Veracruz, campeón nacional en feminicidios… por más que alguna dependencia por ahí lo baje al segundo, tercero, cuarto y quinto lugar.
Se repite: 375 feminicidios.
De acuerdo con una ONG de académicos, un total de ochocientos niños huérfanos.
Huérfanos porque en el Estado jarocho “la muerte de mujeres tiene permiso” con todo y que el góber salsero dijera con desdén y menosprecio que “aquí las mujeres pueden soñar”.
Otras dependencias federales también han exhibido en el palenque público al señor Cuitláhuac.
Por ejemplo: El Instituto Nacional de Migración. Veracruz, campeón nacional en migración a Estados Unidos.
La secretaría de Trabajo y Previsión Social federal y el IMSS. Veracruz, la única entidad federativa incapaz de recuperar los miles de empleos perdidos en el par de años del COVID.
La secretaría de Educación Pública. Veracruz, campeón nacional en analfabetismo y en habitantes con la escuela primaria, secundaria y el Bachillerato, inconcluso, dejados a medias.
La secretaría de Finanzas y Planeación de Cuitláhuac exhibida en el primer lugar nacional en subejercicio, es decir, devolviendo a la Federación el recurso público enviada obra pública y nunca (ajá) aplicado.
La secretaría de Salud. Veracruz, primer lugar nacional en embarazos infantiles y de adolescentes y el primer lugar nacional en legrados, incluso, con “comadronas”.
Veracruz, en el primer lugar nacional en la producción y exportación al interior del país de trabajadoras sexuales.
Veracruz, uno de los primeros lugares nacionales en tiradero de sangre masculina y femenina.
Veracruz, campeón nacional en secuestros.
Y extorsiones.
Pero más, mucho más, dice el INEGI, campeón nacional en fosas clandestinas.
Simple y llanamente, lo anterior resume el ejercicio del poder público y de la tarea de gobernar de las tribus guinda y marrón encumbradas por Andrés Manuel López Obrador.
Y de ñapa, claro, una secretaría de Seguridad Pública reprimiendo con sus policías armados a la población contestataria.
El último caso, en Totalco, donde la llamada Fuerza Civil asesinó a par de hermanos que huían en el tractor luego del zipizape frente a las instalaciones de las Granjas Carroll, famosas por contaminar el agua con la cría de cerdos.
Además, y de postre, la más terrible y espantosa impunidad en la procuración de justicia, todo por imponer de titular a una mujer sin la mayor experiencia y fogueo en la barandilla.
¡Ah!, la secretaría de Salud federal acaba de ubicar a Veracruz en el tercer lugar nacional de muertes maternas.
¡Qué orgullo, caray, que Cuitláhuac sea, haya sido, el gobernador!
¡Hosanna, hosanna!
Desencantó y decepcionó a la población de Veracruz. Ocho millones de habitantes.
Habría quedado bien con AMLO y quizá la presidenta electa.
Igual, igualito, como ha sucedido en cada sexenio…

II (La silla embrujada hace levitar)

Lástima de la primera generación guinda y marrón en el poder público en Veracruz ocupando la silla embrujada del palacio, aquella que marea, enloquece, hacer perder el piso y hace levitar “al más pintado”.
Ta’cañón 375 (trescientos setenta y cinco) feminicidios en menos de un sexenio.
375 mujeres asesinadas.
Y lo peor entre lo peor, la mayor parte de los feminicidios en el limbo.
Sin justicia de por medio.
Una tras otra y tras otra y tras otra de las mujeres asesinadas hasta llegar casi casi a cuatrocientas.
La incapacidad probada y comprobada de la elite obradorista en Veracruz para garantizar la seguridad en la vida de la población femenina.
Seis de cada diez habitantes del Estado jarocho son mujeres.
Y entre las víctimas, niñas, adolescentes, jóvenes y señoras maduras y seniles.
Indicativo y significativo:
Nunca el infierno femenino en Veracruz llegó a Palacio Nacional si se considera que AMLO, el presidente, “dejó hacer y dejó pasar” la incompetencia de Cuitláhuac García.
Jamás un manotazo.
Jamás una llamada de atención.
Jamás una vigilancia de la secretaría de Gobernación y/o de Seguridad Pública nacional.
Jamás una recomendación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Jamás los diputados locales y federales y Senadores de Veracruz ocupándose del Veracruz femenino ensangrentado.