Además, una chamba con salarios pichurrientos de hambre. Si bien les va, unos cinco mil pesitos mensuales.
Pero en el mayor número de casos, el desempleo. Tocan y tocan puertas y ventanas y todas, la mayoría, cerradas.

PASAMANOS: Cada vez se achica la posibilidad laboral. Peor aún, cada vez más despedidos.
Bastaría, por ejemplo, una paseadita por el Centro Histórico de la ciudad jarocha y por las plazas comerciales para advertir que cada vez hay más negocios y comercios cerrados.
Y hasta con un letrerito indicativo y significativo. “Se alquila o se vende”.
Por eso, montón de egresados universitarios están migrando a varias entidades federativas del país con mejor desarrollo que Veracruz y a Canadá y Estados Unidos.

CORREDORES: Veracruz está en el rincón del infierno más inhóspito y adverso.
Por ejemplo, de acuerdo con el Seguro Social, el gobierno de la 4T jarocha, incapaz de recuperar los treinta mil empleos perdidos en el tiempo del COVID.
Además, la caída en la actividad industrial.
La salida de la secretaría de Desarrollo Económico es alentar los festivales gastronómicos por dos, tres días, en cada pueblo y región, como por ejemplo, la feria de las garnachas y la feria de los tamales y la feria de las picadas y gordas y la feria del mole, etecé, etecé.

BALCONES: En esas circunstancias, el peor de los mundos para los jóvenes egresados de una carrera universitaria.
Desde luego, han sido y son muchos años y sexenios de incapacidad gubernamental para crear y recrear las condiciones necesarias para la inversión privada.
Pero con la Gran Cuarta Transformación del país (ajá) llevamos casi cuatro años del sexenio y todo sigue igual. O peor.
Y peor, porque muchas, demasiadas expectativas fueron creadas por el obradorismo para resultar más de lo mismo.
Con todo y la frasecita bíblica de que “no somos iguales”.
Y allá quienes crean.

PASILLOS: Primero, saturados todos los trabajos y ya no cabe uno más.
Segundo, salarios jodidos, muy jodido. Ultra contra súper jodidos.
Tercero, a veces contratitos por unos meses.
Cuarto, contratados, incluso, en tareas y cosas totalmente ajenas a lo estudiado.
Cinco, chicos con maestrías y doctorados, pero sin recibir el trato digno y justo que bien merecen.
Seis, la venta burda y ramplona de esperanzas de deja tu currículo y luego te hablamos.
Siete, haciendo trabajos que como dijera Vicente Fox Quesada, “ni los negros quieren hacer en Estados Unidos”.
Solo con mucha buena vibra y mejor karma y una inquebrantable fuerza de voluntad para seguir empujando la carreta así sea en el otro extremo del mundo se puede evitar la frustración profesional, económica y social de los jóvenes universitarios.

VENTANAS: Mal va la política económica.
Las tribus gobernantes por un lado.
Los empresarios y comerciantes por otro.
La población, por otro.
Bastaría referir que la secretaría de Educación Pública, anexas y conexas (secretarías de Educación en las entidades federativas, la UNAM y el Politécnico, etcétera) otorgando RVOE para carreras cien por ciento saturadas en el mercado.
Y por añadidura, el desempleo de los egresados.
Un asunto de Estado porque la frustración humana suele llevar a la desesperación social.