Hay días, exclamaba Calígula, el Emperador, cuando me siento Dios…

ROMPEOLAS: También (claro, claro, claro), la soberbia fertiliza en los ricos, los pudientes, los riquillos, los millonarios… Y ni se diga entre sus hijos… Digamos, parte de los hijos… Como la historia de Caín y Abel, por ejemplo… El primero, soberbio… El segundo, humilde… Hijos ambos de la madre Eva y el padre Adán… El hijo pródigo, por ejemplo… Aquel lleno de soberbia que exigió el reparto de la herencia y se fue a caminar en el mundo… Dilapidó su dinerito y luego, fracasado, regresó a casa… Y bien recibido por el padre…

ARRECIFES: Dueños de la riqueza… Dueños de empresas, negocios y fábricas… Dueños de los cargos públicos… Dueños de un partido político… Encaramados en la parte más alta del poder político sexenal, la gente suele “perder el piso” y actúa con la misma mentalidad que los patrones blancos en Estados Unidos cuando el tiempo de la esclavitud de la población de color… Soberbia pura… Arrogancia… Creídos y petulantes… Igual que Calígula, también sintiéndose dioses… Dioses terrenales y a quienes, caray, la mitad de los cercanos y la otra mitad han de servir con lealtad… Lealtad perruna… “Aquí mando yo” exclamarían todos…

ESCOLLERAS: Nada mejor, entonces (y hasta donde sea posible) como vivir lo más lejos posible de todos ellos… Y si son patroncitos, entonces, empeñar la vida buscando otro trabajo donde las horas de cada día sean placenteras porque el empleo gusta y hace sentir bien… Pero más porque hay un ambiente humano respirable y digno… Tan soberbios que son que les apodan “Los yo-yos”… Primero yo… Después yo… Y al último, yo… ¡Bienaventurados los ciudadanos que estén lejos de un yoyista!...

PLAZOLETA: En todo caso, suele reproducirse el antiguo y bíblico sistema político, social y económico… Por ejemplo: el presidente de la república, el gobernador, el presidente municipal, suelen convertirse en los jefes de jefes en cada pueblo y nación… Ellos, dueños del Poder Ejecutivo… Dueños de una parte de los Poderes Legislativo y Judicial… Dueños del dinero público… Jefes de las corporaciones policiacas… Jefes natos de su partido político… Jefes de los gobernadores de su partido… Digamos, y como dicen en el pueblo, “el país de un solo hombre” donde únicamente “sus chicharrones truenan” para hacer y deshacer… Y sin rendir cuentas a nadie…

PALMERAS: El mismo modelito suele reproducirse en otras latitudes de la vida cotidiana… En la oficina pública y privada… En la administración pública y empresarial… Incluso, caray, hasta en las familias… El patriarca de la casa, por ejemplo, acostumbrado a mandar y decidir, en soberbio se va convirtiendo… Los Fantomas… El terapeuta familiar y el sicólogo están seguros de que hacia el tramo de la vida los soberbios, ya ancianos, cambian de conducta… Quizá… Quizá… Quizá… Pero mientras, ¡cuánto daño social, económico, moral y sicológico causaron!... Por desgracia, el único consuelo de las víctimas es odiarlos… Con todo y que con el odiose se pudren las neuronas, el corazón y el hígado…