Por ejemplo, un mundo mejor para las mujeres en un Veracruz campeón nacional en feminicidios y mujeres asesinadas.
Es el jefe máximo de la máxima casa de estudios. La universidad pública, ligada a los movimientos sociales.
Casi casi, como pateando la pelota para un mundo mejor y en donde tantos han fracasado.
Seis de cada diez habitantes de la república amorosa y humanística como le denominan ahora, en la miseria, la pobreza y la jodidez.

PASAMANOS: Sueña, por ejemplo, que “las mujeres y niñas puedan caminar libres por las calles y sin miedo a ser acosadas, violadas y vendidas”.
Sueña con “desmontar antes la misoginia, los relatos de odio y atavismos, la violencia y la inseguridad”.
Sueña con “acabar con la impunidad y transitar hacia una cultura del respeto y los derechos femeninos”.

CORREDORES: Sueña con “la reeducación para combatir la violencia contra el género femenino”.
Sueña con que en la tarea se involucren “hombres, mujeres, empresas, gobiernos y universidades”.
Sueña con “desarrollar una conciencia social de la vida… a partir de la vulnerabilidad femenina y que no se puede ignorar sin dejar de ser humanos”.
Sueña el doctor Martín Gerardo Aguilar. Y “soñar no cuesta nada”.
Tampoco cuesta ondear la bandera universal de los derechos humanos.
Más, en una Universidad Veracruzana donde fue necesarios que los estudiantes fueran a las calles y avenidas de Xalapa y sitiaran el edificio del Rector gritoneando el ejercicio de la libertad y la dignidad para destituir a par de directores tibios ante el manifiesto acoso y abuso sexual.

BALCONES: Sueña el rector con el Utopismo: sociedad ideal que nunca se conocerá en la tierra. Utopismo: venta de esperanzas. Utopismo: el cielo en la tierra derrotando al infierno. Utopismo: soñó Jesucristo, soñó Carlos Marx, soñó Ernesto El Che Guevara, soñó Mao Tse Tung, soñó Ho-Chi-Min. Soñó Emiliano Zapata.
Y el mundo, caray, está y sigue mucho peor que antes.
Por ejemplo, un Veracruz ensangrentado día y noche. Cada día, una mujer asesinada. Cada día, mujeres y hombres secuestrados. Y de todas las edades.
Una chica, secuestrada, desaparecida, operada con cesárea para robarle el bebé a punto de nacer, y asesinada.
La saña y la barbarie. La alevosía, la ventaja y la premeditación. La impunidad, teniendo permiso.

PASILLOS: Han de preguntarse los hechos concretos y específicos que en cada nuevo amanecer la comunidad universitaria, alentada y vigilada por el rector de la UV, va logrando para alcanzar el objetivo sociológico creado y recreado en el sueño.
Por ejemplo, si los movimientos feministas están cuajando “en toda su riqueza y diversidad” en cada salón de clases de la UV.
Si ninguna estudiante, tampoco ningún alumno, de la UV es violentado en lo personal y emocional, en lo social y cultural y económico.
Y desde luego, si la UV “insta a las instituciones públicas a llevar a cabo políticas efectivas”, ¿cuál es el logro lacónico y macizo alcanzado a la fecha?
¿Habrá en todas y cada una de las facultades de la UV mucho menos misoginia y menos, mucho menos odio y atavismo, violencia e inseguridad?
Soñar sin hechos y resultados constituye un atropello brutal a letras y palabras y discursos y declaraciones y buenos propósitos y “golpes de pecho”.