Hedonista el góber Luis Mier y Terán, dichoso y feliz por cumplir la orden porfirista de “¡Matar en caliente!” a los nueve jarochos sublevados a la reelección del dictador.
Hedonista Javier Duarte gritoneando a la mitad del mundo y a la otra mitad que “¡Aquí no pasa nada!”.

PASAMANOS: Hedonista Fernando Gutiérrez Barrios destapándose como secretario de Gobernación con el presidente Carlos Salinas de Gortari en el segundo informe como gobernador.
Hedonista Miguel Alemán Velasco declarando que “¡no soy bombero! cuando el incendio en el mercado Hidalgo de la ciudad jarocha y en donde nunca se asomara.
Hedonista Rafael Hernández Ochoa con los bailongos con festín gastronómico en casas de los funcionarios del gabinete legal.
Pero Éric Cisneros Burgos rebasó a todos.
Nadie ha usufructuado tanto la silla embrujada del palacio y con la misma intensidad volcánica.
Por ejemplo, el mural de su carita sonriente en una pared de Misantla, allí donde el cacicazgo local lo ejerce un panista, exalcalde y diputado local con su hija, la Princesita del Palacio Legislativo que fue, Marimar.

CORREDORES: El decibel más alto de su hedonismo el sábado 4 de marzo encabezando la Rodada “Orgullo Veracruzano” y que partió de Xalapa a Papantla.
Y por delante, una lona con la siguiente leyenda: “¡Rodar con Éric Cisneros es un orgullo veracruzano!”.
Atrás, montón de motociclistas.
Todos, más, mucho más, “El dos del palacio”, escoltados por tierra y aire y hasta por drones.
El disfrute y el gozo y la dicha inmensa del poder.
El estilo personal de ejercer el poder.
Dios que se siente y cree Éric Cisneros.
El dios terrenal, claro.
De hecho y derecho, la versión del siglo XXI del Cristo Negro de Otatitlán.

BALCONES: ¡Bendito el chamán!
Seis millones de habitantes de Veracruz, en la miseria, la pobreza, la jodidez, el desempleo, el subempleo, los miserables salarios de hambre, la migración, y de ñapa, los días y noches con sobresaltos y secuestros y desapariciones y crímenes, y desde luego, con la impunidad como vaso comunicante.

PASILLOS: Al lado del hedonismo, declarándose víctima de la discriminación racial y la xenofobia. Todo, dijo, porque “soy afrodescendiente y soy negro”.
Y por eso mismo, y en una especie de prolongación de sí mismo (estilo personal de estar, ser y trascender y cabildear el siguiente cargo público) encabezando la lucha social y oficial contra la negritud.
El poder político como instrumento y sinónimo del hedonismo. El ego. El súper ego. El hombre enamorado de sí mismo.
El San Martín de Porres de la 4T en Veracruz.

VENTANAS: En resumidas cuentas, un político frívolo.
Más frívolo que Berlín Valenzuela, el secretario de Gobierno de Rafael Murillo Vidal, y que era un galanazo. Hombre que de entrada gustaba a las mujeres.
Más frívolo que Éric Lagos, “El segundo” de Javier Duarte, organizando marchas en contra de sus adversarios y enemigos en el gabinete.
Más frívolo que Rogelio Franco Castán, “El segundo” de Miguel Ángel Yunes Linares, con su fama de golpeador de mujeres.
Más frívolo que el góber Adalberto Tejeda Olivares quien levantaba la pierna para tirarse una flatulencia y se echaba la carcajada burlona y autoritaria según cuenta la escritora Elena Garro en sus Memorias.