Divorcios… políticos
**Con AMLO y vs AMLO
**Distancias ideológicas
ESCALERAS: De acuerdo con el sicólogo y el terapeuta familiar en sus desvanes han tenido y tienen parejas decididas a divorciarse por una razón de peso y con peso, pero al mismo rara y extraña, digamos:
Se llama incompatibilidad política, aun cuando, claro, bien puede atravesarse antes la incompatibilidad íntima, erótica.
Luis Velázquez
En la mesa del divorcio han puesto (y siguen poniendo) la siguiente pregunta avasallante: “¿Estás conmigo o estás con AMLO?”.
Y de ser necesario, ni hablar, escoge.
Y ni modo, la separación.
De hecho y derecho, AMLO, el presidente, ha cuarteado y fracturado la relación conyugal.
AMLO, el presidente tabasqueño, relevando al Ser Superior. Dios Padre, Dios Hijo, Yahvé, Mahoma, Buda, el Becerro de Oro.
PASAMANOS: La llegada de AMLO al Palacio Nacional y en donde vive igual que Benito Juárez García en su tiempo descubrió y re/descubrió las fisuras ideológicas y políticas y sociales entre las parejas.
De pronto, ¡zas!, tomaron conciencia de que son muchas, sustanciales, las diferencias entre ellos a partir del ejercicio político.
La política metiéndose en la alcoba y el tálamo de las parejas disparejas.
Incluso, unas parejas priistas, panistas, perredistas y partidos anexos y conexos y otras morenistas, guinda y marrón, obradoristas.
CORREDORES: El sicólogo y el terapeuta familiar han tratado de reorientar a las parejas disímbolas, entre otras razones, refiriendo y recordando que hacia el año 2024, pocos, excepcionales recordarán a AMLO, quien, para entonces, ha dicho, vivirá en su rancho en Chiapas llamado “La Chingada” y de su pensión y las regalías de sus libros.
Pero como AMLO se metió hasta el tuétano de unas parejas, ni modo, así como la atracción, el deseo, el amor y la pasión nació en ellos con la velocidad de un ovni, por ejemplo (ahora tan de moda), de igual modo el muro político de Berlín levantado entre marido y mujer por el obradorismo.
Los fans y feligreses de AMLO y los incrédulos opositores.
BALCONES: Durante muchos meses, años quizá, a nadie ha interesado (ni interesó) que Ricky Martin y Shakira se separaran de sus parejas.
Tampoco que Vladimir Putin, dueño de Rusia, declarara la guerra a Ucrania.
Ni que se estén conmemorando los cincuentas años sin Salvador Allende.
Ni que Al Pacino a los más de ochenta años de edad se acaba de convertir en padre.
Y es que AMLO, el presidente, está durmiendo en el tálamo con montón de parejas como si fuera un trío.
Y ni modo, ya lo dijo Jenni Rivera en canción inmortal, “este trío ya no me está gustando”.
Y el divorcio es y ha salido y quizá seguirá inevitable.
PASILLOS: La pasión política en “la república amorosa y humanística” se ha convertido en pasión erótica.
Quizá a tono con el tiempo cuando Adolfo López Mateos solía preguntar cada mañana al Estado Mayor Presidencial qué le tocaba en el día: ¿viajes o viejas?
A tono quizá con Miguel Alemán Valdés con fama pública de que era muy bueno para la enagua.
Y de Antonio López de Santa Anna, tan proclive a las mulatas de veinte años con caderas insolentes.
VENTANAS: El sociólogo del barrio mira lejos y observa que día llegará cuando además de la compatibilidad sentimental y erótica y moral, las parejas habrán de aplicarse un examen político para calibrar (posibles) diferencias ideológicas.
A partir, claro, del caso de la pasión descarrilada por AMLO despertando en las parejas las mismas pasiones que en los Siervos de la Nación, dispuestos a todo y con todo para defenderlo.