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Viernes 08 noviembre, 2019

En el filo de la navaja

En los once meses y una semana de su sexenio, el góber de AMLO ha vivido en el filo de la navaja. Incluso, de acuerdo con el sicólogo, es, serí­a su estado biológico normal. Hombre polémico, peleador callejero, boxeador de la polí­tica, dirí­an en el siglo pasado.
Por ejemplo:
Declaró la guerra a su antecesor, Miguel íngel Yunes Linares.

Luis Velázquez

Ordenó a su secretario de Salud rafaguear a Yunes Linares, Javier Duarte y Fidel Herrera Beltrán.
Se tranzó en una guerra obcecada con el ex Fiscal, Jorge Winckler Ortiz, y la amplió al ex Fiscal Anticorrupción, Marcos Even Torres Zamudio, ambos prófugos de la justicia.
Disparó su botón nuclear en contra de los presidentes municipales de la Cuenca del Papaloapan y hasta les dio un portazo en el palacio de Xalapa.
Apretó su R-15 en contra de los diputados locales del PAN cuando buscaron un diálogo y de nuevo clausuró las puertas del palacio y hasta policí­as armados instaló para cualquier audacia temeraria.
Ha menospreciado a los trabajadores de la información, los reporteros de a pie, aun cuando ha guardado la compostura con los magnates periodí­sticas y a quienes, de plano, también advirtió, primero, que los convenios serí­an limitados, y segundo, “chiquitos, muy chiquititos”.
Ha apostado su nombre y prestigio (¿Lo tiene?) para defender a uno que otro secretario del gabinete legal, entre ellos, a los secretarios General de Gobierno, de Salud y de Seguridad Pública, aun cuando dejó a la deriva, solita, en altamar, mar borrascoso a Leslie Garibo, su excontralora.
Ahora, declaró la guerra al diputado local, Magdaleno Rosales Torres, vuelto un crí­tico pertinaz del estilo personal de ejercer el poder del góber de AMLO.
Incluso, envió a su diputado local, Érick Domí­nguez, a exponer a Maleno como “una gente menor”, y de paso, a decir que el diputado federal, Jaime Humberto Pérez Bernabé, utiliza a Maleno “como carne de cañón”, y ahora, en reciprocidad, Domí­nguez fue premiado con la presidencia de la Mesa Directiva de la LXV Legislatura.
La discordia, como filosofí­a polí­tica de la izquierda. Vivir la polí­tica como “una partida de póker con cartas nucleares” (Jan Martí­nez Ahrens).
Pero mientras “la verdad histórica” permea, la lucha es desigual.
Por un lado, el góber tiene el aparato gubernamental de su lado para hacer y deshacer a los crí­ticos, disidentes, adversarios y enemigos.
Y por el otro, los Malenos, alcaldes y diputados panistas, anexos y conexos, están en desventaja, pues, recuerda el chamán, ponerse contra el góber es “como meterse con Sansón a las patadas”.

CERCO MORENISTA
De acuerdo con el politólogo Ramón Bení­tez, así­ como ha soplado el viento negro en el reino de Cuitlalandia nadie pensarí­a en un pacto.
Y más allá de que el góber sea un salsero y catrinero, su objetivo único y absoluto es la derrota para los opositores.
¡Y que Maleno y su hacedor, Pérez Bernabé, y los diputados locales y alcaldes del PAN, se cuiden, porque el infierno está a la vista!
Nadie creerí­a que MORENA abrirí­a la puerta a otros caminos. Son ellos o son los adversarios. Es águila o sol. Es el cielo o el infierno. En todo caso, es Dios arrojando del paraí­so a los Luzbeles. La historia legendaria del bien y del mal. Y ganando siempre los dueños del changarro, aquellos que tienen el látigo polí­tico, económico, social y policiaco en la mano.
Y es que si Cuitlalandia fuera derrotado en esta lucha estelar significarí­a una pésima señal para MORENA y para AMLO y para la 4T y para la Cartilla Moral.
Así­, dispuestos a todo, en ningún momento bajarán la guardia y por el contrario, mantendrán y recrudecerán la máxima presión.
9 meses, por ejemplo, se tardó el góber para destituir a Jorge Winckler, y todaví­a caí­do, de rodillas, con tres órdenes de aprehensión y otra orden en contra de su Fiscal Anticorrupción, lo siguió inculpando del infierno con tantos asesinatos.
El cerco de Cuitláhuac en contra de los disidentes, sean quienes sean, llámense como se llamen, seguirá “tocando los tambores de guerra”.
Y para eso mismo hay demasiados francotiradores soñando con quedar bien con el patrón polí­tico.
Tan es así­ que bastarí­a resumir la lista de los más connotadores francotiradores, como son los Éric Cisneros, los Zenyazen Escobar, los Juan Javier Gómez Cazarí­n, los Érick Domí­nguez y los Hugo Gutiérrez Maldonado.
Todos, con el acelerador hasta el fondo para mantener la presión en su alto decibel.
Y aun cuando en el camino pudiera darse, o se esté dando, un choque de trenes, la realidad es que solo cabe ganar o perder.
Y para ganar, Cuitláhuac y los suyos tienen todo a su favor.
Nadie en sus 5 sentidos soñarí­a con tumbar de un puntapié el vagón de un ferrocarril. Ni siquiera, vaya, los ilusos y los utópicos.

ES CUITLíHUAC O ES CUITLíHUAC
Las neuronas de Cuitláhuac funcionan así­:
Uno. Vitoreado y levantando la mano por AMLO; el jefe máximo, anda trepado “en los cuernos de la luna”. Es él o él.
Dos. Hijo polí­tico de AMLO, se deja adorar por los suyos y asesta el manotazo de la exclusión en contra de los disidentes.
Tres. Sin ninguna voluntad polí­tica y social para el diálogo y el intercambio de barajitas, pactos y acuerdos, acuerdos dignos, si la oposición ya le declaró la guerra, así­ haya sido, y por lo pronto, un destellito de luz, sus cancerberos están listos para todo.
Cuatro. Guste o disguste, baile salsa o pintarrajee de catrina, es el hombre más poderoso de Veracruz en materia polí­tica. Y gobierna y manda. Y ni modo de compartir el poder con los otros, sus excluidos, la gente incomoda, los polí­ticos sin importancia, la gente menor como asegura el diputado Eric Domí­nguez, presidente de la Comisión de Vigilancia del Congreso, acusado por su homólogo, Magdaleno Rosales, de “moches” para aprobar la Cuenta Pública de los presidentes municipales.
Cinco. Cuitláhuac y los suyos son unos ángeles de la pureza. Y los otros (Maleno, Bernabé, ediles y legisladores de MORENA y el PAN, etcétera), unos apestados.
Seis. El góber de AMLO es un polí­tico letal. Estás conmigo o estás contra mí­. Me obedeces o te excluyo. Eres mí­o o de nadie. Tú me perteneces.
En el fondo de sus neuronas le encanta tocar los tambores de guerra. Es la revelación inesperada del siglo XXI. Atrás del salsero y catrinero, la reencarnación de Cuitláhuac, el penúltimo tlatoani azteca, el estratega que diera la victoria a los mexicas en la Noche Triste del 30 de junio de 1520, pero que solo durara 80 dí­as en el poder porque la viruela lo llevó a la tumba a los 44 años de edad.


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