Pero, caray, en ningún momento “guerra sucia”, sino en todo caso, guerra abierta, manifiesta y confiesa, pues está clara “la mano que mece la cuna”.
Además, luego de que la Constitución Política de Veracruz fue modificada únicamente para su beneficio con la llamada “Ley Nahle” (igual, igualito, que Luis Echeverría Álvarez cuando cambiara la Constitución de Sonora para catapultar a su delfín Carlos Armando Biebrich), ninguna razón de peso y con peso para que Nahle hable de “guerra sucia”.
Habla de “fuego amigo” cuando está probado y comprobado que, entre otros, Manuel Huerta Ladrón de Guevara y Sergio Gutiérrez Luna nunca han sido sus amigos.
Serán, son, en todo caso, sus adversarios, enemigos, conservadores, neoliberales, emisarios del pasado.
Simplemente, miembros de otras tribus guinda y marrón.
De igual modo se refiere Nahle a la existencia de “misoginia en el interior de MORENA”.
Ok.
El diccionario de la Real Academia, por ejemplo, describe que la misoginia está relacionada con el rechazo, el odio, el resentimiento de un hombre en contra de un montón de mujeres.
En el caso, “haya sido quien haya sido” el autor de las mantas en su contra, en ningún instante odia a las mujeres, sino únicamente mantiene rechazo a Nahle.
Es decir, a una sola mujer.
Y a una sola mujer porque, entre otras cositas, el góber obradorista, Mr. García (Cuitláhuac) puso disparejo el piso ordenando poner el aparato gubernamental (y comenzando por él mismo) a favor de Nahle.
De hecho y derecho, el rostro pleno de una Elección de Estado.
Además, claro, y “en el país de un solo hombre”, el presidente de la república, AMLO, a las órdenes de Nahle para ungirla gobernadora de Veracruz.

II (Sospechosos de las mantas...)
Por eso, las mantas colgadas en Xalapa en su contra tienen par de sospechosos.
Uno, Manuel Huerta.
Y dos, Sergio Gutiérrez Luna.
Manuel Huerta, quien luego de intensa y volcánica y estratégica campaña partidista solo obtuvo veinte sufragios en la elección interna y lo que manifiesta, anuncia, reitera el cochinero electoral.
Más, mucho más, en el caso de Gutiérrez Luna, quien únicamente, únicamente, únicamente sacó un voto.
Digamos, el suyo, pues ni modo votara por Nahle.
Según Nahle, MORENA es “un partido con principios e ideales... que prevalecerá por encima de la “guerra sucia, el fuego amigo y la misoginia que algunos actores políticos lanzan en contra de sus propios correligionarios y correligionarias”.
En todos los partidos políticos se ha dado y seguirá dándose “la guerra sucia y el fuego amigo” y hasta, digamos, la misoginia. Caray, si suelen darse en la religión, con más razón de peso y con peso en los partidos. Lo dijo Antonio López de Santa Anna: “El hombre es nada. El poder es todo”. Además, ningún militante de un partido político sabe que se mete al fuego de batalla política como si fuera a una sabrosa luna de miel y/o un día de campo.
Vaya, “la guerra sucia, el fuego amigo y la misoginia” emergió en los partidos y de los hombres a las mujeres cuando la población femenina política empezó con el llamado “Cuota de género” y el grito de batalla “El tiempo de las mujeres”. Y si Nahle esperaba que ungida candidata de MORENA todos “se tiraran a sus pies”, ¡vaya inocencia!
Más, mucho más cuando Nahle habla de que se “pretenda censurar o señalar a alguien, como en mi caso”.
Y por supuesto, y en el caso, y en todo caso, “la censura” se deriva de la Elección de Estado en que se ha convertido la candidatura de Nahle.
Igual, igualito, que en el tiempo priista, panista y perredista.
Un político, AMLO, el presidente, decidió por Dedazo que Nahle sea la candidata y tanto el aparato gubernamental federal como estatal y municipal trabajando a su favor.
Más cuando caray, los Morenistas alardean, primero, de ser militantes de la izquierda, y segundo, una izquierda respetuosa de los derechos humanos.
Los derechos humanos que en el caso están violentados y ultrajados.
Nahle habla de que “quien aspire a ser coordinador de MORENA en Veracruz debe hacerlo con respeto y en unidad”.
Simplemente, toda posibilidad de unidad está fragmentada y astillada en MORENA y la 4T.
Más con el discurso de Nahle en contra de los adversarios y enemigos como Manuel Huerta y Sergio Gutiérrez.
A menos, claro, primero, que ambos sean doblegados y arrodillados por AMLO, el presidente, digamos, y en otras cositas, a cambio de un cargo público por ahí.
Y/o conservar el que tenían y tienen.

