Tanto fastidian y hartan, irritan y molestan, y perturban las horas del día y hasta de parte de la noche que simplemente dan ganas de una sabrosa mentadita de madre…

ROMPEOLAS: Se entiende: estamos padeciendo los estragos económicos del COVID, cuando, por ejemplo, tan solo en Veracruz se perdieran siete mil empleos… Y por añadidura, de la recesión… Y ni se diga, la inflación, y que, bueno, únicamente está controlada en “Las mañaneras”, pero en la realidad real, las señoras dejan la mitad de la despensa alimenticia en el mostrador de la cajera porque los precios están disparados… Más, mucho más, por ejemplo, en la compra de pescaditos para llenar el cuerpo de fósforo bitacal…

ARRECIFES: Ni hablar, son los tiempos… Pero al mismo tiempo, si los bancos y las casas crediticias están urgidos y desesperados, y más desesperados quizá los empleados a quienes, de seguro, les pagarán salarios de acuerdo con las comisiones, en el otro lado del palenque social, los jefes de familia, los trabajadores de salario mínimo, están igual… Incluso, peor… Por eso quizá la competencia reñida para acomodar préstamos… Pero, bueno, la mitad del mundo y la otra mitad saben, están conscientes, seguros, de que vivir sin deudas significa la mayor dicha y felicidad del planeta… Famosas aquellas palabras: “A nadie debo”…

ESCOLLERAS: El acoso crediticio llega a tanto que, por ejemplo, un banco tiene a varios operadores telefónicos que hablan a cada rato a casas particulares… A veces, uno en la mañana, voz de mujer, y otro, en la tarde, voz de hombre… En la semana anterior, una familia recibió ocho llamadas en el transcurso de una semana… Y cuando iban cuatro, por aquí escuchaban la vocecita presentándose como emisarios de equis banco, en automático colgaban el teléfono convencional… Momento llegó cuando el jefe de familia les dijo que estaba hartísimo del acoso…

PLAZOLETA: La bandeja de la computadora está “patas arriba” por tantos correítos ofreciendo préstamos… En ocasiones, se invierten unos diez, quince minutos, borrando todos y cada uno… Y sin leerlos… Han de reconocerse las palabras dulces pintando el paraíso terrenal si la persona acepta el crédito… Pero simplemente, se trata de una burda venta de esperanzas vanas… Una de las cosas peores de la vida es endrogarse… Y saber que cada mes, una quincena y la pensión serán ordeñadas… ¡De los préstamos, líbranos, Señor, por misericordia y piedad!...

PALMERAS: Hay quienes, claro, “venden su alma al diablo” por un préstamo… Y cuando “el destino los alcanza”, entonces, ni modo, venden, primero, el automóvil, y luego, hasta la casita si es
propia… Y es que los bancos y las casas de préstamos son implacables para cobrar su dinerito y los intereses, de igual modo como son amables cuando se trata de convencer a la persona de aceptar el crédito… Vaya, los préstamos forman parte de uno de los Círculos del Infierno y de los males de la caja de Pandora enviada por Zeus para vengarse de la tierra…