Infierno feminicida
**4 mujeres en una semana
**Más impunidad, más crímenes
UNO. Asesinadas 4 mujeres
La semana anterior descarriló como un tsunami en un Veracruz ensangrentado. “Aquí, donde las mujeres pueden soñar” según alardea el góber de Andrés Manuel López Obrador.
Cuatro mujeres asesinadas.
Luis Velázquez
Los expertos están por definir si fueron feminicidios en un Estado jarocho campeón nacional.
Simplemente, “la muerte sigue teniendo permiso”.
Ninguna garantía de seguridad y certidumbre y de procuración de justicia.
Lejos, demasiado lejos de la cantaleta guinda y marrón de que somos un pueblo dichoso y feliz.
En cada amanecer y anochecer, las horas con sobresaltos.
DOS. Crimen desde una moto…
En la autopista de Orizaba a Puebla, a la altura de Nogales, el cadáver de una mujer asesinada a balazos.
A orilla de carretera.
El reporte de ser una mujer no identificada.
En Martínez de la Torre, desde una motocicleta los sicarios rafaguearon a una mujer.
En el predio Vista Hermosa.
Nayeli Lara Lagunes, de 35 años, viajaba en una camioneta y le quitaron la vida.
Luego, los sicarios y pistoleros huyeron tan campantes en una moto, la unidad móvil preferida por los malandros para escabullirse, incluso, en los embotellamientos.
TRES. Tres hijos huérfanos
En Rafael Delgado, una mujer conductora de tráileres fue ejecutada.
Guadalupe Bravo Cancino. 29 años. Tes hijos en la orfandad.
Le llamaban “Lupita, la trailera”, como aquella famosa película.
Ella fue descubierta por uno de sus hijos en la casa.
Con una bolsa de plástico en la cabeza.
Y con una manguera bullendo agua metida a la fuerza en la boca.
Es decir, torturada.
Y en la carreta de Coscomatepec a Huatusco, el cadáver de una mujer metido en una bolsa negra de plástico.
Y arrojada a orilla de la carretera.
Asesinada a tiros.
Los cuatro crímenes, feminicidios quizá, la semana anterior.
CUATRO. Infierno feminicida
Nunca, en ningún sexenio, tantos asesinatos de mujeres.
Tantos feminicidios.
Casi casi como si la silla embrujada del palacio de gobierno de Xalapa estuviera ocupada por un misógino.
Un hombre, un político, un científico, un inventor, guardando odio fermentado a la población femenina.
Con Javier Duarte, montón de reporteros asesinados.
Con Jorge Cerdán y durante diez años seguiditos con los sucesores, cuarenta mil ejidatarios ejecutados como parte de aquella feroz lucha por la tierra con los latifundistas.
Con Luis Mier y Terán, asesinados y por la espalda y tiro de gracia los jarochos sublevados a una reelección más de Porfirio Díaz Mori.
Y con Teodoro A. Dehesa, trescientos obreros textiles de Río Blanco asesinados a tiros por los soldados porfiristas.
Con Cuitláhuac García Jiménez, los feminicidios.
Su único legado histórico en el Veracruz del siglo XXI.
CINCO. Su Majestad, la Impunidad
Para eso, quizá, quizá, quizá, lo impuso AMLO, el presidente, como jefe del Poder Ejecutivo estatal.
Caray, famosa, memorable, citable y bíblica la frase de Cuitláhuac cuando tomara posesión (y desde antes en campaña) de que en un par de años (20917 y 2018, ya tan lejos) pacificaría Veracruz.
De hecho y derecho, y decía aquel vocero presidencial, “lo que el góber quiso decir… es que ensangrentaría más y más y con sangre femenina” el territorio jarocho.
Peor, mucho peor, porque al lado de los feminicidios, su Majestad la Princesa de la Impunidad.
SEIS. Más impunidad, más feminicidios
Así, tal cual, quiso el góber ejercer el poder y gobernar.
Cinco años y ocho meses que ya van…
Veracruz, en el concierto nacional y latinoamericano por tantos feminicidios.
Indicativo:
Le vale.
Le ha valido cada mujer feminizada.
Niños huérfanos, sobre todo.
Parejas viudas.
Y lo peor entre lo peor, la impunidad… considerando que a mayor impunidad más femicidios.
Los feminicidas saben que nada pasa.
Y si por ahí unos feminicidas son detenidos, encarcelados, sujetos a proceso penal y sentenciados, vaya golpecito de suerte.