Y la confrontación fue filmada y pronto, pronto, pronto, se convirtió en viral en las redes sociales.
Luego la señora fundó un Colectivo, integrado con padres con hijos secuestrados y desaparecidos en la región de Orizaba y Córdoba.
Después participó en los movimientos, plantones, marchas, foros y tertulias sobre los desaparecidos en Veracruz y el país.
Un día llegó a Nueva York para un foro sobre desaparecidos en México.
De pronto, y ante las amenazas, se vio blindada por la Policía Federal que operaba como su escolta.
Y en los años 2012, 2013, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018, 2019, 2020, 2021, 2022 y ahora 2023 ha continuado su lucha, primero, claro, para que su hija Fernando Rubín Salcedo apareciera con vida.
Y segundo, clamando la aparición de los miles y miles de plagiados y desaparecidos en un Veracruz donde la ONU, Organización de las Naciones Unidas, ha denunciado a siete mil cuatrocientas personas desaparecidas.
Incluso, la denuncia de la ONU tanto en México como en foro internacional en Ginebra semanas anteriores.
La lucha moral, social y sicológica de la señora Aracely Salcedo ha sido llevada a la pantalla cinematográfica.
Un documental sobre su vida y su lucha y la lucha de los otros padres de familia con hijos victimizados.
Se llama “Hasta encontrarlos”.
Y está filmado por los cineastas Jean Chapiro y César Chiquito.
Y está en la lista para el Premio el Oscar estudiantil.
El anuncio del filme sobre Aracely Salcedo en días turbulentos y huracanados de la 4T con los ocho jóvenes, la mayoría albañiles, desaparecidos el 26 de agosto del año volcánico que camina en Tres Valles y cuyas familias, amigos y vecinos efectuaron un plantón en los bajos del palacio municipal de Veracruz denunciando el desdén y el menosprecio de la Fiscalía General.
Hoy, más de veinticinco Colectivos de norte a sur y de este a oeste de Veracruz.
Veracruz, entre los diez estados del país con mayor número de personas secuestradas y desaparecidas.
Y en el primer lugar nacional en fosas clandestinas.
Simplemente, el único legado político, social y moral de esa cosita llamada Cuarta Transformación del país.
“Ta’gueno”.

II (Autoridad sorda y ciega)
Fernanda Rubí, una chica preciosa, guapa, bonita, hermosa, desapareció el 7 de septiembre del año 2012.
Hace once años y ocho días.
Desde entonces, nunca (ha podido) vuelto a casa.
Tampoco un correíto, una llamada telefónica, a su señora madre.
Su padre.
Hermanos.
Once años y ocho días en que la señora Aracely Salcedo la ha continuado buscando con la misma intensidad, quizá más, de antes.
Con la esperanza de encontrarla.
Digamos, un milagro.
Y su lucha individual ha transfigurada en colectiva porque miles y miles y miles de padres de familia, únicamente en el Estado de Veracruz, más de siete mil cuatrocientas, padecen la misma angustia, dolor y sufrimiento.
La evidencia y manifiesta incapacidad del llamado Estado de Derecho para garantizar la seguridad en la vida y los bienes.
Simplemente, el Estado Fallido.
Totalmente fallido.
Una hija, Fernanda Rubí, desaparecido así nomás de un bar.
En el tiempo político y social revolcado y padecido desde el sexenio de Javier Duarte, el exgobernador preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México por otros delitos, menos, caray, insólito, por desaparición forzada en que incurrieron, habrían incurrido, subalternos, digamos, policiacos.
Inverosímil:
Ene número de crónicas, reportajes, libros y documentales...
Y ene número de marchas, caminatas, plantones, protestas...
Y ene número de tertulias y foros...
Y ene número de denuncias de ONG y organizaciones académicas... se han expresado clamando seguridad y certidumbre en el diario vivir y Veracruz, entre otras entidades federativas, en el secuestro, la desaparición, los asesinatos, los feminicidios y las fosas clandestinas.
Y, claro, la hermana gemela de la impunidad.
La señora Aracely Salcedo, al frente de la gran cruzada cívica por los desaparecidos.
“Vivos se los llevaron. Vivos los queremos”.
Su vida, su lucha, su causa, la causa de más de ciento veinte mil familias en la república definida de manera burlona “amorosa y humanística” llevada al cine a través de un documental.