Entre Totolapa y la Unidad de Manejo Ambiental (UMA), Akga Pun Kinsis Tanka en Tihuatlán, pero ya en un punto limítrofe con Poza Rica de Hidalgo, células criminales encontraron un frondoso terreno en un rancho particular al que bautizaron como “La Galera”, ahí enterraron a un aproximado de 40 personas en lo que podría ser una de las fosas clandestinas más grandes de la región norte de Veracruz.

Entre miércoles, jueves y viernes pasado, personal de la Fiscalía General del Estado -adscrito a Xalapa- sacó más de 40 bolsas negras con igual número de cuerpos y osamentas en una comunidad de Tihuatlán. La información fue confirmada por madres de desaparecidos en esa región y cotejada con personal ministerial que participó en las jornadas de resguardo en Totolapa.

Para llegar a esta fosa sólo hay que tomar como referencia el parador de autobús conocido como “La Roquita” y tomar una vereda que cuesta arriba -en un camino de pura tierra y arbusto- conduce hacia “La Galera”, un predio particular secuestrado por células criminales, quienes aprovecharon la instalación de un toldo para cometer sus actos criminales.

De los cuerpos y restos óseos extraídos en bolsas negras durante una jornada de 72 horas peritos forenses señalaron a las madres de desaparecidos que algunos cuerpos son de “larga data”, es decir, podrían corresponder a desapariciones del 2014; sin embargo, entre los cuerpos que fueron sacados de diversas fosas algunos todavía presentan piel o algún tipo de tejido, lo cual da indicio que la fosa fue utilizada recientemente por grupos criminales.

Como en tiempos de los exfiscales, Jorge Wínckler Ortiz y Luis Ángel Bravo Contreras, este cementerio clandestino fue “reventado” en total secrecía y hermetismo gubernamental, en aras de no opacar ni empañar la visita este fin de semana de los distintos aspirantes a suceder al actual presidente, Andrés Manuel López Obrador, en diversos puntos de Veracruz.

Pues este viernes, sábado y domingo, las llamadas “corcholatas”, Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López y Ricardo Monreal estuvieron en actos públicos, dictando conferencias y reuniéndose con simpatizantes del gobierno de la Cuarta Transformación.

ENTRE FOSAS Y NARCO RANCHOS
Tihuatlán, Veracruz, es un municipio de más de 80 comunidades y casi cien mil habitantes, aunque tiene vestigios prehispánicos de la cultura huasteca hallados aquí, en el último lustro ha saltado a la fama por ser cuna de fosas clandestinas del crimen organizado y por ser el lugar donde fue localizada “La Gallera”, otro cementerio clandestino donde fueron hallados fragmentos óseos y también por ser escondite frecuente del crimen organizado, quienes montaban sus centros de adiestramiento en lo alto de los cerros.

LAS ESCUELAS DE LOS ZETAS
En la parte baja de la loma más alta del ejido La Antigua, en febrero del 2020, integrantes de la Brigada Nacional de Búsqueda de Desaparecidos dieron con el paradero de una casucha de madera, deteriorada por el tiempo y el abandono. Dicha vivienda, según los lugareños, fue “propiedad” de la organización delincuencial de Los Zetas del 2014 en adelante, una de las temporadas más violentas en el sexenio del priista Javier Duarte de Ochoa, actualmente en prisión.

En aquella ocasión, en el ejido “La Antigua”, en Tihuatlán, familiares de desaparecidos chapearon, rastrearon, excavaron y buscaron indicios de fosas y restos óseos “cocinados” en ese centro de adiestramiento criminal.

En febrero del 2020 este reportero estuvo en el ejido La Antigua, la gente hablaba con miedo, admiten ser audio-grabados, pero no fotografiados. Sus afirmaciones son claras: a principios de 2014, alrededor de 60 jóvenes de entre 17 y 25 años eran adiestrados todos los días al amanecer para ser “estacas” de Los Zetas.

Tres mandos eran muy visibles, pues siempre circulaban en lujosas camionetas por un camino que provenía de Poza Rica. Varios de esos jóvenes reclutados, dicen, estaban ahí en contra de su voluntad.

Un modus operandi de “desaparición” que se ha repetido en entidades como Jalisco, Tamaulipas, Guerrero y ahora Veracruz. “Los obligaban a arrastrarse entre la maleza codo con codo, tenían fuertes entrenamientos. Nos dábamos cuenta que el que no cumplía con las instrucciones o se fatigaba o no podía era castigado a tablazos”.

El centro de adiestramiento quedó instalado en medio de parcelas de naranjas y mandarinas a las que se accede por estrechas brechas de terracería y resulta inaccesible para autos compactos. Jornaleros y productores de cítricos tuvieron prohibido subir a la loma desde la llegada de esta célula.

El narco-rancho fue “desmantelado” en octubre de 2014, cuando militares y zetas tuvieron un enfrentamiento a balazos en plena carretera y los futuros “estacas” fueron trasladados a otro punto no conocido.

NUEVO MAPA CRIMINAL
En esta región en la década pasada, los Zetas y Cártel del Golfo operaron en entidades como Veracruz y Tamaulipas con “sofisticados” métodos de desintegración de restos óseos, lo que coloquialmente se conoce con el término criminal de “cocinas”, situación que hoy en día hace muy difícil la identificación de restos

En el caso de Veracruz, en el Totonacapan y en la Huasteca, hace cuatro o cinco años peleaban la plaza Zetas y Grupo Sombra; en ciudades como Tuxpan o Poza Rica era muy famoso el jefe de plaza con la clave “Puchini”, jefe zeta y hombre de confianza de Miguel Ángel Treviño Morales, el Z-40, otrora máximo capo de los Zetas y que hoy está en la cárcel.

Mientras que del Grupo Sombra, autoridades ministeriales sólo han logrado documentar que es una escisión del Cártel del Golfo cuyo comandante tenía la clave “Sombra”.

Ahora, en los últimos dos años, comerciantes, empresarios, propietarios de giros negros y pobladores han escuchado hablar del actual pleito y lucha por el control de venta y ruta de estupefacientes entre el llamado “Grupo Escorpión” -una nueva célula al servicio del Cártel del Golfo- y la expansión del Cártel de Jalisco Nueva Generación.

Las próximas semanas organizaciones criminales estarán en receso obligado por el arribo de un escuadrón de la Guardia Nacional y el Ejército Mexicano, quienes han establecido un retén de control en la comunidad de La Concepción en Tihuatlán; una vez que se retiren la violencia amenaza con desbordarse.