segundo, grandes sembradí­os y ganado, y tercero, hasta un laboratorio para el mejoramiento genético…Mientras tanto, el rancho “El relicario”, propiedad del compadre de Arturo Izquierdo, César Spinoso, primo hermano de Roque Spinoso Foglia, entonces lí­der de la Unión Nacional de Cañeros, reelegido en el cargo, era apenas, apenitas, un ranchito que iniciaba, modesto y sencillo… Así­, y no obstante, siempre se afirmó que la amistad entre Izquierdo y Spinoso originaba celos en la hermana de Izquierdo, Graciela, quien años después se hiciera famosa, en el sexenio de José López Portillo, como la esposa del “General de 5 estrellas”, Arturo Durazo Moreno, director de Seguridad Pública en la ciudad de México… Pero, bueno, y de acuerdo con el historiador, en el par de ranchos se organizaban pachangones en tiempo, digamos, de algún festejo familiar, que duraban dos y tres dí­as más o más… Y en donde, claro, desfilaban toneladas de alcohol, aderezadas con carreras de caballos, peleas de gallos, mariachis y algún conjunto musical para mover la cadera y dar gusto al corazón… Pero, claro, el jefe máximo era Arturo Izquierdo, y ni hablar, César Spinoso aguantaba vara, mientras, digamos, seguí­a creciendo… Por ejemplo, en el sexenio de Agustí­n Acosta Lagunes, Izquierdo hasta integró una compañí­a constructora favorecida por dedazo, fast track, con obra de infraestructura… Tiempo aquel cuando un cacique de nombre Felipe “El indio” Lagunes Castillo, primo del góber, alcanzara “la plenitud del pinche poder”, a tal grado que también tení­a casas clandestinas con juegos de azar y en donde uno de los croupier era Rafael Cuenca, el ideólogo de la polí­tica deportiva del sexenio próspero…

BALAUSTRADAS: pero la vida, ya se sabe, da muchí­simas vueltas… Hoy, por ejemplo, el rancho “Camino real” es un fantasma de la bella época que fuera, pues luego de que el Movimiento de los 400 Pueblos, con su lí­der, César del íngel, invadiera una parte, pues la otra estaba requisada por la Procuradurí­a General de la República al descubrirse su vocación auténtica… Y, en contraparte, el rancho “El relicario”, manejado y operado por uno de los hijos de César Spinoso, el oficial mayor de la Secretarí­a de Educación, La vida es así­ de sorprendente: antes, el rancho “Camino Real” era el paraí­so terrenal y su vecino, “El relicario” apenas y crecí­a. Ahora, es al revés Edgar Spinoso, se ha convertido en un modelo de la prosperidad agropecuaria de norte a sur de Veracruz… Claro, y dada su pasado histórico, Edgar Spinoso podrá decir igual que el secretario de Desarrollo Agropecuario, Manuel Emilio Martí­nez de Leo, que su rancho Potomac, en Acayucan, lo tiene desde hace 50 años… Pero, bueno, y en todo caso, eso es cuestión de la autoridad fiscal… Por ahora basta decir que “El relicario” debiera, incluso, utilizarse, como el testimonio de una gran operación financiera para hacer producir la tierra, apegados al derecho, mientras “El camino real” serí­a el modelo del infierno… Pero, además, el modelo de como los hijos pueden convertirse en grandes administradores para conservar y multiplicar la herencia familiar, más allá, mucho más allá de la suspicacia y perspicacia de “El padrino”, la novela de Mario Puzo llevada a la pantalla, de que atrás de una fortuna, una gran fortuna, siempre existe, mí­nimo, un muerto…

ESCALERAS: y un muerto, por lo siguiente… Por ejemplo, el caso de los dueños originales del par de ranchos aquí­ citados… Izquierdo y Spinoso eran tan tan tan amigos que eran uña y carne… Pero de igual manera como ocurriera a Luzbel, Spinoso quiso, primero, alcanzarlo, y segundo, rebasarlo… El caso es que “haiga sido como haiga sido” (como afirma el filósofo Felipe Calderón), un dí­a, Izquierdo descubrió que Spinoso pretendí­a asesinarlo… Incluso, hasta publicó una página en un periódico local denunciando el hecho… Para entonces, Spinoso habí­a finiquitado la amistad con Izquierdo y se fue solito a caminar en el mundo… Pero, bueno, la vida canija y sorprendente como es, un dí­a los destinos se cruzaron, cuando en el cuarto año del sexenio de Acosta Lagunes, el 25 de noviembre de 1984, César Spinoso Corral, con su primo, Roque Spinoso Foglia, y otro primo, Sergio Spinoso, delegado de Tránsito en Cardel, más otra persona conocida como el sobrenombre de “El ronco”, fueron asesinados de 120 balazos a la entrada, parece, del rancho “El relicario”… Entonces, trascendió que el rafagueo era sólo contra César Spinoso y que lo habí­a ordenado Arturo Izquierdo, a través de su cuate y amigo, Felipe “El indio” Lagunes Castillo… Pero como siempre ocurre con la administración de la justicia, nunca, jamás, se conoció el desenlace, y nadie, como ha ocurrido con el asesinato de otros 35 lí­deres cañeros en el estado de Veracruz, nunca nadie fue castigado, pues todo permanece en la impunidad… El caso es que ahora, y quizá, acaso, desde el gobierno de Veracruz el rancho “El relicario” es la muestra de que en materia agropecuaria el llamado “estado ideal para soñar” avanza y se multiplica…