Siervos de la Nación
•Llenos de Soberbia
•Peor mal de la vida
ESCALERAS: Los chamanes dicen que el peor mal escapado de la caja de Pandora fue la soberbia. Dicen también que se escondió en el rincón más arrinconado de aquella caja porque se resistía a salir, consciente y segura del daño sicológico que suele causar en los seres humanos.
Luis Velázquez
Pero Pandora, la enviada del dios Zeus a la tierra con la cajita aquella, tan bella, tan dulce y tan melosa, la convenció.
Y desde entonces, la peor enfermedad de las neuronas, el corazón y el hígado es la soberbia, aquella que, por ejemplo, hace sentir a la persona la dueña del paraíso terrenal y la tierra prometida y la propietaria única y absoluta del destino humano, y ni se diga, infalible.
PASAMANOS: Por eso el sociólogo del barrio dice que el estilo personal de ejercer el poder de las tribus de la 4T es la altivez y la petulancia.
Primero, se declararon servidores públicos. Pero como era un adjetivo de los priistas y panistas, mudaron a Siervos de la Nación, que así deseó declararse José María Morelos, uno de los 5 héroes patrios del Señor Presidente.
CORREDORES: Antes de la vida normal, antes del COVID, al café de la avenida solía llegar un hombre de apariencia obrero, quizá campesino, de unos cincuenta años de edad, de bajita estatura, que miraba de arriba para abajo a los demás, excedido de peso, la panza prominente bailoteando con sus pasos.
El hombre aquel llevaba un chaleco sin mangas color café con un letrero gigantesco en la espalda informando al mundo lo siguiente:
“Soy Siervo de la Nación”.
De seguro se creía la versión de Morelos del siglo XXI. Quizá paladín de la lucha contra la corrupción priista y panista y perredista. Acaso el Moisés del relato bíblico con el Decálogo de los Mandamientos en la mano.
BALCONES: Muchos burócratas lamentan la soberbia con que los funcionarios de la 4T tratan a los demás.
Primero, se sienten descubridores “del agua tibia” y actúan con desdén imponiendo sus reglas administrativas y sus órdenes técnicas, sociales y políticas.
Segundo, ofenden, humillan, gritonean, explotan y satanizan a los empleados.
Tercero, evidencian a todos y los acusan de estar al servicio de los conservadores y los neoliberales, repitiendo el discurso obradorista.
Cuarto, acosan a los burócratas, poseedores de la verdad única que se creen y sienten.
PASILLOS: El estado sicológico con el que llegaron y continúan las tribus de la 4T en el poder sexenal alcanza el delirio porque con frecuencia suelen acusar hasta de espías a los burócratas.
Más, mucho más, a quienes tienen muchos años de antigüedad, una vida al servicio de las dependencias.
Y como han continuado en el trabajo construyendo la antigüedad necesaria para la jubilación, más los señalan de emisarios del pasado.
De acuerdo con las versiones, muchos trabajadores han tronado y están o estarían a punto de renunciar a su antigüedad y retirarse.
VENTANAS: Todos los días, los agravios a los más elementales derechos humanos en una izquierda que naciera en el mundo abanderando la causa.
Los priistas y panistas eran soberbios (o son) cuando estaban en lo más alto de la cima del poder.
Pero los guinda y marrón son peores porque, además de soberbios, son mesiánicos y actúan como si fueran iluminados, enviados para salvar la tierra.
Y lo peor… es que los jefes de jefes lo permiten y toleran, ellos mismos, incluso, actuando igual, con la petulancia como emblema.