Un Director de Gobernación, primero, y luego, director de la Policía Municipal en Ixtaczoquitlán, asiento industrial del centro de la entidad jarocha, fue detenido.
Y acusado, insólito, de la desaparición forzada de al menos diecisiete personas.
Y 17 desaparecidas, ni más ni menos, que en el año 2019.
El primer año del señor Cuitláhuac García Jiménez, el primer gobernador que llegó al Palacio de Xalapa por la vía de la izquierda, “el socialismo de rostro humano”, en el siglo XXI.

PASAMANOS: Se llama Octavio Alejandro N. Y lo capturaron en Cuitláhuac, luego de andar huyendo durante los años 2019, 2020, 2021 y 2022.
Y de ñapa, aprehendido luego de un tiroteo con la Policía Ministerial, y en donde, ni hablar, saliera herido.
Presunto delito de desaparición forzada, aquella resultante de la alianza de políticos, funcionarios municipales, jefes policiacos, policías, carteles y cartelitos, sicarios y pistoleros, malosos y malandros.
Una vez más, un infierno llamado Veracruz. Un político y luego, el disfraz de policía y jefe policiaco, con la charola por delante, para secuestrar, desaparecer, torturar, asesinar y sepultar en fosas clandestinas a los ciudadanos de a pie.

CORREDORES: Según el boletín, unas víctimas eran originarias de Ciudad Mendoza, Córdoba, Ixhuatlán del Café e Ixtaczoquitlán.
Incluso, en un principio el trascendido de que Octavio Alejandro N. estuvo atrás del secuestro y asesinato del periodista y militante de MORENA, Jacinto Romero Flores, sucedido el 19 de agosto del año 2021.
Todo, y en caso de ser así, porque sus letras y palabras eran más peligrosas que las R 15, las Magnum y el botón nuclear.

BALCONES: Más, mucho más terrible porque Octavio Alejandro fue funcionario en par de ocasiones.
Y ni modo de que los presidentes municipales en turno desconocieran su identidad.
A menos, y que bien puede ser, que nunca lo investigaran con lupa, y/o que ni modo, fuera impuesto en el par de cargos públicos por los malosos.
Y/o que sea muy hábil para ejercer y usurpar su cuarteto de identidades: como funcionario, policía, malandro y ciudadano.

PASILLOS: Un político así, un funcionario así, teniendo de su lado a la policía para cometer fechorías, produce en automático un paro cardiaco.
Y, claro, el desencanto y la frustración con las elites políticas y los partidos políticos a los que pertenecen.
La población electoral que suele votar en las urnas, llenas de resentimiento, odio y hasta venganza.
Y más, mucho más, como en el caso, cuando el boletín publica que el ex director de Gobernación y ex director de la Policía Municipal de Ixtaczoquitlán está señalado de diecisiete personas en desaparición forzada.

VENTANAS: Peor, porque también le endilgaron el plagio y desaparición de los siete pequeños comerciantes de Ciudad Mendoza que en Ixtaczoquitlán fueron incautados por la policía y desaparecidos.
Razones de peso y con peso para tener miedo y pánico a las corporaciones policiacas.
La encuesta Latinobarómetro documenta que en América Latina los ciudadanos desconfían al cien por ciento de los políticos y los policías y los reporteros.
Veracruz, en el tiempo sacrosanto de la 4T, la purificación moral y la honestidad valiente.