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8 Columnas
Viernes 27 mayo, 2022

AMLO-Bonilla: La misteriosa complicidad


Ricardo Ravelo

Además estar denunciado por un presunto desvío de más de doce mil millones de pesos durante su bienio, el exgobernador de Baja California, Jaime Bonilla Valdés, enfrenta otras acusaciones que lo han colocado bajo los reflectores de la justicia mexicana:

Tomado de SinEmbargo

Desde que dejó la gubernatura, en octubre del año pasado, Bonilla ha sido señalado de hacer negocios con el sistema de agua; de tener presuntos vínculos con el crimen organizado; de haber incorporado a su aparato de seguridad a personajes que fueron piezas del cártel de Tijuana y de usurpar las profesiones de ingeniero y licenciado en administración pública, pues no tiene títulos académicos. Esto último ya fue corroborado por las autoridades de la Secretaría de Educación Pública y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pues el exsenador y exsuperdelegado de MORENA no cuenta con cédula profesional para ejercer en esas profesiones.

Ahora que ya no tiene poder político, aunque sí goza de impunidad –el último intento fallido fue volver a la Senaduría, lo cual se lo impidió un tribunal de alzada –salen a flote historias truculentas que vinculan a Jaime Bonilla con personajes del crimen y en los temas más sucios de la política. No obstante, el presidente Andrés Manuel López Obrador no sólo lo ha defendido sino que le ha brindado cobijo con el manto de la impunidad, pues entre ambos existe una complicidad que data del año 2006.

De Bonilla Valdez se cuentan muchas historias. Los pormenores provienen de personas que lo conocen desde hace varias décadas. Entre otras cosas, por ejemplo, se cuenta algunas de sus correrías: que en 1989, Claudio Ruffo, el llamado hermano incómodo del entonces gobernador de Baja California Ernesto Ruffo Appel, se encontraba comiendo y bebiendo, como era su costumbre, en el famoso restuaurante Bocaccio´s de Tijuana.

Al lugar arribó Jaime Bonilla, dispuesto a comer. Era asiduo cliente del lugar. Quienes lo vieron recuerdan que llevaba unas maletas, supuestamente repletas de dólares. Presuntamente eran los pagos que realizaba el cártel de Tijuana al gobierno de Ruffo por la protección que recibían. En aquel tiempo –finales de los años ochenta –los hermanos Arellano Félix eran los amos de Baja California.

De pronto, Claudio Ruffo se encolerizó, sacó su arma y corrió del restaurante a Jaime Bonilla. Éste se negó a salir, se agarraron a golpes y Claudio, enfurecido por un descontón propinado por Bonilla, comenzó a disparar. Un testigo de los hechos, que pidió el anonimato, relató a este reportero que Bonilla salió corriendo y Claudio lo persiguió por todo el boulevard Agua Caliente sin lograr herirlo.

Sobre el fondo de la discrepancia hay tres versiones: que Ruffo se inconformó con el contenido del maletín; la otra sostiene “que Bonilla le tocó la bragueta y sus partes genitales”, lo que enfureció a Ruffo, y una más señala que Ruffo “se encabronó” porque Jaime Bonilla –entonces dueño del diario Baja California –mantenía un frecuente cuestionamiento al gobierno del entonces mandatario bajacaliforniano.

Estas correrías de Bonilla se conocen en la ciudad de Tijuana y se comentan en cafés, restaurantes y bares, donde también se cuenta que estuvo preso por fraude en perjuicio del Infonavit; que no es mexicano sino norteamericano, razón por la que ocupó cargos en el gobierno de Estados Unidos. Pese a ser de origen norteamericano, el presidente López Obrador lo hizo senador, superdelegado y gobernador. Detrás de esta complicidad hay una historia.

Jaime Martínez Veloz, excandidato a la gubernatura de Baja California, ha denunciado desde hace tiempo las violaciones a la ley en las que ha incurrido Jaime Bonilla.

