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Historias de desaparecidos
04 septiembre, 2016

El panteón privado de los malosos

•Las madres del Solecito han encontrado 72 posibles fosas clandestinas en el puerto de Veracruz
•“Tantas personas que perdieron la vida en una circunstancia infame... que nunca debió pasar”
•El sitio siempre estuvo vigilado por la autoridad, y por eso puede hablarse de desaparición forzada

Laura Rojas

  • Integrantes del Colectivo solecito

Antes de desaparecer, lo último que Miriam y Rodolfo hicieron fue alimentar el ganado, meter los becerros al corral y prepararse para el dí­a siguiente iniciando la jornada laboral con la ordeña del ganado del rancho donde trabajaban como cuidadores, “Dos Lagunas”, colindante con predio de Colinas de Santa Fe donde actualmente se investigan lo que podrí­a ser la fosa clandestina más grande de Veracruz, y una de las peores del paí­s.

Previamente a ser borrados de la tierra, el pasado 18 de agosto, la pareja presenció la retirada de la caravana de peritos, policí­as y madres del colectivo Solecito de Veracruz después de una jornada de búsqueda de cadáveres en el terreno vecino al rancho que ellos cuidaban, y en el cual han localizado 72 posibles fosas clandestinas, según la información del último corte aportado por las mamás.

Uno de ellos corrió para quitar el candado del portón de metal que simboliza el inicio del primer cí­rculo del infierno jarocho y los vieron partir rumbo a sus casas y oficinas.

Después de ese 18 de agosto nadie ha sabido nada sobre el ranchero y su esposa, ambos encargados de cuidar el rancho Dos Lagunas, propiedad en otros años del poderoso cacique Veracruzano, don Antonino Lagunes Hernández, tí­o del finado cacique y jefe de la “Sonora Matancera”, Felipe Lagunes, El Indio; pariente también del exgobernador Agustí­n Acosta Lagunes.

Para llegar al punto de las fosas, los participantes de la búsqueda deben incorporarse desde la autopista Veracruz-Xalapa, antes del crucero de San Julián, para tomar un camino sinuoso, de arena suelta, rodeado de exuberantes higueras, flanqueado por un portón tubular, que limita con un rancho provisto de una casa humilde la cual, hasta el pasado 18 de agosto, cuidaban Rodolfo Aguilar Calles, de 50 años, caporal, y Miriam Ortiz Pale, de 27, su pareja.

¿Pueden seguir empleando el predio de Colinas de Santa Fe para seguir desapareciendo personas? Con todo y la vigilancia que hay en ese inmueble desde comienzos de agosto pasado, cuando comenzaron las labores de búsqueda, ¿es posible que sigan desapareciendo personas en ese “triángulo de Las Bermudas”? Pues sí­ lo han hecho, consta en la carpeta de investigación 1386/2016 de la Unidad integral de Procuración de Justicia número DXVII de Veracruz puerto.

La búsqueda de Solecito fue anunciada el primero de agosto pasado, trece dí­as después, en la iglesia de la Merced, el colectivo ofreció los primeros hallazgos: 28 puntos positivos en los que estimaban unas 40 osamentas, y es en esa fecha cuando las autoridades locales y organizaciones defensoras de los derechos humanos ponen toda su atención al terreno y al grupo de madres que logró lo que parecí­a imposible, dar con ese panteón privado del cual se contaba con informes desde el 2014, y en el que posiblemente termine el peregrinar de muchas familias en búsqueda de sus seres declarados como ausentes.

“Mi hermana y su pareja desaparecen cuando comienzan las investigaciones de las autoridades por las fosas en ese rancho”, dice un familiar de la joven Miriam Ortiz Pale, quien prefiere el anonimato, pero confirma la existencia de una denuncia por la desaparición de la pareja en la fiscalí­a regional del puerto jarocho.

Integrantes del colectivo Solecito también confirmaron la desaparición, “eran las personas que luego nos daban el paso, quitaban el candado del portón y nos daban el chance de pasar al predio donde encontramos las fosas”, confió otra fuente cercana a las labores de búsqueda, quien además indicó que por el lado de la chica, “nos mandaron mensajes para pedir apoyo para buscarlos”.

La pareja de rancheros desaparecen el 18 de agosto, de la casa que cuidaban cerca del punto de las fosas, “mi hermana me decí­a que siempre veí­a pasar a las señoras y a las autoridades cuando iban a terreno ese de las fosas, ya hasta la conocí­an, me contaba”, cuenta el familiar ví­a telefónica para blog.expediente.mx.

Son muchas preguntas en mi cabeza ”“sigue- pero no me logro explicar, cómo es que ellos desaparecen en plena búsqueda, si se supone que el sitio estaba vigilado por las autoridades, yo creo que es una desaparición forzada, cómo es posible que ellos (los que investigan) no hayan visto nada.

