Y compañeros poderosos…

ROMPEOLAS: Más, mucho más productiva la industria del halago cuando el emisario es un político… Y un político encumbrado… Jefe de jefazos… Con presupuesto propio para ejercer… Con subalternos… Un equipo impresionante de secretarias, mujeres bellas, cara bonita, cuerpo de anuncio televisivo… Escoltas… Y choferes a las órdenes… Y cargos públicos para repartir… Lo dijo en frase memorable, citable y bíblica Esteban Rodríguez Zepeta, líder de MORENA Veracruz: “No se peleen… Hay más de dos mil cargos públicos para repartir”…

ARRECIFES: El inventor científico de la Universidad Veracruzana lo diría con precisión: Halago mata carita… Halago mata capacidad, inteligencia incandescente y talento… Halago nulifica la experiencia del más pintado… A ras del suelo les llaman “Barberos”… Aquellos “tirándose al piso” al paso del jefe político… Bastaría referir, entre otras cositas y hechos, que el trabajador de la información enalteciendo a un político alcanza “la plenitud del pinche poder”, más que en noticias exclusivas, en el billete fácil… En todo caso, los jefes políticos suelen repartir el dinerito del erario, en ningún momento de su bolsillo…

ESCOLLERAS: Las mieles son tan convincentes que hasta se forman Carteles Mediáticos, por ejemplo… El montón de reporteros, columnistas, fotógrafos, camarógrafos y editores dispuestos a servir “hasta la ignominia” a un político y a un grupo político… Claro, también asociaciones políticas para ensalzar a un político… Y el líder máximo cosechando los bienes… Vaya, en tiempo y forma los políticos suelen tener intelectuales, escritores, historiadores, ensayistas, etcétera a su servicio… Carlos Fuentes y Fernando Benítez loando sin cesar al presidente Luis Echeverría Álvarez… José Vasconcelos Calderón arrodillado ante Adolf Hitler… El muralista David Alfaro Siqueiros postrado ante José Stalin… Jorge Luis Borges abrazando en público a Augusto Pinochet, el asesino de Salvador Allende…

PLAZOLETA: Hay mujeres y hombres dotados con atributos y cualidades para el halago a los otros, los jefes… Tanto que hasta se vuelven sus flechadores… Y si es necesario, bombardean a los enemigos y adversarios… Y como el flechador de la luna viven conscientes de que nunca rozarán la superficie lunar, pero al mismo si persisten llegarán más lejos que todos… En la industria del halago, pues, también se vive de la esperanza… La esperanza racional de ser, estar y trascender… Es decir, algún día se podrá asumir una jefatura por ahí… Y entonces, los papeles se voltearán… Ellos serán los halagados…

PALMERAS: Para una persona melosa, igual que Salvador Gaviota, “ningún lugar está lejos”… Tarde o temprano se encumbrarán en el más alto decibel… Y únicamente ascenderán porque son y serán los mejores barberos… Amado Nervo lo escribió del siguiente modo: “Si tú me dices ven todo lo dejo”… Pero el viejito del barrio es práctico: “Si tú me dices rana… yo brinco”… Sin halagar a los patrones la vida se complica… Se vuelve dura y ruda y difícil… Y quizá nunca se asciende a las partes estelares…