En entrevista con Sin embargo.mx la noche del jueves 25, el excandidato a la gubernatura de Baja California cuenta que Jaime Bonilla compitió por la senaduría y ganó incluso la gubernatura a pesar de tener antecedentes penales, pues asegura que estuvo preso en 1981 por un fraude millonario en contra del Infonavit. Por esa razón –añadió –yo impugné su triunfo, pero las autoridades guardaron silencio. López Obrador lo protegió.

La versión de Martínez Veloz coincide con otro datos obtenidos: que en la época en que Bonilla estuvo en la cárcel entre 1981 y 1982; como presidiario tenía el número 13380. También era prófugo en Estados Unidos por diversos delitos y, durante su estancia en la cárcel, conoció a Amado Cruz Anguiano –pieza del cártel de Tijuana –quien después se hizo cargo de su seguridad. Cuando fue gobernador, Bonilla lo nombró jefe de escoltas y logística.

Otro personaje de negro historial criminal que operó a la sombra de Jaime Bonilla como gobernador responde al nombre de César Eduardo Cortés. Se dijo que era un eficiente informante de la DEA, que estaba muy bien relacionado en la Segunda Región Militar. En realidad, este personaje si era informante pero del cártel de Tijuana, de acuerdo con informes que dan cuenta de sus antecedentes.

Cuando Jaime Bonilla arribó a la gubernatura, a este sujeto se le abrieron las puertas de la oficina del mandatario morenista no obstante que su ficha decía que estaba relacionado con José Roque García, conocido en el mundo del hampa como “El Roque”, miembro del cártel de Tijuana que fue capturado y luego extrañamente puesto en libertad.

César Eduardo Cortés, de acuerdo con fuentes consultadas, presumía tener una estrecha relación con Jaime Bonilla. Y esto no era mentira, pues fue el brazo operativo que instrumentó la caída del entonces alcalde de Tijuana, Arturo González, y de su jefe de Seguridad Pública, Alberto Ayón Monsalve, entre otros, para impedir que González fuera candidato de Morena a la gubernatura de Baja California.

Además de este antecedente, las investigaciones a cargo de Martínez Veloz arrojaron otros datos relevantes: que Jaime Bonilla no es ingeniero. Luego salió otra información: que tampoco es licenciado, credenciales con las que se presentaba públicamente –y en sus redes sociales –e incluso ocupó cargos ostentándose como profesionista egresado de la UNAM sin serlo.

Además de las indagaciones de Martínez Veloz, el periódico Zeta de Tijuana solicitó información a la UNAM sobre el paso de Jaime Bonilla por esa institución. La respuesta fue negativa. El exgobernador de Baja California presumía en sus redes sociales que había sido “Jaguar de la preparatoria Lázaro Cárdenas para después convertirme en Puma de la UNAM donde me gradué como ingeniero industrial”. En realidad, en las fechas en que Bonilla dijo que había estudiado estaba preso en una cárcel de Tijuana.

La UNAM respondió que el Sistema Integral de Administración Escolar.. no encontró dato alguno de Jaime Bonilla Valdez como alumno de la institución educativa.

Ante esta evidencia, Jaime Martínez Veloz presentó una denuncia penal en contra de Jaime Bonilla, la cual fue recibida en la Fiscalía General de la República, por el delito de usurpación de profesión. “Este caso se llevará al plano internacional”, dijo el denunciante ante la defensa abierta que hizo el presidente López Obrador en favor de Jaime Bonilla.

Más denuncias

La gobernadora de Baja California, María del Pilar Ávila –con quien Bonilla ya está enfrentado –presentó sendas denuncias en contra de su antecesor y seis funcionarios más tras descubrirse un negocio multimillonario superior a los 12 mil millones de pesos que Bonilla y sus cómplices fraguaron al aprobar el proyecto de una planta fotovoltaica, para la cual no estaban facultados legalmente ni contaban con permisos federales.

