siete mil académicos de la Universidad Veracruzana.
Pero, por ejemplo, líderes morales, ninguno.
Tampoco, grandes dirigentes políticos. La gubernatura que tanto se presta, pero que al mismo tiempo, suele hundir en el precipicio.

ROMPEOLAS: ¡Ay, aquellos tiempos de Fernando López Arias, Gutiérrez Barrios, Dante Delgado Rannauro y Fidel Herrera Beltrán!
Desde luego, en el Porfirismo, Teodoro A. Dehesa y Luis Mier y Terán.
Y un poquito más atrás, Antonio López de Santa Anna. Su credo, el siguiente en ocho palabras:
“El hombre es nada. El poder es todo”.
Pero de ahí a quitarse el sombrero en muestra de respeto y admiración por un líder, ninguna posibilidad.
Sentado en la silla eclesiástica, el Arzobispo de Xalapa bien pudiera volverse líder moral de norte a sur y de este a oeste de Veracruz.
Pero como “La bamba” que para bailarla “se necesita un poquito de gracias y otras cositas”.

ARRECIFES: En su momento, las señoras Lucía Díaz Genao y Aracely Salcedo, sus hijos secuestrados desaparecidos en el sexenio de Javier Duarte, abanderaron causa social y moral y familiar buscando a los suyos, primero, y luego, buscando a los hijos de otros padres.
Y desde ahí, pudieron encabezar una revolución moral en el Estado jarocho.
Pero, bueno, se concentraron en otros menesteres y cuando quizá lo habrían advertido ya existían, como ahora, unos veinticinco Colectivos.
Terrible y decepcionante la versión de que entre ellos están fragmentados. Y escindidos desde el gobierno del Estado, la 4T, la purificación moral.

ESCOLLERAS: Líder moral y social (y académico ni se diga) puede volverse el Rector de la Universidad Veracruzana.
Sociólogo y graduado en La Sorbona, en París, allí donde cuajara el movimiento estudiantil del 68.
Pero el doctor Martín Aguilar Sánchez está reducido al baluarte académico. Sin trascender, digamos, en el trabajo social.
Líder moral y desde la UV fue el doctor en Economía, Raúl Arias Lovillo.
Su presencia inspiraba en los ocho años de su mandato institucional (inspira) respetabilidad.
Fue tentado por el gobernador en turno para ocupar las secretarías de Educación y Desarrollo Económico y las rechazó.
Fue tentado para la diputación federal y también la rechazó.

PLAZOLETA: Desde el aparato gubernamental pueden construirse nombres, prestigios, créditos, autoridad moral.
Pero en el quinto año del sexenio obradorista, ni siquiera, vaya, liderazgo social, político y moral del góber.
Menos de los miembros del gabinete legal y ampliado.
Les ha faltado, entre otras cositas, grandeza de miras, perspectiva futura, mirar lejos.
Por el contrario, atrapados en la intriga palaciega. Y de paso, “tirándose al piso” de los jefes de las tribus guinda y marrón para ver si les otorgan el siguiente cargo público.

PALMERAS: Los pueblos necesitan un líder.
Un Moisés guiando a su pueblo.
Un Juan Bautista levantando expectativas, soñando y “haciendo camino al andar”.
Un Salvador Allende irrumpiendo en el palacio de La Moneda en Chile.
Un Ernesto Che Guevara soñando con crear y crear varias Sierra Maestra en América Latina.
Ni modo, la ilusión, la quimera, la utopía social… perdida.