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Jueves 10 noviembre, 2022

El sueño de la izquierda

La izquierda siempre ha empujado la carreta política y social, digamos, con un bello sueño.
Siempre ha soñado (y soñar nada cuesta) con una sociedad decente, humana y justa.
Una sociedad tolerante y abierta.
Una sociedad donde el ejercicio de la libertad y la dignidad humana alcancen los más altos decibeles de la relación terrenal.

Luis Velázquez

Una sociedad fraterna y solidaria.
Y una sociedad donde todas las personas tengamos igualdad de obligaciones e igualdad de derechos.
Y una sociedad donde cada quien tenga lo que realmente necesita para vivir.
Y vivir, claro, con austeridad franciscana.
Y en paz y sin sobresaltos económicos, sociales, educativos, de salud, de seguridad y de justicia.
Por eso, entre otras cositas, los apóstoles de Jesucristo fundaron la primera Comuna en las goteras de Jerusalem y por desgracia fue la única gran experiencia.
Y también, claro, Tomás Moro tuvo su Comuna... fallida.
En nombre de una sociedad humana, los ismos se adueñaron de la mitad del mundo y de la otra mitad.
El socialismo. El comunismo. El capitalismo.
“El socialismo con rostro humano”.
El liberalismo. El neoliberalismo.
El cristianismo. El budismo. El gandhismo.
El leninismo. El trostkismo.
Pero en todos los rincones del mundo donde la izquierda ha ascendido, incluso, al poder político, económico y social, solo dejaron personas y familias más pobres, en la miseria incluso, jodidas.
En todos los casos, siempre un mesías, un enviado de un Ser Superior para salvar a la tierra.
El mesías retroalimentando la esperanza.
Esperanza vana, ramplona, barata, populista y demagógica, y que en rara y extraña coincidencia, tenía seguidores y fans en su templo y capilla.
Son los pobres, la parte mayoritaria de la población que como nada tiene, solo le queda el derecho a soñar y soñar y soñar, así caminen y se esfume un sexenio y otro y otro.
Es el caso, por ejemplo, de la llamada Gran Cuarta Transformación, la 4T, el obradorismo, MORENA, la purificación moral y la honestidad valiente.
Está por cerrarse el cuarto año del sexenio y seis de cada diez habitantes de la llamada república amorosa (una simple reproducción histórica) continúan en la miseria y la pobreza.
Y lo peor entre lo peor para la izquierda, cuya bandera mundial son los derechos humanos, reclamando justicia.
Simple y llanamente, justicia.
Igual que otras izquierdas (la izquierda en Chile con Salvador Allende, y en Bolivia con Evo Morales, y en Nicaragua con Daniel Ortega, y en Venezuela con Hugo Chávez y Nicolás Maduro, y en Cuba con los hermanos Fidel y Raúl Castro Ruz, y con todo y los momentos estelares de Brasil con Luiz Inácio Lula da Silva), la izquierda aquí en México con el desencanto y la desesperanza.
Un hecho escalofriante: más de cien mil desaparecidos en el país y de los cuales un aproximado de cuarenta mil son en el obradorismo.
Nunca antes con 78 (setenta y ocho) gobernadores que han sido, Veracruz, en el primer lugar nacional en feminicidios.
Y en las grandes ligas de las fosas clandestinas, Colinas de Santa Fe en el puerto jarocho y El Arbolillo en Veracruz, con más de seiscientos cadáveres.
¡Hosanna, entonces, por la sociedad decente, humana, justa, tolerante, abierta, fraterna y solidaridad predicada por la izquierda desde el Palacio Nacional con “La mañanera”!
¡Hosanna!
¡Hosanna!

CUATRO AÑOS SE HAN IDO EN LA ESPERANZA SOCIAL

Si en un par de palabras pudiera resumirse la izquierda serían derechos humanos.
Derechos humanos para todos.
Empezando por las mujeres.
Y hombres.
Niños, jóvenes, ancianos.
Una vida mejor y lo más digna posible para todos.
El legítimo derecho humano a vivir sin urgencias ni premuras.
Y sin sobresaltos en el día con día y noche con noche.
Igual económica, social, educativa, de salud y de seguridad para todos, sin excepción.
Nada de que unos, los ricos, los pudientes, los influyentes, los bien relacionados y conectados, son más que los otros, el grueso de la población.
Nada de que la riqueza se concentre en unos cuantos en detrimento de las más.
Nada de que unos son superiores a otros.
Es el sueño, digamos, socialista, “el socialismo con rostro humano” como le denominaban en el siglo pasado.
Es la bandera política que siempre ha ondeado el obradorismo en un país donde la población espera la llegada del paraíso terrenal.
Y como “están atrapados y sin salida” en la esperanza, entonces, creyeron y quizá continuarán creyendo en el Edén.
Y si hay becas bimensuales para los jodidos (ancianos, madres solteras y viudas, jóvenes, indígenas y campesinos, etcétera), únicamente será por dos años más cuando el presidente de la república amorosa se vaya.
Y que, además, caray, únicamente son paliativos porque la inmensa mayoría sigue acariciando la posibilidad de un empleo digno, cubierto con justicia laboral y con las prestaciones de ley porque significan la punta del iceberg para una mejor calidad de vida.
La izquierda, la nueva izquierda donde la política y la religión fueron empalmadas predicando el “Amaos los unos a los otros” desde el púlpito nacional de “La mañanera” fallando de nuevo.


1 comentario(s)

10 Nov, 2022 - 18:41
la izquierda disfrazada de socialismo genera mas pobreza y sus lidideres se vuelven ricos, acosta de engañar al dizque pueblo sabio nque no son mas que imb........ y asi destruyen el progreso

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