Dos:
Pasear el féretro frente al edificio de la SCJN en la Ciudad de México... en medio de gritos y maldiciones.
Tres:
El secretario General de Gobierno de Veracruz, “El dos del palacio”, cargando el féretro de acuerdo con la foto publicada a ocho columnas en Notiver.
Cuatro:
Los Siervos de la Nación de Veracruz vestidos con toga y birrete (en son de burla y mofa, claro) y paseando afuera del edificio de la SCJN.
Cinco:
Denunciar, sin pruebas, gritoneando como el pastorcito oaxaqueño, “una red de jueces federales con la anuencia de magistrados, consejeros y ministros” para bloquear a AMLO.
Seis:
Agraviar a varios reporteros de la Ciudad de México que cubrían el bloqueo de Veracruz a la SCJN.
Siete:
Patadas y golpes en la espalda de los chairos de Cuitláhuac G. a uno que otro reportero.
Ocho:
Insultos a los conductores televisivos, Ciro Gómez Leyva y Joaquín López Dóriga, ambos, y por cierto, denostados desde “La mañanera”.
He ahí el estilo de ejercer el poder y gobernar de la 4T en el Estado jarocho.
En el siglo pasado, cuando la Universidad Veracruzana (y también la UNAM) eran objeto y sujeto de intimidaciones y ataques por montón de estudiantes y sus líderes les denominaban “porros”.
Igual, igualito que ahora la 4T de Veracruz, el sexenio de la purificación moral, en contra de los ministros.
Todo, para quedar bien y congraciarse con el presidente de la república.
El estilo de gobernar del obradorismo desde el inicio del mandato constitucional. Desde “La mañanera”, AMLO, el presidente, apretando la Magnum y la R-15 en contra de los enemigos, adversarios, conservadores, emisarios del pasado, antecesores.
Y luego, al ratito, los Siervos de la Nación bombardeando, primero, y a tuitazos a los enemigos, ajá, de la patria.
La patria que es AMLO.
Y después, y si es posible, la agresión física.
Casi casi como en el siglo pasado, en el primer tramo, cuando las “Camisas Rojas” del gobernador de Tabasco, Tomás Garrido Canabal, agredían a los enemigos políticos y sociales del patrón y hasta les quitaban la vida.
De hecho y derecho, los porros del presidente Luis Echeverría Álvarez el diez de junio de 1971 madreando a los ciudadanos de a pie en una manifestación desapareciéndolos y asesinándolos como queda manifiesto en el filme “Roma” de Alejandro González Iñarritu.
Cuitláhuac G. y los suyos ejerciendo su derecho, ajá, en nombre de la libertad de expresión y de asociación.
Violentando el Estado de Derecho.
Ultrajando los derechos de los demás.
Roto el diálogo y la capacidad para convencer a los demás (en el caso, los Ministros) de los alcances de una ley, entonces, la fuerza bruta, la agresión, la ofensa, los improperios, le entran a la pacificación.
AMLO, claro, ajeno... mirando su gran obra sociológica y sicológica..., como el Ser Superior admirando el mundo luego de los seis días de su creación.

II (Un gobierno indiferente, ciego y sordo)
Por eso Veracruz está agraviado.
El desdén como eje rector del buen gobierno, ajá.
La indiferencia a los reclamos de procuración de justicia, como en el caso, y por ejemplo, de los Colectivos, integrados con padres con hijos (y parientes) secuestrados y desaparecidos.
Veracruz, campeón nacional en feminicidios.
Secuestros.
Extorsiones.
Y fosas clandestinas.
Las intimidaciones y amenazas de la secretaría General de Gobierno a los presidentes municipales incómodos.
El subejercicio fiscal en que, y como afirma el politólogo Carlos Ernesto Ronzón Verónica, se incide por voluntad propia, devolviendo parte del erario al gobierno federal.
Veracruz, incapaz de recuperar los miles de empleos perdidos en el par de años del COVID según documentan la secretaría de Trabajo federal y el Seguro Social.
La migración descarrilada a Estados Unidos, ante la manifiesta imposibilidad de alentar la creación de empleos y que desde el palacio de Xalapa pretenden “tapar el ojo al macho” con las ferias y festivales pueblerinos.
Cada vez más y más pobres y gente en la miseria, con todo y la bequita bimensual del llamado Bienestar Social, un programa, por cierto, que también lanzara José Stalin, el dirigente ruso en cuyo periodo gubernamental dejara veinte millones (otros historiadores aseguran que veintiocho) de rusos muertos.
Y en el decibel más alto del poder, el aparato gubernamental de Veracruz al servicio de Rocío Norma Nahle García y Claudia Sheinbaum Pardo para la candidatura de MORENA a gobernadora de Veracruz y a presidenta de la república.
Cuitláhuac G., un administrador de la hacienda obradorista de Veracruz.

III (Porrismo jarocho, guinda y marrón)
Nadie para, detiene, frena, el porrismo de la 4T Veracruz.
Vaya, a nadie escuchan.
El único objetivo es quedar bien con el jefe máximo “en el país de un solo hombre”.
El político que “da y quita”.
El porrismo manifiesto en el plantón ante la SCJN.
El operativo electoral en el Estado de México a favor de la profe Delfina Gómez, candidata de MORENA a gobernadora.
Los desplegados de los diputados locales de MORENA y Cuitláhuac G. que defendiendo a AMLO, el presidente (como si lo necesitara).
El rafagueo a los periodistas incómodos, igual, igualito que AMLO.
El desprecio a la calidad de vida del millón de indígenas (“los pobres entre los pobres”) y los dos millones de campesinos.
El desdén a los niños con cáncer.
La impunidad ante el feminicidio creciente, extendida a los hijos huérfanos y a las parejas viudas.
Tanta que bastaría recordar los bailongos de Cuitláhuac G. en los palacios de la salsa con sus amiguitas y feligresas y con las fotos posteadas en las redes sociales dejando testimonio de “la vida loca”.
Un gobernador más, igual, igualito que muchos de sus antecesores, entre ellos, quizá, Antonio López de Santa Anna, el más frívolo, superfluo, insulso de los setenta y nueve mandatarios.