De entrada, porque ninguna utilidad social, sentimental, espiritual, le significa vivir pendiente de las noticias del día.
Más, mucho más, cuando, por ejemplo, la apuesta de los medios está en la llamada “Comentocracia”, es decir, lo que opinan la multitud de columnistas y ensayistas y articulistas sobre los hechos cotidianos.
Incluso, cada uno tomando partido por un partido político y un candidato a un puesto de elección popular.

PASAMANOS: Vaya, los ciudadanos de a pie y motorizados se alejan más y más de la prensa escrita, hablada y digital cuando la mayor parte de los contenidos giran alrededor de las pasiones enloquecedoras de las tribus políticas para adueñarse del poder público.
De poco, pues, de nada quizá, sirven los medios a una población en el desempleo, el subempleo, la jodidez, los pichurrientos salarios de hambre y la migración a Estados Unidos.

CORREDORES: Más, cuando cada jefe político encumbrado suele tener (tiene, mejor dicho) sus medios preferidos.
Vaya, de tan preferidos que a los jefes políticos les vale si tales medios únicamente circulan en las oficinas públicas y tienen un bajísimo rating o visitas al portal digital.
Lo dice aquel, antes que premiar la eficiencia está la lealtad.
La lealtad de un medio al político.

BALCONES: Bastaría convocar una realidad crujiente:
En el Estado de Veracruz hay ocho millones y cachito de habitantes.
De los ocho millones, unos cuatro millones son niños y ancianos.
Y de los cuatro millones habría de restar a las 600 (seiscientos) mil personas analfabetas que no saben leer ni escribir.
Quedarían tres millones cuatrocientas mil personas en condiciones de lectura diaria, quizá, de medios.
Y en paralelo, hay medios impresos, por ejemplo, que apenas, apenitas, tiran unos mil, dos mil ejemplares diarios, y de los cuales una parte considerable (a veces más del cincuenta por ciento) es devolución.
Pero como suelen “tirarse al piso” del político reciben las prebendas de un convenio jugoso cada mes.
Y con cargo al erario.

PASILLOS: Caray, existe tanta usurpación en los medios que, entre otras cositas, hay clubes de lectura donde la regla dominante es una sola:
“Tú me lees y yo también. Tú me alabas y yo también. Tú me cuestionas y yo también”.
Unos y otros trabajadores de la información tirándose incienso entre ellos mismos.
Luego, el súper ego inflamado cuando un político por ahí les arroja incienso. Y les invita un cafecito, una copita, una comidita, una cenita.

VENTANAS: El paraíso terrenal de reporteros, columnistas y magnates periodísticos y políticos.
Todos, la mayoría, de espaldas a los indígenas, campesinos, obreros, clase media y clase alta.
El boom. La burbuja. Las elites privilegiadas. El paraíso terrenal.
Insólito, hoy más que nunca los llamados Carteles Mediáticos, grupos de reporteros y columnistas al servicio de un político, el jefe de una tribu, soñando con escalar al siguiente cargo público.
Se lo dijo Plutarco Elías Calles a Álvaro Obregón: “Estamos escalando en la política. Y necesitamos un medio”.
Y lo crearon.
También Francisco I. Madero fundó su propio periódico. Se llamaba “Nueva Era” y lo financió con el erario a su hermano menor, Gustavo.