Rehenes del pasado
**Vivir de la nostalgia
**Momentos estelares
UNO. Vivir del pasado
Una felicidad inmensa es vivir de las dichas pasadas. Digamos, aquellos momentos estelares de alegría personal y familiar y que nunca se borrarán en las neuronas y el corazón. Además, viviendo con la nostalgia, los días y noches son llevaderos.
Vivir, digamos, de los recuerdos.
Y aun cuando algunos consideran que “todo pasado fue mejor”, la realidad es que mucho ayudan para tener ratos felices en el presente.
En la vejez, por ejemplo, las dichas pasadas constituyen una bendición superior. El proverbio popular es maravilloso. “Lo bailado ya nadie lo quita”.
DOS. Nostálgicos Anónimos
Y, bueno, así como está probada y comprobada la eficacia y la eficiencia de la terapia en las sesiones de los Alcohólicos Anónimos y los Tragones Anónimos, bien podría integrarse por ahí un grupito de Nostálgicos Anónimos únicamente para recordar el pasado y tener más, muchos más ratitos de dicha y felicidad.
Por eso quizá las amigas suelen invitarse a desayunar durante unas cuatro horas seguiditas y en donde platican del presente, pero de igual modo, del pasado.
Y el pasado reluciente con los mejores recuerdos.
TRES. El hombre que reía consigo mismo
Uno de los secretos de la vejez está en los recuerdos. Incluso, famoso aquel senil a quien preguntaron las razones por las cuales siempre sonreía y solo.
“Me río conmigo mismo”, dijo, explicando que la pasaba recordando cositas y hechos maravillosos de su vida y de su vida con la familia (la esposa y los hijos) y su vida con los amigos y compañeros de trabajo.
Además, decía que vivir de los recuerdos le ayudaba a fortalecer sus neuronas para corretear el Alzheimer.
El anciano aquel sonreía hasta cuando solo en una mesa en el restaurante remojaba un pancito en el café de olla.
CUATRO. Riesgo de volverse gente tóxica
Y es que un ser humano vale tanto como sus recuerdos para retroalimentarse.
Y los recuerdos agradables y gratos pues revivir los días y noches negros, muy negros, convierten a todos en gente tóxica, la palabrita de moda para nombrar a las personas incómodas y negativas y de las que, y como dice la Biblia, siempre, siempre, siempre, ha de salirse huyendo.
Y allá ellos refocilándose en la amargura y la frustración.
Nada peor como una persona (incluso, un compañero en el trabajo, un amigo, un vecino, un conocido) que pase los días odiando a otros y pretenda que los demás también le guarden resentimiento.
CINCO. La vida es dura y ruda
Además, el tiempo de las vacas flacas es mucho más intenso que la temporada de las vacas gordas en que cada persona se siente con la bendición superior pues todo le sale bien.
Desde dinerito suficiente para las necesidades y emergencias como un mejor estado de salud para vivir con el acelerador metido hasta el fondo y sin detenerse en los altos.
SEIS. Escribir los recuerdos
Una persona de la séptima década compró un cuaderno escolar grueso y escribe el mayor número de recuerdos de su vida.
Primero, para recordarlos con frescura. Segundo, para dejarlo a sus hijos y nietos.
Vaya, en el ejercicio neurológico ha recordado hasta el mediodía cuando lo bautizaron en la iglesia católica del pueblo y asentaron en el Registro Civil.
Por ahora, está en el capítulo de los recuerdos felices. Ya verá su actitud cuando llegue el momento de recordar los días infelices pues en la viña del Señor todas las cosas y los hechos suelen dejar buena dosis de enseñanza. (lv)