Ahora, dice la encargada del refugio, Norma Romero Vázquez, los migrantes trepados en “La bestia” son de Chiapas y Tabasco, y también, de Veracruz, los tres con gobernadores de MORENA.
Y es que la pandemia trae como estrago la recesión. El desempleo y el subempleo, más recrudecido que nunca.

PASAMANOS: Dijo la jefa de “Las patronas” a Guadalupe Castillo, de El Sol de Córdoba: “A muchas personas las despidieron y no hallan trabajo”.
Y la única alternativa es migrar a EU, con todo y la polí­tica racista, xenófoba y segregacionista de Donald Trump.
De acuerdo con académicos de la Universidad Veracruzana, un millón de paisanos en EU antes del coronavirus.
Según la secretarí­a General de Gobierno solo son unos cuatrocientos mil.
Pero sea como sea, el mayor número de migrantes que “Las Patronas” están registrando son mayores de edad.

CORREDORES: Aquí­, en Veracruz, igual, igualito que en el resto de la nación.
Uno, negocios, fábricas, empresas, comercios y changarros, quebrados y cerrados.
Dos, el desempleo por todos lados como el jinete del Apocalipsis del siglo XXI.
Tres, el pronóstico de los expertos de que cuando la pandemia baje en intensidad habrá unos doce millones y medio más desempleados.
Cuatro, la recesión sigue creciendo todos los dí­as, mientras la presión de las cámaras industriales y comerciales para levantar la cuarentena está alcanzando fruto, con todo y el revire de volver al semáforo rojo.

BALCONES: Sin la migración de Veracruz a otras ciudades del paí­s, a la frontera norte, a Estados Unidos y a otras latitudes geográficas del mundo (Canadá, España y parte de Europa), la vida económica serí­a inverosí­mil, con todo y que el territorio jarocho es pródigo en recursos naturales.
La migración significa un desfogue económico y social. Bastarí­a referir que de acuerdo con los expertos, las remesas constituyen el sostén número uno de la economí­a local por encima de los ingresos derivado de los cultivos básicos, como son la caña de azúcar, el café y los cí­tricos.

PASILLOS: Desde EU, cada quincena o mes, los paisanos enví­an dinerito a sus casas. Insólito: además de para la comida de la esposa, los hijos y los padres ancianos hasta para remodelar sus casitas y/o construir vivienda propia.
En muchos pueblos, por ejemplo, hay un montón de casitas con el mismo diseño arquitectónico de Estados Unidos que los paisanos tomaron las fotos con el celular y las enviaron a sus parejas solicitándoles que solo copiaran el estilo en la construcción de su casita.
Las remesas, un gran respiro social. De lo contrario, la entidad estarí­a incendiada con tanto desempleo, subempleo y salarios insultantes.

VENTANAS: Por eso, y a pesar del COVID, los vecinos de Chiapas, Tabasco y Veracruz, la población sigue migrando a EU.
El sueño, la utopí­a, el ideal, la ilusión, la tierra prometida, cierto. Pero más, mucho más, el hambre. “Muchas cornadas da el hambre” intituló Luis Spota a una de sus novelas.
Cada migrante marcha deseando mejorar la situación económica familiar con un empleo digno, estable y pagado con justicia laboral y todo indica únicamente lo encuentra en el paí­s vecino. Aquí­, la esperanza está muerta.