III (De política a filósofa)
Nahle alardea de que tiene “muchos años en la izquierda. Demasiados. Muchos. Muchos años. Y estamos acostumbrados a enfrentar de todo. Pero siempre con trabajo y respeto se construyen las cosas. Esa es mi filosofía”.
“Ta’gueno”.
Tantos, tantos, tantos años “muchos, demasiados” tiene Nahle en la izquierda que apenas, apenitas le pusieron las mantas en Xalapa con la leyenda de “Fuera Nahle” perdió los estribos y el control y las neuronas y las pasiones del hígado emergieron y florecieron.
Y de paso, la vanidad y la egolatría inflamada.
Nunca, jamás, por ejemplo, alcanzará la dimensión política de la izquierda, de Heberto Castillo, Cuauhtémoc Cárdenas, Rosario Ibarra de Piedra y José Revueltas.
Y si está, como alardea y pontifica, “acostumbrada a enfrentar de todo” (Notiver, AVC, Perla Sandoval, primera plana, 30 de septiembre), las mantitas en la avenida Lázaro Cárdenas (el centro de los talamontes de la 4T) la descarrilaron en la pasión política.
Más indicativo y significativo porque bastaron dos, tres mantitas para estallar y que más, mucho más fuego enemigo aguantaron Francisco I. Madero de Porfirio Díaz Mori y Benito Juárez García de Maximiliano de Habsburgo y de aquellos periodistas de la Reforma “que parecían gigantes”.
Y la exhibieron como una mujer intensa y volcánica, lejos de la frialdad emocional y cerebral y política y social de Benito Juárez García, Francisco I. Madero y Lázaro Cárdenas del Río.
Y, bueno, por ser hoy el “dos de octubre” (que no se olvida”) con el discurso de Nahle bien pudiera escribirse que “así hablaba Zaratustra”.
Y porfis, que sirvan igual, para todos, la casa paga.

IV (Conocer su identidad jarocha)
Zacatecana, se ignora si la Nahle tendrá ya, ya, ya, los olores, colores y sabores de Veracruz metidos y fermentados en el tuétano.
El color del Golfo de México y el río Coatzacoalcos y los otros ríos del Estado jarocho.
El frío y el calor.
Las emociones y los sentimientos de los jarochos.
La música tan rica y versátil.
El conocimiento profundo de las culturas indígenas.
El carácter y el temperamento y la idiosincrasia de las distintas regiones geográficas.
La preferencia por los sabrosos platillos regionales y municipales.
Desde los tamales y los tegogolos hasta las garnachas y las cocadas.
Y si ungida candidata de AMLO, el presidente, y MORENA, a la gubernatura, si conocerá y tendrá conocidos, amigos, cuates, en las ocho regiones étnicas de Veracruz.
Y, claro, si conocerá los pueblos indígenas donde habitan un millón de paisanos.
La historia de los setenta y nueve gobernadores que han ejercido el poder desde 1824, con el primero, Guadalupe Victoria, por cierto, originario de Tamazula, Durango.
Es, sería, será, la prueba de fuego para conocer su identidad.