El 15 de agosto, 48 horas después de la primer rueda de prensa de Solecito con los primeros resultados que ya esbozaban el peor atropello a los derechos humanos en la historia inmediata de Veracruz, usando como fuente a la Fiscal de Investigaciones Ministeriales, Rosario Zamora González, la Fiscalí­a emitió el comunicado intitulado: “Realizan FGE, Policí­a Cientí­fica y familiares diligencias de localización de desaparecidos, en Veracruz”, “en un en un predio ubicado en el lugar denominado Colinas de Santa Fe, ubicado en la zona norte de la ciudad de Veracruz”.

“Zamora González explicó que la conformación del desarrollo jurí­dico de la investigación es conducida por la FGE; en tanto que, los trabajos periciales son realizados a través de la Policí­a Cientí­fica”, dice el documento, y puntualiza: “se realiza un proceso natural, en el que interviene la figura jurí­dica denominada ”˜cadena de custodia”™, la cual garantiza el debido resguardo de los hallazgos realizados”.

Es decir, bajo ninguna circunstancia, en base a lo marcado por la ley, y lo reconocido por la Fiscalí­a, el predio no podí­a quedarse sin vigilancia. No después de los reclamos de las madres del Solecito en la rueda de prensa del 13 de agosto en la iglesia La Merced. “Nos han dejado solitas”, se quejaron y hoy en dí­a una de las principales exigencias de las mamás, es la presencia de Luis íngel Bravo, Fiscal General, en ese campo de exterminio, “para que deje de impartir justicia por control remoto”, dijo Lucí­a de los íngeles Dí­az en la última rueda de prensa en Xalapa.

Sin embargo, con todo y el esquema de vigilancia que por la cadena de custodia debí­a imperar en ese lugar “mi hermana y su pareja desaparecieron, ellos no hací­an nada malo, únicamente cuidaban ese rancho, se dedicaban a alimentar a los animales, a la venta de leche y de queso”, retomó el familiar de la joven Miriam Pale.

En la denuncia asentada ante la Fiscalí­a Regional, la familia expresa que al llamar durante todo el 18 al celular de la joven Miriam Pale, ésta no contestó, el aparato mandaba directo a buzón, y así­, marcharon a la casa en el rancho Dos Lagunas para tener noticias, “quizá se le habí­a descompuesto el teléfono”, pensaron, pero también tení­an en cuenta el peor de los escenarios, ya que Miriam Pale antes de desaparecer, advirtió a sus seres queridos sobre la zozobra ante el brutal hallazgo del cual eran testigos silenciosos .

La casa es encontrada en desorden, la mujer y el ranchero son buscados por todos los rincones y nada. Era como si esa tierra, maldita por las que cargaron en el vientre, también se los hubiera engullido.

Otra madre integrante de la búsqueda confirma que “después de que dimos la rueda de prensa (el 13 de agosto), y se hacen esos hallazgos en forma masiva” les pusieron más vigilancia, Miriam y su esposo desaparecen el 18, y por ello la familia de Miriam Pale ha insistido en ese detalle ante las autoridades, “pero los avances van muy lentos”.

La ficha de Miriam Pale, disponible ya en el sitio sobre desaparecidos de la Fiscalí­a dice: Mexicana. De 24 años. Oriunda de Coatepec. Extraviada el 18 de agosto. Bachillerato incompleto. 1.50 de estatura. Robusta. Ojos café claro. Piel morena clara. Cabello negro, largo y ondulado. Nariz chata. Labios medianos. Mentón recto. Cejas depiladas. Cicatriz traumática en ambas piernas con injertos de piel.

El dí­a que desapareció, traí­a pantalón de mezclilla azul marino y blusa tipo polo color rosa.

Su pareja, Rodolfo Aguilar Calles, en el ante brazo izquierdo muestra una cicatriz por quemadura. En el estómago, cicatriz por hernia. De 50 años. Originario de Villarí­n, Veracruz. Secundaria incompleta. 1.55 de estatura. Delgado. Ojos café oscuros. Piel apiñonada. Cabello cano, ondulado, corto. Nariz Chata. Labios delgados. Cejas escasas y bigote.

Rodolfo Aguilar Calles es originario de Villarí­n, localidad de unos 400 habitantes enclavada entre la fábrica de tubos de acero TAMSA y el fraccionamiento Colinas de Santa Fe. De Villarí­n al rancho las Dos Lagunas, se puede llegar en caballo en menos de una hora. Esa zona, invadida por fraccionamientos y ahora las obras de desarrollo del puerto de Veracruz (en la que se invertirán 60 mil millones de pesos hasta el 2024), otro tiempo contaba con rutas de trasladado de ganado desde los ejidos de San Julián, Loma Iguana Villarí­n y Santa Fe al lecho de la laguna de San Julián; caminos arenosos que en mayo y abril no permiten ver nada ante la nube de polvo formada por la marcha del ganado rumbo al agua. En ese ambiente rural se desarrollaba la vida de Rodolfo Aguilar, quien últimamente trabajaba cuidando el rancho Las Dos Lagunas, instalado en la casa de la propiedad, como caporal, acompañado de su joven esposa, Miriam. En el dí­a, otros hombres de rancho llegaban al sitio para ayudar, pero por las noches, la propiedad únicamente era cuidada por la pareja.

