El tiempo, caray, de la llamada Gran Cuarta Transformación de la República Amorosa y que de amorosa, claro, nada tiene.
Por ejemplo:
En Tuxpan secuestraron a una persona.
La desaparecieron.
La asesinaron.
Le prendieron fuego.
La carbonizaron.
Mejor dicho, que semicarbonizada, a tono, digamos, con aquella adolescente llegando a casa gritoneando “mamá, mamá, estoy medio embarazada”.
Luego, con todo y cuerpo achicharrado, le vendaron los ojos.
Y lo ataron de las manos.
Y de los pies.
Después, tiraron el cadáver en un predio de la colonia, vaya nombre paradójico, “El Esfuerzo”... y que, claro, mucho, demasiado se habrían esforzado los malos.
Fue el lunes 31 de octubre del año infausto y fatídico, siniestro y sórdido, duro y rudo que camina y está por terminar.
Se trata de la peor saña y barbarie en la historia truculenta de “la noche tibia y callada de Veracruz”.
Los malos, exhibiendo el puño a la 4T y la purificación moral.
Los carteles y cartelitos, delincuencia organizada y común, desafiando al denominado Estado de Derecho, aquel cuya filosofía básica está en garantizar la seguridad en la vida y los bienes.
Con todo, incluso, que pudiera deberse, digamos, a una venganza.
Un ajuste de cuentas, en tanto era suficiente con un plomazo y que por ningún lado se justifica pues nadie, absolutamente nadie, dice la ley, puede hacerse justicia por mano propia.
Desde el púlpito del palacio de gobierno de Xalapa, el mandatario de la 4T asegurando que por ningún concepto permitiría el ajuste de cuentas.
La vida en Veracruz, más que a orilla del precipicio, en el rincón más profundo del infierno.
La vigencia total y absoluta de la canción ranchera de que “la vida no vale nada”.
Fue en el norte de Veracruz.
Pero igual, igualito, ha acontecido en el sur y en el este y en el oeste.
Y en los doscientos doce municipios.
Y en cada uno de los rincones de las comunidades y aldeas.
Bastaría referir que “ya ni llorar es bueno”.
La 4T no puede con la pesadísima carga arrastrando la cruz en el camino de espinas y cardos rumbo al Gólgota.
El principio de Peter la ha rebasado.
Los malos, dueños del día y de la noche.
Y de la paz familiar.
Y de la agenda setting.
Ahora sí, y sin incidir en el fatalismo, “¡aquí nos tocó vivir y qué le vamos a hacer!” como exclama un personaje literario del escritor Carlos Fuentes Macías.

AQUÍ LAS MUJERES PUEDEN SOÑAR...

La vida se ha recrudecido en Veracruz.
Desde la violencia cotidiana y que va desde los malosos hasta los abusadores sexuales como el caso de la chica de 25 años en una colonia jarocha y que fue secuestrada, amarrada, golpeada y ultrajada el primero de noviembre.
Y/o el anciano de 72 años, Jorge B. T., asesinado el mismo día en la colonia Estatuto Jurídico del puerto jarocho únicamente para robarle.
El escenario social se ha vuelto tétrico, como en una película de terror.
Cabezas decapitadas abandonadas en el piso y en la mesa de unos antros.
Cadáveres colgados de los árboles y puentes.
Cadáveres flotando en los ríos y lagunas aguas abajo.
Cadáveres tirados a orilla de carretera y en medio de los cañaverales.
Cadáveres arrojados al fondo de pozos artesianos de agua dados de baja.
Niñas asesinadas.
Mujeres asesinadas.
Ancianos asesinados.
La peor pesadilla en la historia en un Veracruz donde el góber de la 4T pregona y alardea que aquí, “las mujeres pueden soñar”.
Y, claro, le faltó decir que soñar pero con pesadillas y el infierno.
¡Vaya saña con el hombre secuestrado, desaparecido, ejecutado y carbonizado en Tuxpan de Rodríguez Cano!
En los libros dicen que en un Estado de Derecho está garantizada la seguridad en la vida y los bienes.
Más, mucho más, en la vida, porque los bienes van y vienen... si regresan.
"Ta’gueno".