A pesar de no contar con las autorizaciones correspondientes, el entonces gobernador Jaime Bonilla colocó la primera piedra de la mega-obra, la cual actualmente yace abandonada en una zona conocida como Laguna Salada. Lo que sí es efectivo es que hay un desvío de doce mil millones en cuya malversación estarían implicados seis exfuncionarios estatales, entre ello, el exmandatario

El gobierno estatal –según las investigaciones –había pagado a la empresa Next Energy –responsable del rpoyecto –123 millones de pesos, mediante un fideicomiso. El monto se descontó de las participaciones federales del mes de febrero de 2022, lo que causó un quebranto a las finanzas estatales. Pese a todo, Bonilla anda como si nada debiera ni temiera. Según Martínez Veloz, el cobijo presidencial obedece a la complicidad que los une a ambos, lo que ya es muy evidente.

Y en medio de las tormentas que enfrenta Jaime Bonilla ahora se suma la fuerte sospecha de que él presuntamente es el autor intelectual del asesinato de la periodista Lourdes Mendoza, perpetrado en enero de este año en la ciudad de Tijuana.

La periodista había entablado, desde hacía varios años una demanda en contra de Bonilla por negarse a pagarle su salario luego de que trabajó para la empresa PSN Primer Sistema de Noticias, una red de multimedios que antes era conocida como Pacific Spanish Network, propiedad del exgobernador de Baja California.

La periodista había denunciado ante el presidente Andrés Manuel López Obrador, durante una conferencia mañanera, que llevaba nueve años sin recibir pagos de parte de Bonilla, a quien acusó de “no pagar impuestos”, ni Infonavit ni SAT ni nada”.

Y añadió en aquella ocasión: “Yo trabajé con él seis años y nunca me pagó seguro, ni SAT ni Infonavit, ni impuestos, no paga a nadie. El paga en efectivo.

Meses después de la denuncia, Lourdes Mendoza fue asesinada. Hasta ahora la Fiscalía del estado de Baja California ha detenido a los autores materiales –una acción dudosa –pero de los autores intelectuales nada se sabe. Sin embargo, a raíz de las denuncias, Jaime Bonilla aparece como uno de los principales sospechosos. Sin embargo, el presidente ya lo exoneró.

La relación AMLO-Bonilla

-¿Qué opina usted sobre el asesinato de la periodista Lourdes Mendoza? –se le pregunta a Jaime Martínez Veloz, excandidato a la gubernatura de Baja California.

-Muy lamentable, pienso que no se puede afirmar que Jaime Bonilla haya ordenado el crimen, pero tampoco se puede descartar. Me llamó la atención que el presidente López Obrador lo haya defendido sin que una investigación que sustente esa defensa.

A estas alturas ya hubieran investigado las sábanas de las llamadas que hizo Bonilla previo al crimen para saber con quién habló y qué hizo en vísperas del asesinato. Pero no hay nada.

-¿Por qué cree que lo defiende tanto el presidente?

-Ellos tienen una relación de complicidad desde hace varios años. López Obrador recibió financiamiento para su campaña desde 2006 a través del entonces vicegobernador de Baja California, Cruz Bustamante, quien conoció al presidente a través de Jaime Bonilla.

A partir de esa complicidad, el presidente le ha permitido todo, incluso, que se inscribiera para competir en puestos de elección popular con una constancia de ciudadanía mexicana, pues nunca presentó su acta de nacimiento que lo acreditara como mexicano. El es norteamericano y pese a ello se ha inscrito diez veces para ser director del Distrito de Agua de Otay, violando la ley de nacionalidad mexicana.

Añade: Incluso no tenía y creo que hasta la fecha no tiene un domicilio oficial en Tijuana. Se supo que usó la dirección de una cervecería artesanal que él mismo clausuró para que ahí le llegara correspondencia. Esto demuestra que ni siquiera domicilio fiscal tiene.

Martínez Veloz cuenta que a raíz de que se ha acreditado que Bonilla no es mexicano le solicitaron al secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, que le retire el certificado de nacionalidad mexicana, porque hay violaciones a la ley, pero Ebrard –dice –no responde.

Agrega Martínez Veloz que este encubrimiento de López Obrador viene desde el 2006, cuando Bonilla empezó a financiar el movimiento político del presidente. Como lo dije, Bonilla era funcionario del gobierno norteamericano, miembro del partido Republicano, tenía oficina en la calle H y Tercera en Chula Vista, condado de San Diego, California, y desde ahí operaba para López Obrador e incluso apoyó a su gente cercana.

