito Juárez García ordenó fusilar a Maximiliano de Habsburgo cuando tenía 34 (treinta y cuatro) años de edad.
Maldición bíblica, maldición gitana como dicen en el pueblo, maldición azteca (Hernán Cortés llorando en el ahuehuete de “La noche triste”), las pasiones políticas suelen perder la cordura y la prudencia y la mesura y la tolerancia a los funcionarios públicos dueños del poder.
PASILLOS: Por lo pronto, AMLO, el presidente tabasqueño, ha roto con algunos antecesores.
Ha apretado la Magnum y desde “La mañanera” en contra de Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón Hinojosa, Vicente Fox Quesada y Carlos Salinas de Gortari.
Cuatro ex presidentes de la república.
Y, bueno, es, sería, el tamaño de la venganza que todos ellos habrán de tomar en tiempo, forma y espacio para, digamos, “ajustar cuentas”.
Ahora sólo Fox es el rezongón. Pero a partir del primero de diciembre del año 2024, ya se verá.
Simplemente, el adagio popular lo anuncia con certeza. “El que se lleva… se aguanta”.
Además, claro, de la maldición bíblica.