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Miércoles 27 enero, 2021

Heroínas y mártires

El gobierno declaró heroínas y héroes a las enfermeras y médicos fallecidos en el tiempo del COVID por atender a los enfermos. El arzobispo Hipólito Reyes Larios mejor les llamó mártires, como en el cristianismo.
Pero ninguna de las dos partes tuvo ni ha tenido tiempo para definir a las decenas, cientos de mujeres asesinadas, en Veracruz, en los últimos 25 meses de la 4T y que tienen a la entidad jarocha en el primer lugar nacional de feminicidios.

Luis Velázquez

Ellas, incluso, tratadas con el desdén oficial. Desdeñadas. Menospreciadas. Muertas incómodas que perturban la santa tranquilidad de las tribus guindas.
Ellas fueron asesinadas con saña y barbarie. Incluso, decapitadas.
En ningún momento dieron su vida por Veracruz. Tampoco murieron en nombre de Dios. Ni dieron su vida por salvar a otras mujeres.
Ni fueron asesinados por cumplir una misión suicida, digamos, en la guerra o como guerrilleras, autodefensas, guardias comunitarias.
Ni menos fueron ejecutadas porque era la voluntad de Dios… que el Ser Superior en estas masacres no se involucra ni se mete.
Fueron asesinadas con toda la perversidad del mundo porque los carteles y cartelitos, malosos y malandros, sicarios y pistoleros, delincuentes comunes, machistas, son los dueños del día y de la noche en Veracruz.
Ellos traen todas las pelotas y canicas para marcar la agenda setting en cada día que comienza.
Y porque, además, saben y están conscientes del insólito mundo de impunidad que reina y priva desde hace varios sexenios, quizá desde el priista Patricio Chirinos Calero.
Y en muchos casos todavía de ñapa, asestan el llamado “tiro de gracia” a la mujer asesinada y que en la guerra de 8 años de Irán e Iraq llamaban “la bala piadosa” porque así remataban a las víctimas.
Y por eso mismo, las mujeres asesinadas en Veracruz merecen, primero, el respeto para investigar a los homicidas físicos e intelectuales, y segundo, para honrar la memoria de cada una, ya heroínas, ya mártires en un Veracruz “donde la muerte tiene permiso” y en donde cada semana hay más y más mujeres que pierden la vida y en donde Veracruz huele a pólvora y es un río de sangre.

MUERTAS INCÓMODAS

Muchos meses después, de los feminicidios solo se están ocupando, primero, los familiares de las víctimas. Segundo, las ongs. Y tercero, académicas de la Universidad Veracruzana.
De allí en adelante, el silencio total. El desdén, incluso, La indiferencia. La indolencia.
Para el gobierno de Veracruz son muertas incómodas.
Y a los diputados locales y federales de Veracruz, les valen.
Están más ocupados en buscar la reelección, por ejemplo, que en tratar de resolver los graves pendientes sociales, económicos, educativos y de salud, seguridad y procuración de justicia.
También les valen el destino del montón de niños huérfanos y parejas viudas.
Incluso, se han “lavado las manos” asegurando que hay feminicidios porque el machismo alcanza decibeles insospechados.
Peor tantito, si se considera, por ejemplo, que los homicidas de mujeres están recrudecidos y llegan a la saña y barbarie como, por ejemplo, quitar la vida a las mujeres a base de puñaladas, una tras otra, gozando y disfrutando la muerte lenta de la mujer.
Se trata de la vida humana degradada en el peor rincón del infierno cuando lo peor que está sucediendo es que cada feminicidio se atribuya al machismo, la autoridad “tan quitada de la pena”.
Más dura la realidad cuando en la historia de los gobernadores del siglo pasado y en lo que va del siglo XXI, nunca, jamás, los feminicidios descarrilados, fuera de serie, en el palenque público de la entidad jarocha.
Hacia 1930, cuarenta mil ejidatarios masacrados por “La mano negra”, la banda de pistoleros del cacique de la hacienda de Almolonga, Manuel Parra, como parte de aquella enconada lucha agraria.
Hacia 1907, el asesinato de trescientos obreros textiles de Río Blanco por órdenes de Porfirio Díaz Mori a los militares.
Luis Mier y Terán, gobernador, acatando órdenes del dictador porfirista para “matar en caliente” a los 9 jarochos sublevados a su reelección.
En el sexenio de Javier Duarte, Veracruz, convertido “en el peor rincón del mundo para el gremio reporteril”, diecinueve reporteros asesinados, más tres desaparecidos.
Ahora, con MORENA y la 4T en el palacio de Xalapa, el peor tiempo constitucional para la población femenina.
6 de cada diez habitantes de Veracruz son mujeres.
En Veracruz sigue asesinando a las mujeres y nada, absolutamente nada, indica que la tranquilidad y la paz domine y predomine en los días y noches para ellas.
Son heroínas. Son mártires. Son víctimas.

CADA QUIEN SU MUNDO ROSÁCEO

Algunas veces, el góber de López Obrador ha gritoneado que en la Fiscalía General despacha una mujer, la primera en la historia local.
Y. por tanto, significa una garantía para la población femenina.
Tá´güeno.
Cada quien sus chorizos y discursos patrióticos y patrioteros y su mundo rosáceo.
Solo que antes de que un feminicidio llegue a la Fiscalía, pasa por la secretaría de Seguridad Pública.
Y el titular, tan feliz convocando al jefe Matute y a Don Gato y su pandilla (que también López Obrador en la mañanera) se refocila en medio de los cadáveres de mujeres, niños, jóvenes, hombres y ancianos.


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