Todas las tardes, hacia las 6 pm, la señora “M” rezaba el rosario con las amigas en el templo… Y si era posible se quedaban para misa de las 8 de la noche… Pertenecía a la Adoración Nocturna y una noche al mes se la pasaban orando en la iglesia turnándose… Nunca perdonó al marido que procreó un hijo con otra mujer del pueblo…

CURVA PELIGROSA: Los celos son las peores pasiones de la vida… De pronto, ¡zas!, la persona elucubra y al ratito mira visiones… Y luego, se convence de que los hechos y las cositas pensadas e imaginadas son ciertas… Y reacción con pasión desenfrenada… En un viaje al mundo de los celos, una señora mató a su esposo en la madrugada cuando dormía y roncaba… Claro, muchos más hombres machitos han asesinado a la esposa… Y por celos… En materia de celos, y como dijera el filósofo Enrique Peña Nieto, “si alguien está libre de pecado que arroje la primera piedra”… El político, filósofo, escritor y maestro José Vasconcelos Calderón entró a la historia como el hombre más celoso… Incluso, los amigos le llamaban Vascon/CELOS… Una de sus amantes se quitó la vida antes que continuar soportando sus escenitas…

AUTOPISTA DEL SUR: Pasiones volcánicas de los celos: una señora se metía a las cantinas con ficheras en el pueblo buscando al marido… Y una que otra ocasión, caray, abofeteó a una que otra… “Por resbalosa” era argumento poderoso… Otra mujer solía olfatear a su pareja en las partes íntimas cuando ebrio llegaba en la noche… Otra mujer llegó a la locura de contratar un detective privado para espiar al esposo… Una, caray, simplemente le cortó el miembro viril luego de una noche de pleitos conyugales y cuando dormía… Por cierto, y por alguna razón poderosa, en la caja de Pandora enviada por Zeus para vengarse de los humanos en la tierra, dejó fuera el ave de mal agüero de los celos… En cambio, incluyó a la soberbia y la frivolidad y con las que tantas locuras suelen cometerse…

AUTOPISTA DEL NORTE: Los celos, por ejemplo, llevaron a Elizabeth Taylor y Richard Burton a vivir en el infierno… Y eran tan locos que por aquí se peleaban y salían de casa, a los días siguientes volvían con todo y maletas dada la codependencia entre ambos… La esposa del cantante Vicente Fernández, sin embargo, “aguantó vara” y siempre se contenía… Los emperadores Marco Antonio y Octavio nunca fueron celosos… Ambos vivieron con Cleopatra, la reina de Egipto, sin celos ni recelos… Pero Herodías, la esposa de Herodes, y en venganza a que Herodes enloqueció con Salomé luego de un bailecito privado de “La danza del vientre”, se volvió una obsesiva infiel… María Magdalena, la apóstol número trece de Jesucristo, huyó de su marido porque era celoso y cada vez cuando se pasaba de tragos la golpeaba exigiendo le diera el nombre del amante… Ella, tan pura que era…

RECTA FINAL: Alejandro El Magno, considerado el guerrero más famoso del mundo (a los veinte había dominado Asia) tenía montón de amantes hombres… Y entre ellos estaban prohibidos los celos… Y si alguien enloquecía con los celos, en automático era lanzado de aquel paraíso terrenal y epicúreo… El cacique gordo de Cempoala (inmortalizado por Octavio Paz Lozano en el poema “El cántaro rojo”) tenía una colección de cincuenta efebos y de igual modo, prohibido encelarse… En el pueblo, un albañil galán, apodado “El medio metro” siempre tuvo trío de mujeres viviendo bajo el mismo techo y con hijos cada uno… Y si alguna pareja se encelaba porque en las noches el galanazo prefería más a las otras dos, entonces, al día siguiente le daba las gracias, la corría y buscaba otra… Y aun cuando era bajito de estatura, flaquito, casi esmirriado, puro huesito, “labia mata carita” ya se sabe…

META: De acuerdo con el sicólogo y el terapeuta familiar del barrio, los celos manifiestan la terrible y espantosa inseguridad de una persona… Peor, mucho peor, cuando la persona se desquicia… Más “pior” cuando cree que las cosas y hechos imaginados son ciertos… Además, está comprobado que por más y más juramentos de que si los perdonan cambiarán de estado sicológico, la realidad es que con el tiempo los celos fermentan y se agravan… Es como vivir aprisionado por los demonios… Por eso, y como dice la Biblia por ahí en un capítulo, “de los celosos huid todos”… Por más y más que se quiera y ame y adore a la pareja… Los celosos son y serán siempre… Son pasiones descarriladas como un torbellino, un tsunami, el fin del mundo… Y ni modo de ganar indulgencias para entrar al cielo “con todo y zapatos” soportando las llamas, el fuego, el incendio de la relación cotidiana…