Antes, la guerra abierta de la secretaría de Educación a la comida chatarra en las escuelas.
Antes, la feroz campaña para abatir el consumo de refrescos.
Chiapas, por cierto, en el primer lugar mundial en el consumo de refrescos de cola.
El ciclo se va, digamos, cerrando, desde cuando los bebés nacen parecieran tener bajo el brazo un refresco de cola.
Y cuando cursan la secundaria (a veces desde el quinto y sexto año de primaria) empiezan a fumar.
Y ni se diga, cuando nacen... nacen acompañados en el hospital de un videojuego.
Y, claro, otorgado por los padres.
Nada raro ni extraordinario resulta mirar, incluso, en un restaurante, al padre y la madre pegados al celular.
En ocasiones, hasta con dos celulares el padre.
Y el bebé de dos, tres, cuatro años, con la computadora enfrente mirando y admirando caricaturas y comics.
Y el mismo niño apretando la tecla para seguir mirando.
Está bien la intensa campaña oficial contra la comidita chatarra.
Los cigarros.
Y los videojuegos.
Pero de acuerdo con la práctica necesitan considerar los hábitos y costumbres y cultura de los padres.
Cierto, cierto, cierto, feroz persecución de la secretaría de Educación Pública contra la comida chatarra.
Vaya, en universidad privada y católica de Veracruz aplican la política educativa "al pie de la letra".
Pero basta recordar que el fin de semana, en el cine en la plaza comercial el consumo de la comidita chatarra y el refresco de cola alcanza el más alto decibel.
Y ni modo que los chicos dejen de fumar porque desde el año entrante los cigarros costarán más pues, y en todo caso, se trata del "dominguito" de los padres a los hijos.
Y con plena libertad para disponer de los centavitos y la morrallita.
¿Cómo, de qué manera, podrán los padres prohibir los videojuegos a los hijos si ellos mismos facilitan la computadora y el celular y la Tableta, etecé, etecé?
Digamos, claro, bien pudiera tratarse de los primeros pasos del gobierno federal camino a la salud pública.
Pero nada será efectivo sin la participación de los padres.
Y la firmeza de los padres.
México, por ejemplo, y además de Chiapas con el consumo mundial de refrescos, campeón en el continente latino en papadas y panzas.
El país ideal y modelo para los Rotoplas.
Siéntese el ciudadano perspicaz en una banquita por ahí en una plaza comercial.
Y contabilice a diez personas caminando enfrente.
Y "veinte y las malas", de cada una de las diez personas, unas ocho, aprox., están excedidas de peso.
Y la panza ("La panza es primero" se intitula libro clásico de Rius) colgando como trapecista en el circo pueblerino y aldeano.
Además, la práctica religiosa de la vida sedentaria.
Y luego de comer, tirados en la hamaca tendida en el patio de un árbol a otro.
Y con unas chelitas enfriándose a un lado.
El hábito gastronómico de la llamada Vitamina "T".
Tacos. Tortas. Tostadas. Tortillas enfrijoladas. Tamales. Tlayudas.
Y, claro, sus anexos y conexos, picadas y gordas, el festín que tanto enloqueciera al conquistador Hernán Cortés cuando desembarcó en las playas de Chalchihuecan y la Malinche se las preparara (y con una sonrista) para desayunar.
El banquetazo del Cacique Gordo de Cempoala a Cortés y a base, otra vez, de picadas y gordas.
Es decir, una cultura mitológica de la comida chatarra que ni volviendo a nacer puede soslayarse, atenuarse y menos, mucho menos, eliminarse.
Igual, pues, con el consumo del cigarrito.
Por ejemplo, ni modo de prohibir a las parejas clandestinas fumar un cigarrito luego de hacer el sexo y el amor en el motel.
El país que somos.
El país que el gobierno desea reconstruir.
Luchar contra la comida chatarra...
Y el consumo de refrescos...
Y de cigarros...
Y de videojuegos... equivale a soñar con los molinos de viento.

2 (Batallas perdidas)

De hecho y derecho estamos ante batallas perdidas.
Batalla perdida abatir el consumo de comida chatarra.
Y de refrescos.
Y de cigarros.
Y de la adicción a los videojuegos.
Digamos, a tono con las batallas perdidas del gobierno para exterminar, ajá, los feminicidios, los asesinatos, las fosas clandestinas, los secuestros, las desapariciones y las extorsiones.
Incluso, hasta se valdría preguntar que será más difícil y duro:
¿La feroz guerra contra los carteles y cartelitos… o la guerra feroz para acabar con la comida chatarra y los otros?
Hay guerras, por cierto, perdidas de antemano y lo peor porque exponen a la derrota anunciada.
Claro, y a primera vista, la Asociación de Alcohólico Anónimos logra mejores resultados.
Mucho se duda que la Asociación de Sicópatas Anónimos abata la adicción sexual.
Más, porque Sigmund Freud lo dejó escriturado.
"El sexo mueve el mundo".
El hombre suele mirar y admirar a una mujer y pierde toda la fuerza de voluntad del mundo. (lv)