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Escenarios
Miércoles 24 mayo, 2023

El Ser Superior terrenal

**Los jefes de jefes
**Ejército de vasallos

UNO. “El país de un solo hombre”

Cada sexenio (presidentes de la república y gobernadores) y cada cuatrienio (alcaldes) suele vivirse el país, el estado, el municipio... de un solo hombre.
Durante seis y cuatro años la atracción política, social y económica

Luis Velázquez

gira alrededor de una sola figura como es el gobernante en turno.
También, cada momento estelar en la vida de un pueblo suele tener sus profetas y mesías.
Incluso hasta su ideología, aunque signifique un recuento de horrores y terrores.
Se trata de figuras efímeras. Pueden durar un sexenio. O dos, si bien les va. Y con el riesgo de que “los carniceros de hoy sean las reses del mañana”.

DOS. El Ser Superior terrenal

Durante un sexenio se les rinde tributo y pleitesía.
El ser superior que ungido jefe máximo del Poder Ejecutivo hace y deshace a su antojo y berrinche.
Y a su alrededor, un ejército de vasallos, secretarios, auxiliares, escoltas, policías y hasta barbies compartiendo el poder y recibiendo el mejor karma.
Durante seis años son todo. Ellos mandan en la entidad federativa. Y suelen imponer su ley.

TRES. “El presidente da y quita”

Durante 72 (setenta y dos) meses, el jefe máximo es idolatrado. Dueño del día y de la noche. Lo decía Porfirio Díaz Mori: “El presidente da y quita”.
Pero, vaya sabiduría popular, luego de seis años, el olvido. A excepción de uno que otro que se engancha en sexenios posteriores.
Por ejemplo, el presidente Lázaro Cárdenas del Río en la Comisión del Río Balsas.
Miguel Alemán Valdés en el Consejo Nacional de Turismo.
Gustavo Díaz Ordaz, en la (efímera) Embajada de México en España.
Ernesto Zedillo, asesor en empresas extranjeras.
Vicente Fox Quesada, en su Fundación Fox.
Felipe Calderón Hinojosa, operando la campaña presidencial de su esposa, Margarita Zavala.

CUATRO. Rozar el cielo con la yema de los dedos

Igual sucede con los gobernadores y los alcaldes y los diputados locales y federales y Senadores.
Centran y concentran el poder político durante un número determinado de años y luego, adiós, adiosito al poder.
Claro, en menos de un sexenio hay quienes suelen enriquecerse y rozar el cielo con la yema de los dedos.
Son, pues, los privilegiados de la vida y la fortuna y los vientos políticos favorables.
Pero en el trascendido social muchos han quedado en el descrédito y el desprestigio político, social y moral.
“Corruptos, corruptazos” les llama Andrés Manuel López Obrador, el presidente.

CINCO. Ejército de vasallos

Durante un sexenio tienen a su servicio un presupuesto oficial para gastar y sin rendir cuentas.
Y un ejército de empleados y vasallos y súbditos.
Gabinete legal y ampliado, secretarias, asesores, auxiliares, choferes, escoltas, quienes, y por lo general, les “tiran incienso a su paso” y les altera las neuronas y el corazón y el hígado y hasta el sexo y llegan a sentirse y creerse dioses.
Y el día cuando los halagos disminuyen, entonces, y en automático creen que algunos lo están traicionando con el riesgo del despido inmediato y de ser necesario, hasta el asesinato.

SEIS. Emperadores y Césares

Lo decía Eufemio Zapata, el hermano menor del Caudillo del Sur, Emiliano:
La silla del palacio está embrujada porque a todos marea, enloquece y hace levitar.
Por aquí el político toma posesión de un cargo público pierde el equilibrio y la noción de la realidad.
Y lo pierde a partir de cuando los súbditos le dicen en corto y al oído que es el non plus ultra del poder público.


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