Sobre los registros catastrales del rancho, aparece que fue propiedad de Antonino Lagunes, una de las personas más poderosas del siglo pasado, padre de 31 hijos legalmente reconocidos, dueño de ranchos ganaderos los cuales heredó a su descendencia, y cabeza del clan Lagunes.

La propiedad, en la actualidad, supuestamente pertenece a los hijos del patriarca Antonino Lagunes Hernández, el cacique que vivió y reinó desde la congregación de Vargas, también fue padre de Rubén Lagunes Garcí­a, quien desde 2011 está reportado como desaparecido. Lo último que se supo de él, es que salió de su casa en Costa Verde, Boca del Rí­o, para desalojar la basura, en donde habrí­a sido ví­ctima de una sustracción. El mismo año que desaparece, en Poza Rica, fuerzas federales le dan muerte a Lonardo Vázquez, alí­as “El Pachis”, identificado por la Secretarí­a de la Defensa Nacional (SEDENA) como operador de Los Zetas para la zona de la cuenca del Papaloapan, y supuesto responsable, meses antes, del secuestro de una hija de Rubén Lagunes. A Rubén Lagunes, posteriormente, igual le desaparecen a su yerno y a la vez sobrino (casó con su prima hermana), Gabriel Lagunes, de quien hasta la fecha se desconoce su paradero. Él sufrió una sustracción violenta cerca de Lerdo de Tejada, zona en la cual su suegro y tí­o contaba con un rancho ganadero, uno de los más importantes de la región.

Antonino Lagunes Hernández, el cacique que vivió y reinó desde la congregación de Vargas, también fue padre de Rubén Lagunes Garcí­a, quien desde 2011 está reportado como desaparecido. Lo último que se supo de él, es que salió de su casa en Costa Verde, Boca del Rí­o, para desalojar la basura, en donde habrí­a sido ví­ctima de una sustracción. El mismo año que desaparece, en Poza Rica, fuerzas federales le dan muerte a Lonardo Vázquez, alí­as “El Pachis”, identificado por la Secretarí­a de la Defensa Nacional (SEDENA) como operador de Los Zetas para la zona de la cuenca del Papaloapan, y supuesto responsable, meses antes, del secuestro de una hija de Rubén Lagunes. A Rubén Lagunes, posteriormente, igual le desaparecen a su yerno y a la vez sobrino (casó con su prima hermana), Gabriel Lagunes, de quien hasta la fecha se desconoce su paradero. Él sufrió una sustracción violenta cerca de Lerdo de Tejada, zona en la cual su suegro y tí­o contaba con un rancho ganadero, uno de los más importantes de la región.

Antonio Lagunes Hernández igual procreó a Minerva Lagunes Acosta, en la década de los 80”™s, esposa de Felipe Lagunes (sobrino de Lagunes Hernández), quien en el bajo mundo era conocido como El Indio, jefe de un grupo de sicarios que se hací­an llamar la “sonora matancera”, y ejercí­an el control del sicariato y de las actividades ilegales desde la zona conurbada, en un rancho llamado El Cocal, vecino a Tejerí­a. Mantení­a El Indio Lagunes, al amparo del sexenio de Agustí­n Acosta Lagunes, jornadas de violencia desde Veracruz hasta Xalapa, y la cuenca del Papaloapan; en el sur, el otro cacique empoderado, era Cirilo Vázquez Lagunes; en la zona centro, Toribio Gargalló ”“el primer antecedente de fosas clandestinas-; en la sierra de Chicontepec, los hermanos Roberto y Justo Cabrera Sahagún; y en la montaña de Huayacocotla, Luis Rivera Mendoza.

En el puerto jarocho, hoy el apellido Lagunes de la tercera generación posterior a Antonino Lagunes Hernández, está asociado al abolengo y la prosperidad ganadera, estatus que es amenazado por ese pasado y esos orí­genes violentos.

En la rueda de prensa de sábado, en Xalapa, las madres del Solecito hicieron un llamado al Senado de la República y a los legisladores locales a “llamar a cuentas a las autoridades que permitieron la operación de ese lugar y en donde hay tantas personas que fueron asesinadas, que perdieron la vida en una condición infame, algo que nunca tuvo que haber pasado en una sociedad civilizada”, dijo Lucí­a de los íngeles Dí­az.

A su parecer, “las autoridades deben responder, porque esas personas en el predio “no debieron morir así­ ni haber sido depositados allí­”.

“Hago un reclamo a los legisladores: que requieran a las autoridades involucradas, al gobernador Javier Duarte, a Arturo Bermúdez, a Amadeo Flores y a Luis íngel Bravo, que rindan cuentas, como pueden ellos justificar un cementerio clandestino en una ciudad como Veracruz.



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