Pueblo jodido
**Vivir sin esperanzas
**Pobre morirás...
UNO. Pueblo jodido
Uno se siente jodido, muy jodido, cuando se mira alrededor. La familia, jodida. Los compadres, jodidos. Los amigos, jodidos. Los vecinos, jodidos. Los compañeros de trabajo, jodido. Los conocidos, jodidos.
El jardinero, jodido. El carpintero, jodido. El albañil, jodido.
Luis Velázquez
El fontanero, jodido. El electricista, jodido.
Todos, viviendo, digamos, con “la medianía del salario”. Pero haciendo dos comidas y mal comidas al día. Y corriendo siempre al Monte de Piedad para pignorar el único patrimonio personal como es el anillo del matrimonio y llegar a la quincena.
Cierto, seis de cada diez habitantes están en la miseria, la pobreza, la jodidez, la austeridad, el desempleo, el subempleo y los salarios pichurrientos de hambre.
DOS. Vivir sin esperanzas
Pero al mismo tiempo cuando se repasa la historia de los padres y de los abuelos y hasta de los tatarabuelos se siente y olfatean la miseria y la pobreza, entonces, más, mucho más jodidos se siente uno.
Peor cuando ninguna esperanza camina y trota por ahí para tener fe, fe ciega de que las cosas y los hechos pudieran cambiar, aunque sea “tarde o temprano”.
TRES. Iguales todos los días
Es cuando la profecía bíblica duerme de día y de noche al lado de uno:
Pobres naces. Pobres vives. Pobre morirás.
Y ni modo como dice Joaquín Cosío, El Cochiloco, en la película “El infierno”… de meterse de narco porque es lo único que hay.
Con todo y que de por medio se atraviesan las tripas de los niños y la pareja estremecidas por el hambre.
Todos los días y noches igual, igualitos de jodidos. Una quincena se va y otra llega y un mes pasa y pasa un semestre y todos en la familia y los vecinos y los compadres seguir jodidos.
CUATRO. Pitorreo de políticos
El cineasta Luis Buñuel los denominó “Los olvidados de Dios”.
Franz Fanon, “Los condenados de la tierra”.
El antropólogo Oscar Lewis, “Los excluidos”.
Víctor Hugo, “Los miserables”.
Por eso, cada vez cuando la autoridad anuncia (con desparpajo) que han sacado de la miseria y la pobreza a equis número de familias el pitorreo se vuelve una mofa, una burla, una humillación.
CINCO. Vida vivible
Está comprobado que los jodidos andan por la vida con un costal a cuestas.
En una parte cargan la esperanza, digamos, de un milagro. Pero también, la esperanza de que el patroncito sea justo y les mejore el salario con dignidad para vivir una vida vivible.
Y en la otra parte del costal cargan la fe. Mucha fe. Fe, quizá, en un Ser Superior. Fe en los jefes. Fe en la Virgencita Morena del Tepeyac.
Esperanza y fe, sin embargo, valores espirituales. Casi casi, esotéricos. Intangibles.
Y como dice el viejito del barrio, mucho, demasiado daño han causado la esperanza y la fe en la naturaleza humana.
SEIS. Realidad telúrica
Luego de 79 (setenta y nueve) gobernadores en Veracruz, por ejemplo, seis de cada diez habitantes en la miseria, la pobreza y la jodidez que dice el INEGI.
Además, en el desempleo, el subempleo y los pichurrientos salarios de hambre.
Es la realidad concreta y específica y avasallante.
Y lo mismo pasó con los padres. Y los abuelos. Y los tatarabuelos. Y “veinte y las malas” está ocurriendo con los nietos.
Cada vez la despensa semanal más ordeñada. Más raquítica. Más jodida.
Y cada vez zurciendo la ropita vieja que ya no aguanta más tejidos y destejidos.
Por eso el desaliento y el desencanto social.