El político lagunero dice que le llama mucho la atención que López Obrador cuestione el financiamiento de Estados Unidos que recibe Mexicanos contra la Corrupción, la organización de Claudio X González, cuando desde el 2006 un funcionario del gobierno norteamericano –Jaime Bonilla –lo ha financiado en sus tareas políticas. Eso explica, dice, la complicidad que los une.

Y añade: “La relación de Bonilla con Andrés Manuel viene desde entonces. En aquella época, yo me encontré a Bonilla en el avión y me preguntó si yo era amigo de Andrés Manuel; me dijo que él tenía un amigo que era Cruz Bustamente, entonces vicegobernador de California, quien tenía interés en conocer a López Obrador.

“Desde ahí viene esa relación, desde aquellos tiempos en que Bonilla lo empezó a financiar, aunque luego (Bonilla) dijo que había conocido a López Obrador porque su esposa y la de López Obrador habían ido juntas a la escuela. Una gran mentira, igual que lo que inventó con sus profesiones su paso por la UNAM”.

Quiero reiterar –expone Martínez Veloz –que Bonilla y su gente, desde el gobierno norteamericano, apoyaron a López Obrador. Incluso, los cercanos del presidente tenían oficinas pagadas por Bonilla.

Según Martínez Veloz, Bonilla fue informante del FBI y tenía como práctica recurrente grabar a sus amigos y enemigos; le encantaba saber qué hacían y en qué negocios estaban involucrados. “Yo no sé si Bonilla tenga grabado al presidente con algo comprometedor, pero ese apoyo y respaldo tan abierto pese a las evidencias pues no se entiende si algo secreto no le sabe Bonilla.”.

–¿Cuál fue la herencia de Bonilla en Baja California?

–Jaime Bonilla le hizo más daño a Baja California que todo el crimen organizado en muchos años.

Expone: “El presidente se ha comprometido a realizar muchos proyectos, pero nada se ha concretado: ahí sigue pendiente la zona libre; el problema del crimen continúa. En el periodo de Bonilla hubo seis mil crímenes y nada se hace ante la violencia. Está parado el proyecto de los cuatro carriles de Ensenada a San Quintín. Se dijo que se iba a construir y todo eso está detenido.

–Entonces usted no duda en que entre Jaime Bonilla y Andrés Manuel López Obrador sólo hay una estrecha complicidad.

–No hay duda. La complicidad es muy clara. Y repito: todo eso viene desde el 2006, cuando Bonilla como funcionario norteamericano empezó a financiar el proyecto de López Obrador. De ahí surge la impunidad que actualmente lo cobija e impide que “este pillo” –Jaime Bonilla — vaya a la cárcel.

APUNTES DEL SUBSUELO

EN EL NEGRO HISTORIAL DE Jaime BONILLA también figura un crimen hasta ahora no aclarado: El de Guillermo Willy Castellanos, quien fue subdelagado de economía. Ese crimen ocurrió hace unos veinte años. Esta es una historia pendiente, pues varios allegados al exgobernador de Baja California fueron interrogados sobre este homicidio.

CIRCULAN OTRAS VERSIONES SOBRE el exmandatario bajacaliforniano. Se dice que tiene un lujoso departamento en la exclusiva zona de Polanco, donde suele hacer reuniones más que privadas, privadísimas, incluso, casi íntimas. Y también se dice que uno de los frecuentes visitantes clandestinos a ese sitio es el alcalde de Ensenada, Armando Ayala Robles.

LA EDITORIAL TAURUS puso en circulación, en un suculento paquete, cuatro tomos extraordinarios que dan cuenta de los viajes del célebre biógrafo austriaco Stefan Zweig por los cuatro continentes. Se titula Stefan Zweig, de viaje por cuatro continentes. Se trata de una de los relatos más personales del autor que se suicidó en Petrópolis, Brasil, en 1942. Grandes crónicas de viaje que incluyen uno, por cierto, a Rusia, donde destaca su crónica maestra contemplando la tumba de Tolstoi, de quien por cierto escribió una extraordinaria biografía.


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