Acayucan, Ver.-La tarde del miércoles 25 de junio inició el calvario para Maricela Garcí­a Martí­nez, su hija de seis años de edad, Deysi Valeria Sagrero Garcí­a, fue atropellada por el taxi 240 de Acayucan, cuyo conductor fue detenido por la Policí­a Naval; ahí­ supo el grado de alcance del poder de Érick Lagos Hernández, presidente del CDE del PRI en Veracruz, y que le ha heredado a sus parentela en Acayucan; aunque aprendió a perdonar y no guardar rencor, su hija, está en el cielo y ahora se encomienda a Dios, a quien le dice: “Tú sabes Señor porque pasaron las cosas”.

Derivado de la falta de espacios, de áreas donde los niños puedan jugar, la pequeña Deysi jugaba con sus vecinas en la calle, cuando pasó el taxi 240, cuyo conductor no previó, por humanidad, no se detuvo y atropelló a la pequeña, la impactó a la altura de la pierna izquierda, la aventó contra el pavimento.

Ese instante de ver a su hija, tirada, llorando, quejándose de dolor, Maricela nunca lo podrá olvidar, pues a partir de ese momento se desencadenó una serie de abusos de poder, hostigamientos, la pequeña fue llevada por otro taxi a la clí­nica Metropolitano del doctor Cruz, sin embargo no le brindaron las atenciones, porque no apareció ni el propietario del taxi, ni el conductor del mismo.

Más tarde apareció Sonia Pita Lagos, prima hermana de Erick Lagos Hernández, dirigente estatal del PRI en tierras veracruzanas, ella dijo ser la propietaria de la unidad ”“ una de la cinco que tienen en esta ciudad, derivado de la relación con el lí­der priista originario de Isla, Veracruz ”“ pero que volverí­a, con los documentos; en tanto, la criatura no fue atendida por los médicos de la referida clí­nica.

Para el dí­a jueves apareció, el profesor Ramón González Hernández, esposo de Pita Lagos, quien señaló ser el propietario del taxi 240 de Acayucan, sin embargo, dijo no poder hacerse cargo de los gastos médicos; al mismo tiempo la madre de la pequeña tocaba puertas con el lí­der taxista, Saturnino Ramí­rez Ortega, de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC) de donde es agremiado el dueño del taxi, sin embargo este lí­der dijo que la solución para que la niña salvara su vida no estaba en sus manos.

Horas más tarde González Hernández volvió a aparecer y advirtió que la única forma en que el seguro del taxi se harí­a cargo de los gastos médicos, serí­a si la señora solicitaba la libertad del conductor y otorgaba el perdón, hasta entonces, la infante se encontraba con lesiones.

Acorralada, colocada entre la espada y la pared, por un lado estaba la falta de dinero, pues no contaba con los recursos y las horas eran cruciales para que la niña fuera atendida, su salud minuto a minuto empeoraba; por otro lado, dejar ir al responsable del accidente, solicitar su libertad iba contra su propia moralidad, pero tuvo que hacerlo, pudo más la necesidad, pudo más la condición de los parientes del lí­der priista veracruzano, que ha tapizado todo la entidad, pregonando que votar a favor del PRI le conviene.

Decidida a que su hija se salvara y volviera a casa, solicitó el perdón y el conductor salió libre, la niña empezó a recibir la atención médica tardí­amente, la angustia aumentaba, su salud desmejoraba, pues la pequeña entró en estado de coma, derivado de las graves lesiones que tení­a internamente.

A partir del dí­a viernes, la pequeña fue trasladada al Sanatorio “Milenium” del fraccionamiento Costa de Oro en Boca del Rí­o, Veracruz; sin embargo, su salud no mejoró en las próximas horas, las oraciones por parte de su madre se elevaron, su madre no desistió, buscó otras opciones, pero le daban falsas esperanza, no hubo más que esperar a que Dios decidiera.

Fue la mañana del sábado, cuando la pequeña Deysi Valeria Sagrero Garcí­a de seis años de edad, murió en Boca del Rí­o por una atención médica tardí­a; el asesino anda libre, conduciendo el taxi 240 de Acayucan, quizás, a toda velocidad, como lo hací­a cuando atropelló a la menor de edad.

Su madre fue acorralada, obligada, hostigada a retirar los cargos contra el hombre que atropelló a su hija para que pudiera recibir atención médica, fue la familia de Érick Lagos Hernández, su prima Sonia Pita Lagos y Ramón González Hernández los responsables de esta negligencia, quien los puede acusar a ellos, si detrás está el poder del PRI.

Una mujer humilde, que ahora, desconsolada pide resignación y llora la partida de una inocente criatura; en la Agencia Segunda del Ministerio Público está la investigación Ministerial ACA2/458/2013 en contra del conductor del taxi 240 quien atropelló a la menor, sin embargo, la madre desistió de esa denuncia, pero ahora se inicia por homicidio.

Esa misma mujer lucha contra toda una familia llena de poder y de abuso del mismo, lucha sola, porque se haga justicia, se enfrenta a la estructura priista, que asegura en sus spots que si votan por el PRI a Veracruz le conviene. ¿Será?